Diez años. Se dice pronto. La Biblioteca Pública Adolfo Suárez está a pocas semanas de cumplir una década de gloriosa vida. Parece que fue ayer, pero no: más de 3.500 días han pasado desde que el centro neurálgico de la cultura caballa abriese sus puertas por vez primera. 3.500 días... Y nadie -ni siquiera el más optimista de los ceutíes- podría haber imaginado allá por 2013 que, tanto tiempo después, el éxito de la iniciativa teledirigida por parte del Ministerio de Cultura y Deporte fuese a ser tan rotundo como lo ha sido hasta el momento (en serio, nadie lo esperaba).
Dos lustros dan para mucho. Tanto como para organizar varios cientos de eventos. Más que a necesidad, la celebración de tan significativa efeméride se prestaba a obligación. A falta de un par de meses para que esos diez años de existencia sean una realidad y no un lejano horizonte en nuestros almanaques, el denominado 'Día Internacional de las Bibliotecas' ha servido de pretexto para celebrar un aniversario que, por su enjundia, pertenece casi por derecho a toda la ciudadanía de Ceuta.
'Tejiendo comunidades', rezaba el eslogan escogido por la Dirección del centro para festejar por todo lo alto una cita que, pese a repetirse religiosamente cada ejercicio, este 2023, ha cobrado especial interés. Pocas veces se ha visto la sala de usos múltiples del complejo tan llena como lo estaba este frío 24 de octubre. El lugar presentaba un lleno más que absoluto; no cabía ni un alfiler. El sobreaforo ha sido tal que ha habido, incluso, quien ha tenido que ingeniárselas para encontrar acomodo. Al final, por fortuna, ha habido sitio para todos.
A ojo de buen cubero (y a falta de datos oficiales), el que escribe estas líneas diría que el monto de asistentes rozaba el centenar. Entre las masas, se atisbaba algún que otro rostro conocido: Juan Vivas, Rafael García, Javier Celaya, Marcos Llago, Mohamed Mustafa... La ocasión lo merecía; de eso, no hay duda. La sensación de merecimiento, de hecho, no ha sido exclusiva de las autoridades: un dilatado elenco de personalidades del mundo de la cultura ha aportado a la ceremonia, precisamente, la necesaria representación cultural que esta merecía. De entre todas ellas, diez han tenido a bien ser parte activa del evento (alguna, de manera totalmente sorpresiva).
La gustosa responsabilidad de abrir abrir la veda ha recaído sobre José Antonio Alarcón, quien no ha tenido pudor alguno en reconocer que "han sido diez años de intenso trabajo bibliotecario". Según el máximo responsable de la Adolfo Suárez, ese mismo trabajo "ha sido posible gracias al esfuerzo de mucha gente", saco en el que entra "el personal de la casa" y las diferentes Administraciones.
Ha habido "mucha gente" implicada, sí, pero la persona que, para Alarcón, ha sido "la más importante para la Biblioteca" es, "por su enorme dedicación y su callada entrega", María Dolores García, gestora del lugar. Sorprendida, García se veía en la inexcusable obligación de salir a escena para recibir un vistoso y reluciente pin honorífico de manos de la consejera de Educación, Cultura, Juventud y Deporte, junto a la que, poco después, protagonizaría un fugaz posado para la prensa. "Esto ha sido a traición", bromeaba la premiada. "Espero que el resto del equipo de la Biblioteca se vea representado en mí", añadía.
A juicio de Alarcón, el gesto para con 'Lola' constituía, sencillamente, "un acto de justicia". Misma consideración aplicaba el presidente del Instituto de Estudios Ceutíes sobre la figura de Carlos Rontomé, a quien, al parecer, también le iba a ser concedido un galardón. Su incomparecencia, no en balde, obligaba a posponer la imposición. "No lo veo por aquí", voceaba el propio Alarcón.
Así como el exconsejero de Educación y Cultura ha sido el gran ausente, Mabel Deu ha sido la gran protagonista (una de ellas, al menos). La que fuera, casualmente, vecina de escaño del actual rector de la UNED en suelo caballa ha copado buena parte de la atención de los presentes de manera casi obligada. El motivo: "Lo mucho que siempre ha significado para la casa". Tras anunciar su propuesta de condecoración, Juan Vivas entregaba a la que fuera vicepresidenta de la Ciudad hasta hace medio año "el único escudo de oro que la Biblioteca ha otorgado hasta el momento". "Si alguien merece este reconocimiento, ese alguien eres tú", defendía Alarcón.
El momento cumbre del evento llegaba a ritmo de guitarra poco después de la ronda de premios. Estefanía Pérez ponía voz a los arpegios de Ismael -el líder de la banda 'The Ticks'- para revivir momentáneamente a Luis López Anglada a través de los versos que este dedicó a Carmen Cárceles Escarcena. "Carmen Rojas, La Marina de Ceuta te está cantando; las barcas de La Almina están con tus pies bailando...", arrancaba la vocalista.
Luego de unos más que agradables minutos musicales, los presentes centraban toda su atención sobre el resto de invitados e intervinientes, a saber: José Manuel Pérez, María Jesús Fuentes, Ramón Galindo, Rocío Valriberas, Fernando Villada... Todos ellos coincidían, sin excepción, en la gran labor desempeñada por la Biblioteca en su noble pretensión de poner en valor la cultura. Finiquitadas las exposiciones, la organización proyectaba un dilatado vídeo resumen sobre que servía -por fin- para poner el broche al acto.