Era una tarde como otra cualquiera para haberla vuelto a pifiar y haber dicho adiós al sueño del ascenso. Pero, esta Asociación Deportiva Ceuta tiene instinto de supervivencia y cada vez que ha estado en el alambre ha sacado lo mejor de sí misma para acabar no cayendo. La de Yecla era una tarde a vida o muerte. Menos el San Roque, que había empatado todos los rivales directos, estos es Roquetas, Cádiz y Melilla han ganado sus encuentros, la derrota e incluso el empate habían dejado a los de Goiko tan lejos de los puestos de liguilla que pensar en alcanzarlos sería tener más moral que el Alcoyano.

Y ahí llegó al Ceuta, a su duelo al sol, en un campo pequeño, en el que no crece la hierba en las bandas y no se puede tomar carrera para centrar en los saques de esquina, en el que si el del banquillo estira las piernas puede influir en lo que suceda en el terreno de juego. Un campo de un equipo descendido, aún no matemáticamente, pero sí de forma evidente y en al que la afición sigue acudiendo a meter miedo y pasar calor. Y de ahí salió el Ceuta, aburriendo, y mucho, pero ganando. Esto es: vivo y con opciones a seguir soñando. Cinco minutos más o siete días más, pero un ratito más al fin y al cabo para la ilusión y el sueño.

El partido fue malo, y poco o casi nada hay que contar. A los tres minutos la tuvo el Yeclano, con un juego evidente, centros desde la banda al área con la esperanza de que la defensa del Ceuta, floja todo el torneo, volviera hacer de las suyas. Hoy tuvieron algún que otro fallo, pero no tantos como requiere un equipo como el Yeclano para marcar. Así en el tres la tuvieron, centro desde la banda derecha con comodidad porque Aridane no defiende bien y remate de cabeza en soledad porque los centrales no ajustan las marcas. No fue gol.

En cambio en el minuto 15 en un saque de banda, que en el campo del Yeclano, es casi como un saque de esquina, el balón acabó en el medio del área para que lo controlara Añete de espaldas a la portería, la bajó con la calidad que tiene, se revolvió y la empaló para ponerla en la escuadra. Cero a uno.

El partido estaba para lo de siempre. El Ceuta se contagió pronto del juego del rival y optó por los pelotazos y por suprimir el medio del campo. Así todos son iguales, no hay buenos y malos y cualquiera puede marcar en un jugada en la que el balón rebota mal o da un poco de ventaja al atacante por cuestiones fortuítas. Y en el 28 apunto estuvo un tiro con mucha intención del Yeclano de arruinar el sueño al Ceuta y hacer sonar el despertador. Fock se estiró lo que pudo, lo que le dejó el terreno en mal estado, y el balón por fortuna salió fuera.

Dos minutos después en una contra, Modeste corrió y corrió, es como Forrest Gump, es lo que mejor sabe hacer, y así se plantó solo delante del portero y la metió, a pesar de que no le pegó todo lo bien que debería. Cero a dos.

En realidad ya estaba casi todo el trabajo hecho. Sólo restaba alcanzar el descanso con ese marcador o más amplio para que el Yeclano se relajara y disputara sin disputar el segundo tiempo.

Así pasó. Y en la segunda parte más aburrimiento. Sin juego, a base de pelotazos e imprecisiones transcurrieron los minutos. El árbitro, muy tarjetero sacó diez amarillas y dos rojas, una para Aridane por doble cartulina amarilla y otra, por el mismo motivo para Vilaseca, este ya en el descuento. Aridane lleva tres partidos fuera de casa con expulsión de forma consecutiva. Debe ser un récord.

Pero esta vez, ni el árbitro, ni nadie, truncó el sueño del Ceuta. Había que ganar para seguir en la lucha y se ganó, ahora a cuatro puntos de la liguilla, del tercero y el cuarto (Cádiz y Melilla tienen 57 puntos los dos), y a tres del quinto (San Roque con 56) y aún está el Roquetas sexto con 54 puntos, el Ceuta tiene 53.

Quedan cinco jornadas, cinco finales. Cada partido es a vida o muerte. El próximo duelo en el Murube con el Estepona, otro equipo de la zona baja, pero los costasoleños sí tienen opciones de salvarse y vendrán al Murube, a los doce del mediodía, a defender la categoría con la vida si es preciso.