Es uno de los grandes debates de la fotografía: dónde están los límites, hasta dónde puede inmiscuirse el fotógrafo con su objetivo. Una mirada ética que distingue al reportero del 'paparazzi' y que llevan a rajatabla los fotógrafos de naturaleza en general y en concreto en Aves de Ceuta, una asociación local que lleva más de una década dedicados a documentar el paso de las aves por l ciudad autónoma.

“Son fotógrafos comprometidos, la ética es importante para ellos, no todo vale por una fotografía”, les describe Saúl Yubero, del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC), en la presentación de la segunda Jornada de Fotografía de Naturaleza. Suya es,a su juicio, “una de las mejores exposiciones de cualquier temática que se han visto en Ceuta, merecía un sitio permanente”.

Así y todos ellos se consideran “amigos”, “aficionados”, aunque el hecho de estar en activo desde 2006, han atesorado mucha experiencia y conocimientos y sus equipos fotográficos han evolucionado también con ellos, explica Manuel Morales en su ponencia.

Mejor más cerca

“Si una foto no es suficientemente buen es que no estabas suficientemente cerca”, decía Robert Capa. Un acercamiento, precisa Morales, que debe ser físico pero también intelectual, psicológico, científico. “Hay que interesarse por lo que se fotografía”, defiende Manuel Morales, uno de los seis miembros de Aves de Ceuta, “y hay que establecer una relación emocional, algo que es discutible para muchos fotógrafos, pero para nosotros es incuestionable en el medio natural”. Un compromiso que conlleva un código ético que tácitamente consensuado les recuerda que no deben interferir en los animales ni en el medio, borrando sus huellas y recogiendo todo de sus escondites, restableciendo el entorno como lo encontraron; o no usar cebos vivo y medir bien posibles interferencias en el periodo de cría, llegando incluso a retirar un puesto de avistamiento por estar “a cien o doscientos metros” de un nido”.