El Betis B desahucia al Ceuta con ayuda de la autoridad

El Betis B desahucia al Ceuta con ayuda de la autoridad
Guzmán volvió a ser de los mejores del Ceuta
- El árbitro machaca al Ceuta con una ristra de decisiones erróneas que siempre y sin excepción perjudicaron a los locales

- Los de Lobera, que fue expulsado, hicieron un gran partido y fueron superiores al filial bético, con una pegada infinita para los méritos mostrados, pero suficiente para llevarse el duelo por dos a uno


¿Para qué sirve la honra? Es una pregunta eterna que jornada sí, jornada también, se debate sobre un tapiz verde entre 22 hombres. Quizás, para nada. Pero qué bella es como concepto. La Asociación Deportiva Ceuta honró al fútbol este martes ante el Betis B. Y dio la razón a los que creen que la respuesta es para nada.

Como si el ‘karma’ jugara, el Ceuta pagó esta noche de martes su ofensa al fútbol de hace diez días frente al Caravaca . El equipo le dio la vuelta como a un calcetín a la imagen, la puesta en escena, las ganas, el derroche físico, eso que dan en llamar garra, y jugó al fútbol. Jugó bien. Honró su deporte. Honró, más que a ninguna otra cosa, a la fidelidad mostrada por poco más de 300 personas, que ocuparon su asiento en la grada, en una noche más bien fría de marzo, para ver un partido de Segunda División B entre un equipo que afrontaba, hasta hoy, cada duelo como el último recurso para evitar el desahucio, el fin de la temporada, conforme al objetivo marcado al comienzo: jugar la liguilla.

Tanto coraje puso el Ceuta, que la grada, le respondió como nunca antes esta temporada. Los 300 fieles, el núcleo duro de la afición, los que no perdonan un partido ni un martes de marzo a las nueve de la noche con escasas aspiraciones del equipo, le devolvieron el esfuerzo. Presionaron al árbitro como si hubiera 900. Logró el equipo con su juego arrancar palmas al exigente y frío respetable de tribuna. Arrancó hasta ánimos al grito de Ceuta, Ceuta. El equipo logró este martes con su juego convertir el teatro del Murube en una corrala, que casi, casi, pareció un verdadero estadio de fútbol por momentos. Pero su duelo de honor, su entrega, su pasión, no sirvió para nada práctico, para nada material. Cero puntos. Ganó el Betis B. Pero el honorable esfuerzo y despliegue del Ceuta sirve, eso sí, para que el aficionado disfrute un rato. Se lo crea y goce. Y eso de momento no lo puede recortar ningún Gobierno. Por eso es grande el fútbol. Por eso lo honró el Ceuta este martes.

Más aún ahora, de este martes en adelante, cuando al equipo sólo le resta eso, la honra de jugar bien. Ganar más o menos partidos de los próximos ocho envites que restan hasta el final de temporada le servirán a lo sumo, para entrar en la Copa del Rey el próximo año. El Betis B desahució al Ceuta este martes.

El primer significado que reconoce el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua dice que desahuciar es “Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea”. Y el Betis B le quitó este martes al Ceuta toda esperanza de colarse en la liguilla de ascenso. Fin de la lucha.

Y sí, es verdad, desahuciar es también, eso tan de moda de sacar por la fuerza o sin ella a un inquilino de su vivienda. Se ve a diario en todo el país por culpa de la maldita crisis. Hay incluso grupos de personas que se dedican a obstaculizar esos desahucios y a veces lo logran retrasar e impedir. Este martes al Murube fueron unos 300, alguno más, a evitar que el Betis B desahuciara el Ceuta de su sueño de ascender. No lo lograron. La autoridad esta vez fue más fuerte. El árbitro machacó al Ceuta. Vengó a los dos que no cobraron antes que él de forma sobrada. Cabe pensar que tanto error y siempre en la misma dirección no es fruto sólo del azar.

Jugó mejor que el Betis B el equipo de Lobera. Y no era un rival fácil, con la victoria de este martes se pone tercero, a la espera de que jueguen los que ahora van por detrás, sólo le pueden alcanzar el Jaén y el Lucena. Los de Vidakovic saben pegarle a la pelota. La mueven rápida y con precisión. Tienen talento para el fútbol.

Tanto talento tienen, que les bastó con un par de ocasiones, a lo sumo dos o tres más. Por las ocho claras de que dispuso el Ceuta. Cuando la energía de los jugadores aún era máxima se vio un partido vibrante. Con dos equipos presionándose de punta a punta de la cancha. Encimando hasta en el corner contrario. Y jugadas desde atrás bien hiladas sorteando tanta presión.

En esas andaba el Ceuta cuando en el minuto 9 logró robar un balón en la media e hilvanar una buena jugada que acabó con un pase vertical y raso a Fernando que se quedaba sólo delante del portero. Pero ahí apareció por primera vez Enrique Ortiz Blanco, un infame. Pitó él y no su asistente, un fuera de juego de Fernando tan inexistente que el línea no sólo no levantó la bandera sino que le gritó por el pinganillo un sonoro “no, no, no”, un segundo antes de que hiciera sonar el silbato invalidando la jugada. Entre bomberos conviene no pisarse la manguera y justo tras el pitido, el línea, entonces sí, levantó la bandera. Y también al público. De vergüenza.

Pudo haber sido el uno a cero. Pero no lo fue. Antes ya había tirado dos veces a puerta con peligro el equipo caballa. Pero el Betis B también jugaba. Diego Segura y Guzmán son jugadores que cuando están inspirados, como este martes, hacen que merezca la pena ir al fútbol. Se salieron los dos. Entre el minuto 15 y el 30 fueron imparables para la zaga bética. Pero sus acciones no acabaron nunca con claridad. Siempre faltaba el acierto en el último metro. Un mal frecuente esta temporada en el Ceuta.

Y en medio de ese gran juego, apareció el Betis B, en ataque. A base de toque, sin renunciar a la pelota, nunca, por más atrás que estuviera el balón y más peligroso que fuera arriesgarlo. Se plantó el Betis B en el área y demostró la diferencia de calidad. Pozuelo regateó a todos, hasta al portero, Pau Torres y se la dio a Álex Bernal que sólo tuvo que empujarla. Minuto 23. 0-1.

No se vino abajo el Ceuta siguió jugando bien y creando peligro. Tanto que el público demandó en menos de cinco minutos tres penaltis. Al menos dos parecieron más que probables. El primero vino en una jugada en la que Diego Segura encontró el hueco y se la pusieron bien. Ya dentro del área logró pegarle a puerta, pero se cruzó un zaguero bético, pareció que despejó con el brazo, pero el árbitro dio corner. En otro saque de esquina, a continuación, otro defensa bético se tiró al suelo en el primer palo, puso con claridad la mano. No la vio el árbitro, ni tampoco el línea. Escasos minutos después en otra escaramuza en el área, la grada también demandó penalti. También pareció.

Para terminar de agraviar al Ceuta. En la primera parte sacó cuatro tarjetas amarillas a jugadores del Ceuta. Diego Segura, Guzmán y Fernando la vieron por protestar. No titubeó el árbitro en este sentido con los jugadores del Ceuta. No así con los del Betis B, que no vieron el cartón ni cuando fingieron un penalti. Si no lo pitó, y el colegiado estaba encima, era amarilla por teatro. Dio igual. Al que si le sacó la roja directa fue a Lobera, al filo del descanso, también por protestar. No estaba el entrenador especialmente exaltado.

Con este panorama se llegó al descanso y se reanudó el partido. La grada se divertía. Tenía fe en la victoria. El equipo era superior al rival. En la segunda parte el Ceuta acorraló al Betis B. Se jugó el partido en su campo, casi en su totalidad esta segunda parte. Seguía faltando el último pase certero, el tiro colocado a dónde no llegara ni un defensa ni el portero Antonio.

Y en estas en una contra el Betis B remató el duelo. En el 61 marcó Pozuelo. El cero a dos, que parecía muy definitivo. Los fieles, perdieron la fe, comenzaron a abandonar el campo. No les dio tiempo a llegar a la puerta. El rugido de sus correligionarios les alertó de que algo bueno había pasado. Marcó Diego Segura tras un fallo enorme de la zaga en bloque del Betis B, se quedó sólo delante del portero y la mando, esta vez sí, a la red. Minuto 63.

Con el dos uno, el Ceuta siguió insistiendo. Tuvo el empate y la victoria en sus botas. Añete que entró de refresco disparó a bocajarro desde el borde del área pequeña apenas un minuto después del gol de Diego Segura, pero la cazó el portero. Se la encontró. Lo mismo le pasó minutos después a Guzmán. La tuvo German, hasta por dos veces. Diego Segura dispuso de más. Entró Elvis que también tuvo alguna, aunque menos clara. Dio igual. No fue posible.

Todo estaba escrito así. Honra y nada más. Remar para morir en la orilla. El árbitro colaboró también con el desahucio en la segunda parte cuando cortó una jugada que parecía una ocasión clara por una falta del Betis B y ofició como nadie el increíble arte de convertir la ley de la ventaja en la de la desventaja cuando la primera no se aplica. Difícil hacerlo tan mal y siempre en la misma dirección. El línea también levantó la bandera para cortar peligro hacia el final y también se equivocó. Y para rematar expulsión por segunda amarilla Diego Segura.

El Betis B impuso su pegada. Su calidad de filial con aspiraciones al ascenso. Y el árbitro ayudó al desahucio.

Los desahuciados, los de la crisis, suelen llegar a esa situación de manifiesta indignidad por acciones anteriores a ese triste final. La secuencia más común es la de pérdida de empleo seguida de impagos al banco. El Ceuta además de en lo deportivo tontea en ese sentido con el desahucio real. El Gobierno de la Ciudad Autónoma le ha retirado su apoyo. Según la directiva no cumple sus promesas de inyectar euros adicionales a los establecidos en el convenio, que según la responsable, se paga religiosamente . Y mientras no cobra el árbitro, ni tampoco los jugadores, a los que se rumorea, algunos, han empezado a ser desahuciados en la realidad.

Y aún así se entregan con pasión. Salvaron la honra, pero no el desahucio.

El Betis B desahucia al Ceuta con ayuda de la autoridad


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