El realismo crudo y contemporáneo es la seña de identidad literaria de la obra de José Ángel Mañas, el escritor que tocó el cielo con su primera novela, ‘Historias del Kronen’ (1994), escrita cuando tenía 23 años. “Sigo en ello”, confirma el propio Mañas, “no he abandonado el realismo”. Aunque ahora su mirada viaja también en el tiempo y su literatura se ha bifurcado. Por un lado “mira de frente al presente” como en su última novela, ’Una vida de bar en bar’ (2021), pero ahora también viaja por un “realismo con retrovisor”. 

“Son vías complementarias”, ha defendido Mañas en la presentación en la Biblioteca de su última novela ‘Fernán González, el hombre que forjó Castilla’, desafiando a la lluvia y al partido de la selección española frente a Japón en el Mundial. Pese al handicap, Mañas logró reunir en la sala de usos múltiples de la Biblioteca Pública Adolfo Suárez a una docena de lectores, ávidos por conocer a uno de los escritores de referencia en los años 90.

Las “turbulencias identitarias” que han explotado en la última década en todo el mundo, también en nuestro país, confiesa Mañas, le empujó a “intentar entender mejor España”. Y qué mejor que a través de los héroes que han forjado su leyenda, que al fin y al cabo son los cimientos de la historia. Primero se fijó en la Conquista de América y en ‘Los Conquistadores de lo Imposible’, después vino Pelayo, y ahora es el turno de un héroe que no conquistó nada, pero sí forjó el germen de un imperio, Castilla: Fernán González. O, según se le nombraba en la época: Fredinandus Guindisalviz, conde de Castilla, Burgos, Álava, Lantarón y Cerezo (931-944 y 945-970). Uno de los héroes ligados al sentimiento patriótico castellano. En el largo gobierno de Fernán González en Castilla, logró la independencia, de facto eso sí, del Condado, estableciendo el carácter hereditario de su gobierno y afirmando las bases del reino de Castilla.