La marcha procesional que nació en un cabaret

La marcha procesional que nació en un cabaret
Cartel de una actuación de Lola Montes

-El fundador y primer director del Conservatorio Municipal fue el encargado de convertir una canción militar en marcha procesional

-Lola Montes la cantó en Melilla en 1921 donde los legionarios la hicieron suya 


Nadie en el Tercio sabía quién era aquel legionario, tan audaz y temerario que a la Legión se alistó. Nadie sabía su historia, más la Legión suponía que un gran dolor le mordía como un lobo, el corazón… Estos versos que a buen seguro está usted ya tarareando son la banda sonora desde hace más de medio siglo del momento cumbre de la Semana Santa de Ceuta: el Encuentro y su ya inseparable ‘El Novio de la Muerte’. Una canción que es sin duda parte de la cultura caballa, pocos hay que no se la sepan casi entera y que, como todos los mitos, tiene una singular historia. Y es que pocas canciones hay que nacieran como un charlestone y acabaran pasando a la historia como marcha procesional.
 
Una redención a la que Francisco Sánchez, historiador y miembro del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC), pone fecha y escenario: La Semana Santa de 1952 en el Puente de la Almina. Lo hace en la nueva entrada de su blog en el que pone también nombre al autor de la versión, más contenida, más dramática de ‘El Novio de la Muerte’. Fue Ángel García, fundador y director por entonces del Conservatorio Municipal, además de director de la banda de música de la Legión. Él fue el encargado de bajar las pulsaciones a la melodía, más habituada a sonar en cafés y cabarets que entre nazarenos y cofrades. Pero la historia de la canción empieza mucho antes. Desde el nacimiento de la Legión, alrededor de 1920, Millán Astray andaba buscando un himno heroico que se adaptara al paso legionario y ensalzara el arrojo de los soldados, pero todos sus esfuerzos por tener un himno que calara en los tercios hicieron agua y la casualidad quiso que una copla se hiciera con ese honor.

Una copla o cuplé, más bien un charlestone, muy poco castrense y aún menos religioso, pero así y todo, se hizo con el título de himno legionario. “Y no lo es, el himno es otro muy distinto, aquel de legionarios a morir, legionarios a luchar”, subraya Francisco Sánchez que se confiesa como Paco Ibáñez, “a mí la música militar nunca me supo levantar”. El porqué la canción fraguó así entre los ceutíes, que también la hicieron suya es más difícil de responder. “Quizá porque la Legión nació en Ceuta que era muy militar entonces y que la canción, la verdad, es bonita, es muy pegadiza, y te cuenta una historia, es un cuplé, como los del Carnaval, a mi me ponbe los pelos de punta”.

El momento exacto del nacimiento de la canción y las razones por las que la adoptó como propia la Legión no están demasiado claras. Según unas versiones fue el propio Millán Astray el que le echó el ojo a una canción popularizada por Lola Montes. Su letra, dramática, ensalzando a la muerte como una amada, sedujo al militar autor del ‘Viva la Muerte’ que la hizo suya poniéndola eso sí a ritmo de legionario, a 160 pasos por minuto.

Otras versiones apuntan a la muerte en combate del primer legionario, en 1921 . Según las crónicas se trataba del cabo Baltasar Queija de la Vega, quien, según se recuerda, acababa de perder a su amada y rezaba porque una bala le permitiera reunirse con ella lo antes posible. “¡Ojalá la primera bala no tarde mucho y sea para mi corazón, para reunirme pronto con ella”, dice la leyenda que dijo poco antes de morir en el campo de batalla. Una historia que encontró eco en la prensa de la época y llegó a oídos de Fidel Prado, un avispado letrista de cuplés que hizo suya la historia. De la música se encargó Joan Costa Casals y pusieron la canción en manos de Lola Montes que la incluyó en su repertorio, seducida por la dramática historia que narraba. Quiso la casualidad que la cantante saliera de gira por Málaga desde donde saltó a Melilla, invitada para levantar la moral y el ánimo patriótico de las tropas. El resto es historia: la canción caló entre los legionarios que la hicieron suya mutando de cuplé en marcha militar.

Y así, un charlestone de moda en los años 20 saltó del cabaret al patio de armas de la Legión para, treinta años después, gracias al maestro ceutí Ángel García, mutar definitivamente en marcha procesional para acompañar el Encuentro entre el Nazareno y La Esperanza en el Martes Santo de Ceuta. ‘El Novio de la Muerte’.

La marcha procesional que nació en un cabaret


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