A la misma hora que Rosalía salía al escenario del Wizink Center en su segundo bolo en Madrid, en un escenario desnudo, sin músicos, y acompañada solo de sus bailarines y dos pantallas verticales, como si de un directo de TikTok se tratara, al otro lado del país, en Ceuta, Rozalén salía a escena en el Patio de Armas de las Murallas Reales acompañada de 8 músicos y una intérprete de lengua de signos. Una crea tendencias un paso por delante del futuro, rompiendo esquemas con chulería. La otra abraza la poesía y lanza un mensaje al mundo, confiando con humildad en que el poder de la música haga el resto. Dos maneras muy diferentes de entender la música. Ambas, eso sí, plenas de talento pero con dos miradas diametralmente opuestas sobre lo que significa el negocio del espectáculo en el siglo XXI. Y las dos, a su manera, han triunfado.

Rozalén es una cantautora singular, capaz de meterse en el bolsillo al público del Espárrago Rock y de ser jurado en La Voz Kids. El público que este miércoles llenaba los asientos de las Murallas era buena prueba de ello: familias acompañando a sus hijos, pandillas que ya dejaron atrás los cuarenta, matrimonios y jóvenes de toda condición poblaban las sillas. En puerto modo, los asientos fueron la única pega de la actuación de Rozalén. Pocos conciertos ha vivido quien programa en Ceuta para no saber que el público sentado rebaja la emoción a cualquier actuación. Es ponerle bridas a la música, aleja al músico de su público.

La albaceteña salió a escena precedida por sus músicos y la intérprete de lengua de signos, todos al borde escenario en una hermosa reverencia simbólica a su público al final de la primera canción. “Voy a hablar un rato para que se me pasen los nervios”, confesó antes de encarar el tercer tema. Pocas veces, explicó, llegan a una ciudad el día antes del concierto. Ceuta ha sido una de esas excepciones. “Algunos hemos salido en kayac por aquí”, relató entre risas señalando hacia el foso de las Murallas, “y anoche nos pusimos hasta arriba de cuscús”. “Y durante todo el día nos habéis mostrado vuestro cariño, ha habido momentos llenos de magia, quizá por eso estoy nerviosa, porque quiero devolveros ese cariño”.

Y lo hizo con  creces. Sin alharacas. Con la sencillez y la humanidad que la caracterizan llenó las Murallas Reales de corazón y talento para cerrar el ciclo de conciertos ‘Verano en las Murallas’ a la espera de Raphael el 3 de septiembre. Lo siguiente que resta en la programación musical del verano en Ceuta serán las Nancys Rubias y Marta Sánchez en las fiestas patronales. Pero esa es otra historia.