El Ceuta hinca la rodilla ante un Cádiz que no mereció tanto premio

El Ceuta hinca la rodilla ante un Cádiz que no mereció tanto premio
La afición no respondió en el 'Día del Club' y la grada registró menos asistencia de la habitual

- Elvis debutó y dejó notas de su calidad

- El Cádiz tuvo más fortuna que el Ceuta de cara al gol en un partido que los caballas no merecieron perder, menos por cero a dos


Decía el personaje de Gene Hackman en esa obra maestra del cine que es ‘Sin Perdón’ que en un tiroteo el hombre más peligroso no es el más rápido sino el más tranquilo, el que mayor sangre fría demuestra. Algo de eso hubo este sábado 21 de enero de 2012 en el Murube en el partido entre el Cádiz y la Asociación Deportiva Ceuta. El Cádiz tuvo algo más de temple, mucha más fortuna y algo más de puntería y al final se llevó un premio que no mereció o si lo hizo, desde luego, no fue justo tanto castigo para la Asociación Deportiva Ceuta.

Casi como viene siendo habitual, los locales salieron a verlas venir, a dejar jugar al rival, a que se canse. Y el Cádiz jugó, arrinconó a los de Lobera que vio el partido al lado del banquillo, castigado por sanción. Jugó los primeros 20 minutos mejor el Cádiz, más preciso en los pases, con más paciencia para mover el balón sin preocuparse de si la tenía que echar al portero por no encontrar el hueco para ir arriba. Con más sangre fría. El Ceuta jugaba en cambio rápido, intentando sorprender a la contra, con pases en profundidad cargados de velocidad e imprecisión.

A pesar de ese panorama a penas sí vislumbro el marco defendido por Pau Torres el once gaditano. Sus ataques eran estériles y rara vez acababan con peligro de verdad.

Al Ceuta le faltaba esa sangre fría para una vez arriba atinar con el pase de la muerte y poner el partido a su favor. Imprecisos, acelerados a la hora de tomar la última decisión.

En cambio el once caballa fue poco a poco invirtiendo la tendencia con la que comenzó el encuentro y llegó al final de la primera parte con muy buenas sensaciones. Atacando con franqueza la meta de Aulestia, generando más peligro real que lo que había generado el Cádiz al inicio del encuentro. Incluso la grada llegó a pedir un penalti.

Al descanso se llegó con cero a cero y un juego vistoso. Nada aburrido.

En la reanudación, el Ceuta continuó con el mismo espíritu con el que se fue a la caseta a tomar aire. Nada más salir del vestuario se pudo comer el árbitro un posible penalti a favor de los caballas que hubiera cambiado todo. No lo señaló. Dio igual. Continuó el Ceuta atacando con un muy buen posicionamiento. Con ideas claras arriba. Y ahora a diferencia de la primera parte, muchas de las acciones acababan con tiros buscando la red, que o sacaba la defensa o se desviaban por poco o atajaba el guardameta del Cádiz.

En el minuto 57, Lobera dio entrada al nuevo fichaje blanco. Debutó Elvis en sustitución de Fernando, que sigue sin encontrarse, sin servir de guía arriba al equipo, y al que es más que probable que le espere endurecer el trasero en el banquillo el resto de la temporada habida cuenta de la ovación con la que fue recibido Elvis y cómo le cambió el cara al equipo arriba con su presencia.

Entró Elvis y el Ceuta disfrutó de 20 minutos soberbios. Arrinconó al Cádiz. Generó auténticos peligro y grandes ocasiones de gol. Dos de ellas las remató el propio Elvis, que en diez minutos ya le había ganado la espalda a la defensa más veces que Fernando en los 55 anteriores. Una la cruzó demasiado y salió fuera y la otra se la sacó la zaga amarilla en el último instante.

Si alguien merecía la victoria era la Asociación Deportiva Ceuta, mejor en todos los aspectos que el Cádiz.

Pero el fútbol tiene estas cosas, como en las películas a veces el malo no es tan malo y el bueno no es tan bueno. Hay matices, giros inesperados de la trama y finales injustos. Como en el cine, como en la vida, como en el fútbol... Como esta tarde de sábado en el Murube.

Y así en el minuto 74, Lobera hizo un cambio extraño, sólo justificable en problemas físico de Xapi Arnau que se retiró para dar paso a Alex Hornillo. Al zaguero no le dio tiempo a colocarse bien en el campo, su equipo puso el balón en juego demasiado rápido (otra vez la paciencia, la sangre fría para tomar buenas decisiones) y el Cádiz despejó el balón. Le cayó en la medular al colombiano Ikechi que cogió a la defensa caballa desorganizada. Y ahí sí, ahí Ikechi se mostró como el pistolero más rápido de la clase, puso la directa, o como gusta decir a algunos se subió a la moto y unió a la falta de colocación de la zaga, la fortuna de que le cayera el balón y su velocidad. Se fue directo hacia la portería de Pau Torres, sin que nadie le pudiera ni tan siquiera rozar la matricula. El meta estuvo mal (otro detalle), reculó y reculó en lugar de salir y obligar al delantero a tirar desde más lejos o escorarse a un lado, dando tiempo a la zaga a recuperar. Al final Ikechi lo tuvo fácil, sorteo casi en el área chica a Torres, lo pudo fusilar si quería, era imposible fallar. Gol. Mazazo e injusticia.

El Ceuta hasta ese instante era muy superior al Cádiz todo poderoso, al líder, al llamado al ascenso sí o sí. Pero el fútbol tiene estas cosas.

No se recuperó el Ceuta, que pareció perdido durante los siguientes minutos. Aprovechó entonces el Cádiz para imponer sus tablas, su aura de equipo histórico, de presupuesto y plantel fabricado para el éxito sin paliativos. Había hincado la rodilla el Ceuta en un golpe de infortunio del destino. En una crueldad y sin miramientos el Cádiz hizo su papel de equipo ejecutor.

Tocó con más sangre fría que en todo el rato anterior. No arriesgó el balón. Jugó con la desesperación y la ansiedad de su rival y encontró los huecos que en los 80 minutos anteriores no había aparecido.

Pudo Torres enmendar su error en el gol, salvó otros dos. Francos y claros. Dio igual. La ansiedad y la desesperación se habían apoderado ya de la plantilla del Ceuta y el Cádiz sin un solo problema desde el gol en el minuto 75 aprovechó un corner en el minuto 85 que cabeceó casi sin oposición al fondo de la red Jeison Murillo. Cero a dos.

Tarde cruel de amarga injusticia en el Murube. El Cádiz hizo su papel de héroe al que le sonríe la fortuna. El Ceuta jugó su papel de secundario con aspiraciones a protagonista. Pero al final, como en ‘Sin Perdón’, como en cualquier western, los que no son protagonistas acaban siempre muertos, incluso aunque sean simpáticos y hagan méritos, incluso aunque sea una bala perdida la que acabe con ellos.

Ahí sigue el Cádiz en lo más alto de la tabla, más líder. Ahí sigue el Ceuta en su papel de secundario, cada vez con menos aspiraciones. En mitad de la tabla a ocho puntos del cuarto (el último puesto que da acceso a pelear el ascenso en la liguilla) y a la espera de que mañana juegue todo el grupo. Los ocho puntos de hoy, pueden ser once mañana. Una distancia que muchos en la grada juzgan ya insalvable.

El Ceuta hinca la rodilla ante un Cádiz que no mereció tanto premio


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