Hay pocas certezas y muchas preguntas sobre cuándo y cómo abrirá la frontera del Tarajal y menos aún de cómo funcionará la aduana comercial, un anuncio que nadie esperaba y sobre el que, de momento, hay muchas expectativas y escasas certezas. 

¿Cuándo abrirá la frontera? No hay una fecha, ni concreta ni aproximada. La delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, admitió una semana antes del encuentro de Pedro Sánchez y Mohamed VI que las obras de reforma del paso fronterizo del Tarajal están lejos de estar terminadas. Tras muchos retrasos en los plazos de ejecución y problemas con las subcontratas y obstáculos de la pandemia, los trabajos han entrado en su recta final y deberían estar listos en junio. Pero solo en lo que respecta a la mejora de las instalaciones. La frontera inteligente será el siguiente paso, que, confiaba Mateos, estaría lista poco después: “Quisiera que estuvieran también en el mes de junio”.

En cualquier caso, la última palabra no la tienen ni España ni Marruecos. Antes habrá que contar con la covid. La pandemia es quien realmente tiene el derecho de veto en este caso. Así lo recordaba el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. La apertura, además, será gradual, han venido insistiendo desde el Gobierno. Y los primeros en cruzar serán los trabajadores transfronterizos que “cumplieron con su deber” de regresar a Marruecos cuando se cerró la frontera, matizó la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos segundos antes de meterse en un charco al confesar que ansiaba el regreso de su muchacha.

¿Cómo será la nueva frontera? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó en el Congreso de los Diputados que se está trabajando en un grupo interministerial para marcar nuevos criterios de entrada y salida. La delegada del Gobierno explicó por su parte que las Delegaciones de Ceuta y Melilla, en colaboración con las FSCE se vienen reuniendo para abordar esos criterios. La frontera se guiará por dos procedimientos de entrada, uno especialmente ideado para los residentes en las provincias de Tetuán y Nador contemplado en la excepción Schengen.

¿Cómo funcionará la aduana comercial? Es la gran incógnita. Ceuta no ha tenido nunca una aduana en el paso fronterizo, una novedad a la que habrá que habituarse y que ha suscitado un sinfín de expectativas pero también de dudas. Lo único claro es que usted no tendrá que pagar por la fruta que compre en el zoco de Castillejos. Eso seguro, zanjan desde Delegación. La aduana comercial no supone pagar aranceles por los tomates que compre en Castillejos o lo que compren los marroquíes en Ceuta. Esas compras estarán reguladas por el régimen de viajeros. Esto es, el régimen aduanero especial que se aplica a los bienes introducidos por los viajeros en sus equipajes personales al entrar y salir de la Unión Europea siempre que dichos bienes se hayan adquirido ocasionalmente, se destinen al uso personal del viajero o de su familia, o que, por su naturaleza o cantidad, no pueda presumirse que sean objeto de una actividad comercial.

¿Volverá el porteo? Esta es de las pocas certezas que rodean al nuevo modelo de frontera entre Ceuta y Marruecos. No, no volverán las dantescas imágenes de mulas humanas cargando enormes fardos a través de la frontera con mercancías que pasan libres de control o arancel alguno. Ni Marruecos desea que regrese lo que considera contrabando y, subrayan desde Delegación, “la aduana comercial es incompatible con el porteo”.