María Jesús Fuentes es poeta y ahora también pionera. Será la encargada de reabrir el camino con los cursos y talleres de la Biblioteca, en tiempos de pandemia, en este caso de la mano del Club de Lectura. Con ellos abordará la compleja técnica del microrrelato, un genero literario tan minúsculo como minoritario, que ha ido cogiendo vuelo en los últimos años gracias a las limitaciones de las redes sociales, en especial con los antaño 140 caracteres que permitía Twitter.

Quién mejor que una poeta — o poetisa, Fuentes admite cualquier de las dos palabras, “ambas tienen una enorme carga semántica”— para tratar de desnudar los secretos de esta técnica que tantos lazos en común tiene con la poesía. Y es que el microcuento, el microrrelato o incluso el nanorelato, como usted prefiera llamarlo, es un genero indeterminado de tan pequeño. Poemas de un solo verso. La esencia del cuento, deconstruido, pulido hasta brillar como un diamante. “Muchas veces se relaciona con el cuento, con la prosa, con la estructura de planteamiento, nudo y desenlace de una novela y no es así”, explica María Jesús Fuentes. El microcuento es otra cosa. 

El único rasgo imprescindible es la brevedad, pero el texto debe además evocar, estimular la imaginación del lector. El microrrelato es además un reto: “El escritor no puede describir, pero debe ambientar”. Y todo en un renglón, acaso dos. Escribir para luego “esquilmar, reducir, utilizar elipsis y pulir”, explica, aunque ella, confiesa, no es partidaria tanto de “pulir” el texto como “sentirlo, como en un poema y no tener que pulir”.

El microrrelato, como su hermano mayor el cuento, es un genero con un marcado aroma latinoamericano. Su gran nombre sigue siendo a día de hoy el del hondureño-guatelmateco Augusto Monterroso y su pertinaz dinosaurio, un ejemplo magistral de la capacidad evocadora de un microrrelato en el que parecemos contemplar una historia en un parpadeo, saboreando su esencia sin alcanzar a verla, pero comprendiendo que ese relato llega de muy lejos y no sabemos dónde acabará. Son muchos los escritores que brillaron en este género —Borges y Cortázar, pese a su condición de argentinos prolífico lo cultivaron con maestría, recuerda Fuentes— pero la poetisa prefiere señalar a tres grandes escritoras que trabajaron con brillo el género del cuento y el microcuento: Ana María Matures, Ana María Shua y, una de sus favorita, Julia Ochoa.

El taller de microcuentos se celebrará este jueves, a las 18.00 horas en la Biblioteca Pública de Ceuta y aunque enmarcado en el Club de Lectura, est´abierto al púbico hasta completar el ag¡foro disponible en el salón de usos múltiples. Eso sí, el aforo está severamente recortado para ajustarse alas recomendaciones COVID19