El portavoz del Ejecutivo y titular del área de Economía y Hacienda de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Guillermo Martínez, ha adelantado este viernes que su Consejería prepara un plan para desgranar la deuda que tiene por cobrar el Ayuntamiento y establecer con claridad qué facturas son de “dudoso cobro” con la intención de “darlas de baja”.

Martínez no ha concretado ninguna cantidad de deuda por cobrar que tenga el Ayuntamiento, pero se ha comprometido a agilizar ese plan para saber con exactitud no sólo ya cuánto le deben a la Ciudad, sino que parte de esa deuda parece imposible cobrar.

El anuncio lo ha realizado al hilo del análisis de la resaca plenaria del jueves que abordó entre otras cosas el cierre de las cuentas de la Ciudad Autónoma. Un asunto sobre el también ha hablado Martínez. El consejero ha repasado el dato del superávit de 22 millones de euros. Y así lo ha matizado para aclarar que “no es que la Ciudad tenga disponibles en una cuenta 22 millones de euros”.

Así las cosas, de ese superávit sólo existe un remante liquido en tesorería de 13 millones que se usarán para atender la deuda de facturas sin consignación presupuestaria 7,2 millones, también desglosada durante la sesión plenaria del jueves para dar respuesta a una interpelación de Caballas.

El superávit se debe en parte a una obligación legal, la de consignar todo el montante de las licitaciones públicas aún cuándo estas se alarguen en varios ejercicios contables. De ahí que, tal y como ha explicado Martínez ese dinero se arrastra en las partidas ya que está ya consignado a proyectos que se adjudicaron el pasado año, pero se prolongarán en su ejecución durante 2013.

Lejos de sacar pecho como sí hiciera anteriormente su antecesor, Martínez parece haber entendido el malestar por ejemplo de la plantilla cuando se habla de superávit en las cuentas públicas, pero después se les suprime la extra, por eso ha sido cauteloso a la hora de explicar el dato y ha dejado claro que lo único que significa el dato es que la Ciudad tiene un balance positivo entre los ingresos y los gastos corrientes. Y por tanto, no ha tenido necesidad de acudir a pedir financiación.

Ese dinero se usará para amortizar la deuda pendiente, precisamente por los créditos pedidos con anterioridad.