En un local escondido en uno de los callejones de las murallas reales, unas treinta personas ensayan y esperan con un ordenador portátil colocado en lo alto, sobre un altavoz, el fallo del jurado para ver si pasan a semifinales de los carnavales del Teatro Falla de Cádiz. De los presentes, quince integran la comparsa 'Los Lengüetas', que también actuará el domingo en la 'Mejilloná'.

Uno de sus miembros, José Miguel (Josemi) Romero, es autor de muchas de las letras y cuenta que el grupo lleva unido desde el pasado año, cuando sus números eran "más románticos". Sin embargo, el pasado septiembre, cuando se reunieron de nuevo para empezar a preparar el carnaval de 2024, pensaron que era hora de "dar más caña". Y, por eso, por "dar la lengua", se pusieron 'los lengüetas'.

En su repertorio destaca, por ejemplo, un pasodoble sobre el conflicto palestino israelí, "elaborado desde una mirada comparativa con un niño ceutí".

Se pone tierno Romero -que mantiene un increíble parecido físico al personaje de Jeff Bridges en 'El Gran Lebowski'- cuando habla de una de sus composiciones más personales. "He hecho una pieza en primera persona que es sobre mi hija, que juega al fútbol e inconscientemente está derribando un techo de cristal", apostilla.

También cuenta con enorme cariño cómo son sus ensayos y, especialmente, lo que suponen. Ley de vida, arrastran los quince lengüetas sus "preocupaciones personales, laborales y familiares". Pero, entre septiembre y febrero encuentran una vía para canalizarlo. "Sales del trabajo, tarde y vienes aquí todos los días, una hora y media. Te tomas una cerveza, cantas, charlas. Es un tubo de escape y una forma maravillosa de desahogarse".

Lo que no quita para que, una vez concluye el carnaval, necesiten un descanso de verse tanto. "Necesitamos una desconexión porque el trabajo es inmenso. Nos metemos en el 'Patriarca', el centro de desintoxicación carnavalesca, pasa un mes y lo volvemos a echar de menos", bromea Romero.

A la entrada de su local, el pasado jueves (día del fallo del Falla), un grupo de mujeres ocupaban las sillas de la entrada. Charlaban distendidas, con 'outfits' relajados, mientras en la mesa del fondo, justo debajo del ordenador por el que seguirán la decisión del jurado, unos cuantos toman cerveza, aunque también asoma una botella de anís.

Sobre una repisa, un bote de friegasuelos lleno y otro de tomate frito vacío. En el interior de los 15 miembros y sus familias, muchos nervios. No considera Romero que no ser de Cádiz, ni siquiera de Andalucía, les perjudique. "Hay gente de Sevilla que se queja, pero a nosotros no creo que nos afecte. Al contrario, pienso que agradecen, somos un apéndice del carnaval gaditano, hasta con el mismo acento", subraya el representante de la comparsa.

Pasen o no a semifinales (al final no lo hicieron por poco), disfrutarán igual de los días más especiales del año. Les quedará también el humor del cuplé, su crítica social "de izquierdas", que para Romero tiene mucho sentido "viendo que fue la dictadura quien prohibió el carnaval en Cádiz, obligando a hacerlo todo a escondidas". Casi, como en su callejón de las Murallas Reales.