Se llama Víctor del Árbol. Nació en Barcelona un 6 de noviembre de 1968. No es la primera vez que visita Ceuta, pero puede que sí sea la que más ilusión le ha hecho. Como Paco Umbral, ha venido para hablar de su libro. De SUS LIBROS, más bien. No son dos ni tres; son una decena. Su obra, de hecho, abarca casi veinte años de pura prolijidad, cosa más que entendible vista su desmedida pasión por la escritura.

Del Árbol se ha desplazado esta semana hasta la ciudad autónoma por petición expresa de nuestro Club de Lectura. La entidad que agrupa a los caballas más forofos de la literatura ha organizado este 11 de abril en torno a la figura del catalán una charla-coloquio similar a todas esas que acostumbra a orquestar de tanto en tanto.

El escenario elegido por el grupo para dar rienda suelta a la palabra ha sido la Biblioteca Pública Adolfo Suárez. Allí, en la primera planta, en medio de la quietud y el silencio tan propios del ambiente de estudio que se genera a diario en el lugar, Víctor ha acaparado las miradas de una quincena de curiosos en el marco de una incomparable exposición.

Aun siendo su bibliografía todo lo extensa que es, del Árbol ha optado por centrar el tiro en el que, a buen seguro, constituye su libro más conocido y aclamado: Antes de los años terribles. La novela está "ambientada en una historia real": la de un chico al que el autor conoció "en Uganda", donde este pasó "ocho años investigando sobre la guerra civil".

La publicación en cuestión vio la luz por mediación de la editorial Destino en 2017. A pesar de su relativa antigüedad, esta aún puede adquirirse a través de determinados canales. Sin ir más lejos, la Casa del Libro te la manda a tu casa (valga la redundancia) por 19,85 euros.

Cuenta del Árbol que el protagonista de Antes de los años terribles "recorrió a pie todo el continente africano hasta llegar a Barcelona". La obra representa una crítica feroz hacia la figura de los llamados 'niños soldado', chavales que asumen -por obligación- "un rol activo en acciones militares", bien como fuerza combatiente, bien como espías, mensajeros o centinelas.

Según las estimaciones que maneja nuestro hoy entrevistado, en el mundo, "hay más de 500.000 menores de catorce años directamente implicados en conflictos bélicos". "A mí, me parece una verdadera tragedia el hecho de que alguien le arrebate la inocencia a un niño", valoraba el barcelonés.

"¿Qué por qué la gente debería leer mi libro? No deben hacerlo", sentenciaba del Árbol sin titubear. El motivo: "La lectura no debe ser nunca una imposición, sino un ejercicio de libertad". Aquel que, motu proprio, opte por hacer caso omiso al escritor, se dará cuenta de que su calidad está fuera de toda duda. "Son ocho años de estar ahí y de conocer a la gente", insistía el literato.

La última vez que Víctor pisó Ceuta fue en 2016. Antes de eso, también nos visitó en 2012 para presentar otra obra: Respirar por la herida. "Me gusta mucho la ciudad", reconocía desacomplejadamente ante la prensa. El porqué: cree que la Perla del Mediterráneo es "un universo propio".

Cada vez que viene, del Árbol tiene "la sensación de que esta tierra es una posibilidad y, al mismo tiempo, una tragedia". "Posibilidad" por "todo lo que se puede hacer cuando culturas muy diferentes colaboran y se entremezclan"; "tragedia" por ser Ceuta "el reflejo de los conflictos que generan esas culturas cuando se dan la espalda".

A pesar de la imagen distorsionada que se tiene de ella en el resto de España (y de Europa), Víctor tiene claro que "Ceuta no es solo la frontera". "Es historia, es tradición, es mezcla...", incidía el escritor, cuya pasión por la Perla es tal que, hasta la fecha, ha mencionado su nombre "en alguna que otra novela".