Escampa en el Murube… Pero la nube sigue ahí

-El Ceuta gana por dos a cero al Lorca

-Manolo Pérez termina de enamorar al Murube con un gol

-El partido estuvo marcado por la expulsión de un jugador del Lorca en el minuto 25

Era un domingo de miedo. Llovía. Arreciaba el temporal. Soplaba por levante y soplaba mucho. Caía agua del cielo, casi a modo de maldición, más que de bendición que es lo que siempre había sido. Era domingo. Tocaba jugar al Lorca en la ciudad autónoma. Tocaba volver a Benigno Sánchez, medalla de la Ciudad, ¡ojo! Por profesional y por buena gente. No hubo choque. Se aplazó. Ahora era martes. Un día soleado, una noche más bien apacible para ser febrero. Apenas mil en el Murube para reconciliar el tiempo con el fútbol y con la clasificación. Venció el Ceuta a un dignísimo Lorca.

Y con el triunfo volvieron las cosas, como cuando escampa un mal día, a la normalidad. Volvió el Ceuta a los puestos de play off, a la posición que ocupaba antes del temporal y de haber tenido que atravesar la tormenta. De tener que jugar tres encuentros con el obstáculo psicológico de verse más abajo en la tabla por tener un encuentro menos.

Superó la prueba, pero la superó a duras penas. Empató con el caravaca, ganó al Jumilla con dos caras (primera parte y segunda) y derrotó este martes, el partido del temporal, al Lorca. Lo hizo con un fútbol tedioso, con un arbitraje, sino casero, cuanto menos amable para los locales y sin despejar ninguna duda.

El Lorca llegaba al Murube hundiéndose en la tabla y en un mar de dudas. No importó, tuvo dos ocasiones para haber puesto en serios problemas a los de Goiko. Salvador Fock. El portero dio una oportunidad para que apareciera el árbitro y expulsara al 23 del Lorca, Jorge Pérez, por doble cartulina amarilla. Con uno más en la cancha y ante un equipo peor dotado al Ceuta se le presentaba otra oportunidad, como la del Jumilla, para solventar todas las dudas, ganar en confianza y generar ilusión impartiendo cátedra en el Murube. El objetivo debería haber sido, no ya ganar, sino cerrar el partido pronto, ganar con contundencia y hacerlo, cum laude, jugando bien. No pasó nada de eso, de nuevo, como ante el Jumilla.

El Ceuta ganó el encuentro. Volvió a los puestos de play off, a la cola, a la cuarta plaza que pierde un Cádiz horrible en las últimas jornadas. Regresó a donde estaba antes de la tormenta. Escampó, pero la nube sigue ahí. La nube son las muchas dudas que deja el equipo en cada encuentro. No acaba de llegar la primavera que prometía Goikoetxea. Es febrero y sigue siendo invierno. A pesar de la victoria en una noche plácida.

El invierno del Ceuta es, además de frío, tedioso. El equipo con uno más que el Lorca, un conjunto menor, fue incapaz de generar ocasiones y atacar con la contundencia merecida la portería rival. Desde la expulsión al final se contaron un centro de Guzmán desde dentro del área grande, un pase de la muerte que acabó en corner. El saque de esquina casi acaba en gol. Esa en el 35 y un gran disparo de Mansilla al que le dejaron progresar hasta el borde del área grande fueron las únicas antes del descanso.

A los nueve minutos de la reanudación llegó el gol. Corría el minuto 54. Guzmán de nuevo ¿quién si no? Por el borde del área grande regateando desde la banda hacia dentro, esta vez no dribló hasta morir, la dio al hueco, pareció que sin saber muy bien para quién, pero en el espacio apareció otro que está siempre, Javi Navarro. Dentro del área, la jugó con criterio hacia atrás, encontró a Dani Castellano (uno de los nuevos), éste su vez la dejó a otro de los fichajes que llegaron para poner fin al invierno, en la frontal, pero dentro del área apareció Manolo Pérez para poner el alma (que faltaba hasta entonces) en una pelota que fue imparable a la red. ¡Gol! Uno a cero.

Dos de los nuevos, junto con Añete y dos que siempre están, Guzmán y Navarro para resolver un encuentro que empezaba a enquistarse a pesar de la ventaja concedida por el árbitro. Faltaba Fock, providencial ya en la primera. Se requirió su presencia de nuevo en el 59 y cantó el presente. A mano cambiada sacó un magnífico disparo de Verdú.

Y el partido cayó en el tedio. La siguiente media hora no pasó nada. Sólo el tiempo. Adornado por el frío y el aburrimiento. La noche se volvió nublada. Gris. Ministerial.

Pasó más entre el 89 y el 93 que en la media hora previa, diríase que en todo el partido.

En el 89 cuando el tedio estaba rolando a desesperanza apareció Guzmán, jugó para Navarro al segundo palo y éste como en el gol la dio atrás a la frontal para Seguro que remató bien, pero con menos fortuna que Manolo Pérez. Corner. En el corner a Mansilla le quedó el balón franco, metió la cabeza, el cuerpo y todo lo que tenía, la pelota fue al larguero y tembló la portería y hasta la grada.

En el 92 Guzmán de nuevo recogió una pelota en el medio campo tras un ataque del Lorca y salió disparado al área rival. Regateó a un defensa y cuando todo el mundo daba por sentado que se atragantaría de balón la pegó impecable y estival desde el vértice del área grande. La pelota se coló por la escuadra, lamiendo la madera como las olas lamen la playa en un día de verano.

Y el Murube recordó por un segundo los días soleados, esos en los que se espera disputar el ascenso. Y la grada se fue a casa pensando en que era verano y no invierno. Puro espejismo. El equipo maquilló con el segundo gol un partido regular tirando a malo. Las victorias alejan la tormenta y acercan el invierno al verano del play off, pero la nube sigue ahí. Rivales de poca entidad que crean demasiados problemas.

Al menos este martes, mientras amainaba el temporal, el equipo fue capaz de no encajar goles, de mejorar el balance defensivo, aunque sigue lento en la vuelta atrás. Lo más positivo además de la victoria es que el equipo parece haber encontrado algo imprescindible para atravesar inviernos y alcanzar primaveras y veranos con play offs, contundencia, efectismo y el camino de la victoria aún cuando se aburre todo el mundo.

Escampa en el Murube… Pero la nube sigue ahí


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad