HISTORIAS DEL ARTE

El retrato que Zuloaga no acabó por los líos de faldas de Millán Astray

El retrato que Zuloaga no acabó por los líos de faldas de Millán Astray
Zuloaga Millan astray horizontal
Primer plano del retrato inacabado de Millán Astray.

El romance con la sobrina de Ortega y Gasset que obligó al exilio a Millán Astray no fue la única aventura amorosa del mito franquista, al que además de arrojo y bravura se le atribuyen también, como no podía ser de otra forma, dotes de amante sin igual y no pocas conquistas.

Alguna aventura casta, como la hija de un general con el que según las crónicas, mantuvo una “relación fraternal” sin sexo (eso sostiene Togores en ‘Millán Astray Legionario’) y otras casquivanas, como Celia Gámez, la musa erótica del franquismo. “¿Fue amante de Celia Gámez, como se cuenta en los libros?”, preguntaba El Mundo a su hija Peregrina en una reciente entrevista.  "Yo de lo que me acuerdo es de las cajas gigantes de bombones que ella me regalaba", respondía enigmática.

Zuloaga Millan astray verticalUn romance, del que dan fe no pocos historiadores, y que, cuentan las malas lenguas fue el culpable de que el retrato de Zuloaga trabajara cuatro años en él y aún esté inacabado y sin firma. Mientras el general y la vedette se encamaban en un apartamento contiguo al estudio de su amigo Ignacio Zuloaga, éste lo retrataba tomando como modelo a su ayudante, en parte, solo en parte, porque el general no hubiese aguantado las sesiones.

Si era o no Celia Gámez la que compartía lecho con el general más mutilado de Europa, no lo sabemos, lo que sí es cierto, confirma el historiador y cronista de la ciudad, José Luis Gómez Barceló, es que Millán Astray dio órdenes a Zuloaga para que bajo ningún concepto acabara el retrato para que no quedarse sin coartada para citarse con su amante. Una orden que cumplió a rajatabla: cuatro años tardó en acabar lo que hoy podemos ver, cubierto con un cristal para que no se desprenda el carboncillo, aseguran en el Museo de la Legión.

El cuadro, casi acabado pero sin firmar y sin datar, está desde su muerte en 1954 en el Museo de la Legión de Ceuta, al fondo de la galería dedicada a sus dos padres fundadores, Franco y Millán Astray. Pese a no estar firmado y a que es prácticamente desconocido para el gran público, en parte al pasar desapercibido en un museo militar, es probablemente la obra pictórica más valiosa que puede verse en Ceuta y la más popular, en cada acuartelamiento de la Legión hay al menos una reproducción.

Curiosamente, en el Museo de la Legión se conserva un Expediente Personal y un Acta Notarial en la que el propio Millán Astray declara ante notario que el cuadro en que aparece su figura es obra del pintor Ignacio Zuloaga, y los “sufrimientos que le ocasionaron las sesiones al posar para el pintor a causa de sus heridas y mutilaciones”. De Celia Gámez no le dijo nada al notario.

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