Una manita para decir adiós
Ismael Maruja en una de las ocasiones que no terminaron en gol

- Aitor por dos veces, Ismael Maruja, Villatoro de penalti y Ernesto marcan los goles de la última victoria del curso del Atlético de Ceuta

- El conjunto de Álvaro Pérez cierra la temporada ajeno a las deudas con una goleada y acaba quinto a sólo dos puntos del Mairena, cuarto y último en lograr el acceso al play off de ascenso


Si alguien ajeno al desarrollo de la temporada hubiera acudido este domingo al Murube hubiera tardado poco tiempo en adivinar el contexto. La relajación del trío arbitral, la sobre deportividad reinante en los dos conjuntos, las gradas más vacías que nunca, todos signos que dibujaban un partido de despedida de un curso, sin nada en juego ya, con todas las balas quemadas.

Aún así no es este Atlético de Ceuta una cuadrilla que se haya caracterizado por ser malqueda con la afición, más bien es justo al revés. Su entrega en casa ha sido máxima y permanente. Su tensión competitiva ante los suyos es la que le ha mantenido en la pelea por la liguilla de ascenso hasta la penúltima jornada. Su cruz ha sido no ser capaz de trasladar esa actitud a los 19 campos del resto del grupo. Hubiera sido suficiente con ganar un par de partidos fuera de casa en la primera vuelta para que el equipo estuviera hoy celebrando el logro de jugarse el ascenso de categoría y hablando de posibles rivales, en lugar de estar pensando en las vacaciones y en qué será del grupo el próximo año.

Para finalizar, sin tensión, pero con competitividad, el Atlético le regaló a los escasos aficionados que acudieron al Murube una manita al San Roque. 5-0. Pudieron ser más, muchos más. La más clara la falló Aitor pasado el minuto 80. Pero hubo más, las cortó también el línea desafortunado hasta tener que ser corregido alguna vez por su jefe.

Ya ganaba el Atlético en el minuto 14 con gol de Ernesto, por uno a cero. Uno de los mejores durante toda la temporada. Ha sujetado al equipo entorno a él como hacía tiempo que no lo hacía nadie en el Murube.

Marcó Aitor, hoy titular, para recompensar su esfuerzo y entrega y sus buenas actuaciones saliendo desde el banquillo para disputar siempre pocos minutos, para dar satisfacción a una grada que siempre que las cosas no iban todo lo bien que se deseaba era al primero que pedía a gritos. El chaval marcó en el 22 a pase de Villatoro que lo hizo todo.

Así, con dos a cero se cerró la primera parte. Era muy superior el Atlético de Ceuta al San Roque que apenas sí inquieto la meta defendida este domingo por Pablo Antón.

La segunda parte fue lo de casi siempre un monólogo del Atlético de Ceuta con Villatoro y Perita de máximos exponentes. Percutieron la banda izquierda hasta deshacer al San Roque y derretirlo como el calor a la mantequilla.

Aún así fue Ismael Maruja el encargado de estirar más el marcador. Jugada de pillo, lo que es, sacaron rápido una falta que le dejó sólo delante del portero y no la falló. Era el minuto 64. De ahí al final. Llegó un penalti, que también forzó Maruja y transformó Villatoro y ya en el 89 un gol de Aitor, su segundo, imposible mejor colofón para la afición.

La grada, escasa de presencia, pero no de calidad, los de este domingo son los irreductibles, los que no fallan nunca y conocen lo que hay. Esta dictó sentencia. Aplaudió a rabiar los dos goles de Aitor, e incluso, cosa extraña en el Murube se le perdonó el clamoroso fallo a puerta vacía tras un pase de Perita que había hecho un carrerón y un jugadón pegado a la cal. A Aitor que la mandó arriba cuando era más fácil meterla se le aplaudió para animarlo tras el fallo. A otros de este mismo equipo y en otras circunstancias el lance les hubiera costado una sonora bronca.

Se quiere Aitor y se siente devoción por Pepe Martínez primero en abandonar el campo. Pareció que eran tan pocos que no merecía la pena ponerse en pie, pero ganas no faltaron. También se llevaron sonora ovación Ernesto e Ismael Maruja. Para aplaudir a toda la plantilla al finalizar el encuentro.

El equipo se ha dejado la piel en casa esta temporada y eso se reconoce. Hay conexión con los de abajo como nunca antes en las últimas temporadas. Son gente de fiar, que se entregan al máximo por el equipo y que se sienten cercanos.

Al final, con la manita se dice adiós a una temporada en la que el Atlético de Ceuta rozó la proeza de meterse en la liguilla, hubiera dado mucha guerra a tenor del rendimiento en casa, donde salvo el Algeciras y el Coria ningún equipo pareció capaz de disputar la hegemonía. Quinto a dos puntos del Mairena, cuarto.

Más allá de los arbitrajes falló la falta de tensión competitiva que ya indicó el mister a mitad de temporada que sufría el equipo al salir fuera. Álvaro Pérez que no estaba este domingo es otro de los máximos responsables del éxito del conjunto.

Lo malo es que la temporada, buena, puede quedar pronto emborronada por lo de siempre, líos en los despachos, guerras con la Federación y con la Ciudad Autónoma que sólo conducirán a la destrucción de lo conseguido. Al olvido del buen fútbol que se ha disfrutado este año en el Murube y en el 54. A los éxitos logrados por gente, en su mayoría, de casa. Si se mantiene el bloque el año próximo tal vez se logre el ascenso. Hay mimbres, pero para el éxito se necesita paz y la situación financiera, la de la Junta Directiva con el extraño papel de José Antonio Muñoz, la fusión de dos clubes de los que sólo uno existe… Todo hace presagiar que lo que viene es tempestad, un puro invierno en julio, con huracanes casi seguro para antes de San Juan. Y una vez más la afición asistirá sobrecogida y en chanclas al temporal del ‘y tú más’. Esperemos equivocarnos y que la semilla termine de germinar y el proyecto eche raíces la próxima temporada para dar buenos frutos. Parece difícil. Y esta opinión se siente ya en la grada.

Una manita para decir adiós


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad