SIN CONTROL DE TEMPERATURA

Bichos, poca luz, escasa agua caliente y sin conserjería. Así es entrenar en el Campoamor

Bichos, poca luz, escasa agua caliente y sin conserjería. Así es entrenar en el Campoamor
banquillo roto en el campoamor
Estado de uno de los banquillos del polideportivo/ fotografía facilitada por el entrenador.

A pesar de que el Instituto Ceutí de Deportes (ICD) adjudicó a una empresa del grupo Arasti Barca el servicio de conserjería de las instalaciones deportivas de la Ciudad justo antes del estado de alarma, este viernes un equipo federado de baloncesto ha sufrido, lo que denuncian no es la primera vez que pasa, el escaqueo de la trabajadora asignada a ese servicio en el polideportivo Antonio Campoamor. Y con todo no parece que sea el mayor de sus problemas a la luz del relato que hace el entrenador del equipo de lo vivido este viernes. El pésimo estado de la instalación complica sobre manera el ejercicio deportivo. Denuncia bichos en los banquillos semi rotos, de nuevo falta de luz (a pesar de que supone la mitad del precio del ticket) y escasez de agua caliente, entre otras cosas.

En tiempos de pandemia de covid el uso de instalaciones deportivas sigue un estricto protocolo y sólo las están usando clubes, previa notificación de un listado de los jugadores que accederán a la instalación. Por supuesto se hace obligatorio el control de temperatura y los entrenamientos se suceden a puerta cerrada. El ICD tampoco permite el uso del material deportivo propio como conos o balones lo que obliga a los clubes a aportar su propio material, se supone que por no tener capacidad propia de desinfección de dicho material. Pues bien, este es el relato del entrenador de lo vivido esta tarde:

“Cuando yo he llegado a la hora a la que tenía entrenamiento me he encontrado con el grupo que habían entrenado en la hora anterior a mí. Me han comentado los entrenadores que cuando habían ido a entrar nadie les había tomado la temperatura a sus jugadores. Le han preguntado a la trabajadora (la conserje a cargo de la instalación) y ella ha cogido y le ha dado la cajita con el termómetro adentro y todo y directamente: ‘Toma. Tómala tú’. Y se ha quitado del medio”. Y eso mismo, pero sin la cajita es lo que ha vivido en sus carnes instantes después.

Sus jugadores se encontraban esperando para entrar en fila a la puerta del pabellón les ha preguntado qué hacían ahí todavía. Esperaban porque nadie había ido a permitirles la entrada con la toma de temperatura de rigor previa.

“Ella seguía en su despacho y no ha hecho ningún ademán, ni ha mostrado ningún interés, en acercarse. Luego cuando ya han entrado como nadie les había tomado la temperatura y yo tengo mi termómetro porque me lo ha facilitado el club, se la he tomado yo con el mío, ni tan siquiera con el del ICD”, ha explicado este entrenador.

“En ningún momento se ha acercado a mí. Las canastas las hemos bajado nosotros. Y, esto ya es recurrente, se quita del medio. Te pregunta a lo mejor hasta que hora estás tú aquí y se quita del medio hasta prácticamente la hora que tú entrenas. Lo que hace es un ‘check-in’, en plan tú te vas, entra el siguiente, hace un ‘check-in’ y se larga. Yo entrenaba a las siete y a las y media estaba saliendo por la puerta. Estando como estamos con el tema del covid, que todos los niños están en lista quién puede entrar y quién no. Con otros trabajadores del ICD no hemos tenido problemas porque ellos mismos son los que están en la puerta. Pero esto de hoy no es la primera vez que pasa y hace lo que le da la gana. Se ha ido y esta vez no ha dicho ni ahora vengo. Directamente se ha largado a las 7 y media con otra persona, han cerrado la puerta. Y han desaparecido. Yo le había dicho que terminaría sobre las 20.30 y a y cuarto ha aparecido el compañero que estaba con ella. Ella no ha aparecido, el que ha cerrado es el otro supuesto trabajador, la mujer no estaba. La cosa es que yo te digo que estoy hasta las 21 y me voy a y media porque tengo una urgencia o lo que sea, ¿qué pasa? ¿A quién se lo digo?”, se queja este entrenador.

focos rotos campoamor

Deficiencias

Y a esta falta de atención se suman las carencias sempiternas del pabellón.

“Las luces del pabellón, que es algo que se paga, parecía que las habían arreglado, pero ahora otra vez hay un montón de focos que ya están apagados. Si yo pago por algo espero que por lo menos lo tenga”, ha denunciado este técnico. En la fotografía facilitada se puede apreciar que hay 2 focos encendidos y 4 apagados.

Como la luz, también escasea el agua caliente. “Es raro que tengamos agua caliente; y si hay, a lo mejor hay para un equipo, pero si se ducha, el siguiente equipo ya no tiene agua caliente”.

“El techo dicen que lo han arreglado, pero hace un par de semanas llovió y un grupo de la federación tuvo que poner lo cubos. Me parece increíble que en un pabellón cubierto cuando llueve no se pueda entrenar porque se inunda”, prosigue su denuncia este técnico.

Y peor, hay bichos y suciedad acumulada en la instalación, según su relato: “O el tema de los bichos en los banquillos; que a mí ya me ha pasado que no es la primera vez que llego a casa y me tengo que duchar directamente porque me pica todo el cuerpo, los tobillos, por los bichos que hay en los banquillos: hormiguitas, arañas y más. Y a parte la suciedad y la porquería que hay acumulada. Además la máquina que hay para limpiar el suelo está rota. No pueden limpiar la pista, ves en la pista que hay líneas que tienen restos de purpurina de fiestas y cosas así. Que sobre todo cuando hay eventos culturales como la lan party o la carrera de los 300 te quitan el pabellón para otro uso”, ha denunciado.

Madera podrida en los banquillos o riesgo de lesiones por el deterioro de los agujeros en los que se encajan las redes para el vóley, en los que los tapones entre bailan más de la cuenta o se quedan algo salidos. “Ahí un niño mete un pie y se puede dejar el tobillo o la rodilla y puede ser una lesión para toda la vida”, ha advertido este entrenador. “Llega un momento que te cansa y es tantas veces que en estas condiciones no se puede entrenar, porque al final te estás preocupando más por una cosa por otra y te amarga la vida”, ha resumido.

Bichos, poca luz, escasa agua caliente y sin conserjería. Así es entrenar en el Campoamor


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