No cabe duda, bien lo sabe la especialista en derecho financiero y tributario Carmen Morón Pérez, que la sola mención de la integración de Ceuta en la Unión Aduanera produce vértigo en muchos sectores del espectro socioeconómico ceutí. “Nunca queremos dar el paso, parece que tenemos miedo, que vayamos a ver en un precipicio”, compara la profesora de la UGR. Pero, tras estudiarlo detenidamente, no hay por qué tener miedo, concluye. La integración sin perder del todo la singularidad fiscal es posible y además también puede ser reversible.

La clave está en el procedimiento de adaptación que prevé la propia acta de adhesión, mucho más flexible. “Sería factible que una parte de Ceuta quedara integrada e incluso que otra parte fuera zona franca, pero sería importante porque supondría, aparte de una libertad de tránsito comercial hacia la Unión Europea, la posibilidad de entrar en el acuerdo de asociación euro-mediterráneo que lleva aplicándose desde 2012 y sería posible también unirnos y adquirir el estatuto de región ultra-periférica”, baraja. 

Y todo ello sin perder las ventajas fiscales. “Es factible conservar esos privilegios que tenemos reconocidos en normas de derecho originario y que fuese posible esa integración, pero no acudir a esa integración plena, que tiene carácter inflexible, sino vamos integrarnos por esa vía de la adaptación, que permite que además sea reversible. Si llega una situación en la que (la Unión Aduanera) no supone ningún desarrollo económico ni causa ningún efecto positivo siempre se puede volver atrás. De plantearse esa integración las autoridades deberían acudir a esta vía”.

Jurídicamente es posible. Pero, ¿lo es también políticamente? “La iniciativa corresponde a cualquier estado, esa vía de adaptación necesitaría un acuerdo del Consejo Europeo, igual que pasó en Canarias y una consulta, un informe del Parlamento Europeo. Fue factible en Canarias, en Madeira, en Azores… Islas vecinas en las que ha sido posible, por qué no va a serlo en Ceuta y Melilla”, compara. 

Si llega una situación en la que (la Unión Aduanera) no supone ningún desarrollo económico ni causa ningún efecto positivo, siempre se puede volver atrás. De plantearse esa integración las autoridades deberían acudir a esta vía”.

Y la distancia no es un obstáculo. No es necesario cumplir todos los requisitos, subraya Carmen Morón. La Guayana Francesa es un buen ejemplo: la distancia oceánica que la separa de territorio europeo justifica de sobra su carácter de región ultraperiférica, pero con sus más de 80.000 km2, el territorio de ultramar de Francia no cumple en cambio la condición de ser un territorio pequeño, otro de los requisitos para el reconocimiento de la condición ultraperiférica. Ceuta sería el caso contrario. No está a un océano de distancia pero apenas cuenta con 20 km2 de territorio.

Pero, no lance las campanas al vuelo. Eso no supone que los paquetes que compre online le vayan a llegar sin cargos y en 24 horas. “Son dos cosas diferentes, una es integrarnos la UA, que supondría que quedaran todas las entradas de fuera de la UE hacia Ceuta sujetas a esos derechos arancelarios, al IPSI importación y otra es la situación que se produce, lamentable, de la entrada de mercancías y de esas tarifas por encima de la UE que se están devengando en Correos, tarifas que desde nuestro punto de vista son muy altas. Estamos muy por encima de la media europea”. Esto es, como la inmensa mayoría de los ceutíes sospecha, el problema para el envío de paquetería a, o desde, Ceuta no solo está en Aduanas, también está en Correos, ha zanjado Morón en conversación con los periodistas momentos antes de la conferencia organizada por el foro Ceuta Siglo XXI en la Biblioteca Pública.