El área de Cultura acaba de gastar otro de los grandes cartuchos de su ambicioso programa de verano. Si la semana pasada fue el turno de la música bajo el exclusivo padrinazgo de una Pastora Soler absolutamente entregada a la causa, este 27 de julio, le ha tocado -de nuevo- al teatro.

Ojo, porque no ha sido ninguna obra amateur la que Carlos Rontomé se dejó agendada en vísperas de las Fiestas Patronales antes de abandonar el Gobierno; el exconsejero y su equipo consiguieron, en su momento, obtener el 'sí' de una de las actrices españolas que más horas de televisión ha acumulado a lo largo de la última década. Si sigues de cerca los movimientos de la prensa local, sabrás que nos referimos a Cristina Castaño.

La artista que encarna a la célebre Judith Becker en La que se avecina ha presentado en Ceuta una función cuya sola sinopsis logra cautivar hasta a los más reacios al mundo de la representación. Se trata de Clitemnestra, que, además de compartir nombre con la mujer que Homero dibuja como monarca de Micenas dentro de su inmortal obra, también está inspirada en la vida de esta.

En el dossier que Coribante Producciones pone a disposición de la prensa en su página web oficial, su narrador detalla sobre la muestra que "no se la puede calificar o reducir a 'obra de teatro', ya que ello limitaría injustamente su creatividad". Según la compañía, "se trata de un espectáculo que roza la performance de artes diversas: el cante flamenco, el baile, la declamación, el monólogo...".

Por razones obvias, la trama no se ha representado en un teatro romano como sí hizo la organización en su visita a Mérida. No obstante, hay que decir a nuestro favor que las Murallas Reales no son, ni muchísimo menos, un mal escenario para una exhibición del calibre de la que hoy nos ocupa.

Un elenco de cinco actores ha acompañado a Castaño durante los más de sesenta minutos que ha durado el espectáculo. Luego de un hipnótico preludio atravesado por la danza, la propia intérprete se dejaba ver sobre las tablas de la amurallada Plaza de Armas tras una fina cortina de humo.

La acción se centra en todo momento en la que fue reina consorte de la polis griega de Micenas en tiempos de la Ilíada. Desde Coribante, aseguran que "la mitología helénica nos ha trasladado una imagen torticera, contaminada e imprecisa de Clitemnestra, relegándola al papel de villana únicamente por ser mujer y atreverse a hacer lo que solo se les permitía a los hombres". Claro está, el componente feminista juega un papel casi principal dentro de esta encapsulada realidad.

Buena parte de la crítica hace referencia a la conseguida combinación de voz y movimiento. El otro gran aludido es el juego de luces, sin duda, uno de los más definitorios. La tenue iluminación y el nulo fulgor natural de las Murallas durante la noche han resultado, en suma, en una puesta en escena inigualablemente inmersiva. Pese a no ser la mejor opción para las cámaras fotográficas de los periodistas -servidor incluido-, hay que reconocer que el espectador disfruta sobremanera.

Casi sin reparar en que había cruzado el Estrecho y dado el salto a otro continente, Cristina Castaño y su cuadrilla se han desenvuelto sobre el escenario con suma finura y rigor, dejando boquiabiertos a todos cuantos han tenido la suerte de presenciar tan singular función. "¡Dichosos los ojos que te ven!", dice el refranero.