Mal partido. Poco fútbol y más aburrimiento que otra cosa en el Murube este domingo. Sobre el césped se nubló el Atlético de Ceuta en sintonía con el cielo. Aún así, mostró una vez más su cartel de intratable a este lado del Estrecho. Y se sirvió de más oficio, más pegada y mejor, mucho mejor, plantilla, para batir por tres goles a cero a su rival, el CMD San Juan.

Los de Aznalfarache mostraron lo que son, un equipo malo, que pelea por no perder la categoría. Y los atléticos, aún no teniendo su mejor tarde, también dejaron ver que son un aspirante serio al ascenso. Tan serio que hasta no jugando tan bien como otras veces supo amarrar los tres puntos con contundencia.

Madura el equipo de Álvaro Pérez sus partidos en casa como un agricultor su cosecha. Juega al desgaste, incluso cuando como este domingo no le salen las cosas. Presiona, corre, ataca y fuerza al rival, que llega justo a la segunda mitad, momento en el que aparece la velocidad y el mejor físico de los hombres de Pérez para poner patas arriba la balanza y llevarse los tres puntos.

La primera parte fue completamente estéril. Mucha lucha en el medio campo y apenas sí hubo ocasiones. Con todo y con eso, el colegiado le anuló un gol a Randi por fuera de juego. Dudoso. Fue quizás la mejor ocasión del Atlético y casi la única de los primeros 45 minutos. En ese tiempo, Villatoro regaló al público una pared con la espuela vertiginosa con el propio Randy, que el público aplaudió mucho. Merecía la ovación y apunto estuvo de generar mucho peligro, además.

Pero los de Aznalfarache se fueron poniendo colorados y ahí, siempre aparece el físico de Randy, algo justo este domingo. El equipo explota su mejor pulmón y lanza balones largos tras recuperaciones que son inalcanzables para el rival. Ya sea Randy, Pineda o hasta Perita, siempre aparecen como un flecha en la parte de arriba a recoger los pases certeros de Pepe Martínez, Sandro o Villatoro.

Así, a los 8 minutos de la reanudación, Perita adelantó al Atlético tras una contra bien lanzada por la banda derecha. Era el segundo avisó, Randy ya había estado a punta de liarla, pero este domingo a diferencia de otras veces, parecía faltarle un par de kilómetros por hora para sacarle ventaja a su marcador.

Insistió el Atlético a renglón seguido, pero no fue consiste, contó dos amagos de peligro también en balones largos justo tras el gol, y tuvo una muy clara en el 61, de esas que se acaban con una pequeña imprecisión en el penúltimo metro.

Y a partir de ahí, el equipo volvió al gris de la primera mitad, como sabiendo que los de San Juan, no iban a ser capaces de armar ninguna jugada. Apuraron los sevillanos sus opciones, tratando de aprovechar la siesta del Atlético, que por momentos pareció faltarle no más que la manta y el mando a distancia para estar en total consonancia con la tarde.

Tan poco afilado es el San Juan que entraría en la categoría de cuchillo para untar. Pero en el fútbol de estos tiempos no hace falta mucho para dar un susto, incluso para empatar. Así arrimaron el balón al área local un par de veces y forzaron la intervención de Garrido. Poco a poco iban aproximando y en algún momento llegó a parecer que en un despiste podían dar un disgusto. En el 73 lanzaron una falta que pudo haber cambiado la crónica, pero Garrido estuvo bien, y el equipo pareció despertar. Fue como esa publicidad que entra más fuerte de lo normal y hace abrir los ojos.

Se espabilaron los de Pérez y en un plis plas cerraron el juego. Más madera a larga distancia, para que Pineda, ya ausente Randy, explotara sus capacidades. En el 84 marcó el 2-0. El gol fue el síntoma perfecto de la tarde. Casi solo delante del portero necesito rematarle al menos tres veces. Como si estuviera jugando al frontón.

Con el partido ya resuelto por completo, en el minuto 89, Pineda marcó el tercer tanto de la tarde. Esta vez tras una jugada tirada con regla y compás. También tras una recuperación en el medio campo, Perita se la envió al recién entrado Aitor en la izquierda (juega poco el chico, pero siempre deja detalles, buenas sensaciones y peligro). Enfiló hacia el portero y sorteó su salida con una enorme generosidad, como si tuviera un amigo invisible pendiente con Pineda, en lugar de tirar, se la cedió a Pineda que sólo tuvo que empujarla. 3-0 y final.

Tarde floja. Victoria contundente. Eso sí, de los de arriba, todos menos el Algeciras solventaron la jornada con victoria, así que el Atlético sigue donde estaba. Es séptimo, a tres puntos del cuarto clasificado, uno menos de distancia que hace siete días. La próxima semana, nueva oportunidad para estrenar el casillero de victorias a domicilio. El rival se las trae, el Cabecense. De ganar, hagan lo que hagan los demás, adelantará un puesto, el Cabecense es sexto con los mismos puntos 34, que el Atlético.