La foto en la que nunca sale Vivas

La foto en la que nunca sale Vivas
Cartel de las obras de VPO de Loma Colmenar

-Un grupo de parados de la Construcción inician concentraciones frente a las VPO de Loma Colmenar e invitan a Vivas a salir en esa foto “y defender los intereses de los ceutíes”

- Reivindican lo mismo que sus compañeros concentrados frente al Ayuntamiento meses atrás: trabajo para los parados locales

- Acreditan su formación con tarjetas profesionales y Comisiones Obreras pide de nuevo a la Administración que vaya al núcleo del problema y vigile que se cumple con la Ley


La crisis golpea con dureza. Lo hace cada día con la misma naturalidad con la que sale el Sol por el levante. Lleva a padres de familia a situaciones límite que, como este jueves, estallan en concentraciones frente a obras financiadas por el Estado, en concreto por el Ministerio de Fomento, y cuyo personal acaba trabajando para la contrata de la contrata del adjudicatario y, aquí está la cuestión inflamable, por lo general esos afortunados trabajadores vienen de fuera. Los parados ceutíes ya no piden trabajo, exigen justicia; o lo que ellos entienden por justicia. Quieren que los empleos que se generen en Ceuta con dinero público se queden en Ceuta y vayan a parar a los muchos padres de familia que figuran en esa lista de más de 12.000 desempleados con la que ensucia Ceuta su imagen, su economía y ahora, al parecer, también su convivencia o paz social.

Es una repetición. No son pioneros. Aún resuenan los ecos de los tambores que martirizaron a los comerciantes del centro y los funcionarios del Ayuntamiento. El discurso no ha cambiado ni un ápice. Tampoco, claro, el proceder de las Constructoras ni el de la Administración.

“No es que no nos contraten, lo que queremos es que pare esta lacra que tenemos aquí hoy en día en Ceuta, que todas las subcontratas sean de la península, sean de donde sean no son gente de Ceuta residente, ni gente autóctona de Ceuta y traen gente de la península y de Marruecos, mientras todo el mundo estamos aquí parados”, inicia su discurso Mohamed Laarby, erigido en cabecilla de la nueva revuelta. Ya no con el apoyo de Comisiones Obreras, sino con su asunción de postulados. El sindicato si alguna vez dudó sí ha dado un paso al frente.

Laarby se va alterando a medida que se explica con total claridad y rotundidad. Su historia es la de tantos otros: “Me altero porque soy padre de familia y me está teniendo que mantener mi padre, por eso me altero, porque no hay derecho”, asume.

Y se atreve a lanzarle un mensaje al jefe de todo esto: “A Juan Vivas que le gusta tanto hacerse las fotos, que venga aquí a luchar por su pueblo, tanto que dice que son de Ceuta y que defienden Ceuta, que venga aquí a luchar por su pueblo con nosotros, para no permitir esto y que se haga la foto con nosotros”, grita a los cuatro vientos Laarby.

Cualificación

Y de nuevo de fondo el viejo debate, la vieja acusación que martilleó a los parados del sector de la construcción más que ellos a sus tambores durante el año largo que duró su anterior protesta. La falta de cualificación.

“Yo soy gruísta y se lo puedo acreditar ahora mismo”, dice Laarby mientras rebusca en su cartera, nervioso, el carnet que le acredita como profesional. “Este hombre es ferrallista y encofrador”, añade provocando una ola de tarjetas de material muerto que acreditan la profesionalidad de los concentrados. “Hay encofradores, hay oficiales, oficiales de primera y si no hay oficiales, hay peones ¿Por qué me tiene que traer un peón de la península o de Marruecos, teniendo aquí gente parada? Aquí también tenemos padres de familia. Aquí también tenemos que pagar facturas, tenemos que pagar hipotecas”, proclama Laarby.

Y va al grano, al lugar común en el pensamiento de la ciudadanía que ha visto en prensa y en televisión la pléyade de cursos formativos que se han desarrollado en la última década con Fondos Europeos, estatales y locales.

“Que nos engañan con el Plan de Empleo. Nosotros no nos chupamos el dedo. Yo llevo 35 años en esta tierra, nos engañan con el Plan de Empleo y algún cursillo que otro. Si haces cursillos lo que tienes que hacer es enseñarle a la gente. Enseñarles bien y meterlos a trabajar, no ponerles en un cursillo ahí a perder el tiempo: ‘Irse a desayunar y luego irse a su casa’. Y luego dicen que no tenemos cualificación ¿qué cualificación quieren? Yo llevo en la construcción 11 años, y aquí hay gente que lleva 20 y 30 años trabajando ¿qué cualificación quieren esta gente? ¿Qué cualificación quieren?”, repite hasta saciar su indignación.

Ilegalidades

Comisiones Obreras, ahora como antes, ha expuesto el problema a la Delegación del Gobierno, según ha explicado su secretario de Organización, ampliamente vilipendiado tras la anterior protesta de parados de la construcción, Ramón del Valle-Inclán Moreda, hoy, como ayer, a pie de concentración. ¿La respuesta? Un escueto tomo nota. Del Valle-Inclán recorre con exactitud las dos vertientes principales del problema: La política y la laboral.

“La gran hipocresía tanto de este Gobierno actual como del anterior es que publicitaron una serie de obras en la ciudad como generadoras de empleo y a la hora de la verdad no han generado ni un puesto de trabajo”, ataca a la conciencia de los políticos con responsabilidad para tomar cartas en el asunto.

Y sí, coincide con los postulados de la universalización de la lucha obrera. El problema no se reduce para Valle-Inclán a contratar aquí o allá. El problema apunta es que los de aquí no interesan porque los que vienen de fuera aceptan condiciones de trabajo “de semiesclavitud” con las que los de aquí no tragan.

“Prefieren traer trabajadores de fuera en condiciones más precarias. Traes un murciano, con todos mis respetos, y está dispuesto a trabajar 20 horas. ¿Qué hace paseando por la calle Real? Le dicen vas a estar de Sol a Sol en la obra y te llevas 4.000 euros y al tío le interesa porque estaba en Lorca comiéndose las uñas en su casa. Aquí no tiene familia, no tiene arraigo, no tiene nada más que hacer que estar en la obra. Es rentable para la empresa a pesar del coste añadido de su manutención y su alojamiento. Carecen de vida social y familiar. El de aquí exige su día libre y hacer una jornada razonable”, explica el núcleo del problema del Valle-Inclán.

La cuestión es la dudosa legalidad de ese proceder y es ahí donde Comisiones, hoy como ayer, quiere que la Administración Pública haga su trabajo. Ya no sólo por la cuestión política –“Si se comprometieron en la Mesa por la Economía a promover la contratación de parados ceutíes, que no digan ahora que no pueden hacer nada y que las empresas pueden contratar a quién les dé la gana”, recuerda del Valle-Inclán– sino por la legal, “eso es un dumping laboral y ahí es donde la Inspección tiene que hacer su trabajo”, apunta el comisionista.

También cree del Valle-Inclán que no se cumple con la regulación de las subcontratas, con las jornadas y la contratación en general. “A mí como si es ecuatoriano o peruano el trabajador, pero si se imponen perores condiciones y se rebasa la legalidad, que es por ese motivo por el que no quieren contratar trabajadores arraigados en Ceuta, entonces tenemos la obligación de intervenir. La Ley está para cumplirla. En estos casos además la fuerza del trabajador es insignificante. No es verdad que haya falta de cualificación en los trabajadores ceutíes, ni que no tengan disposición para trabajar. El trabajador ceutí tiene unas cuestiones sociales y familiares que le condicionan y el de fuera no, pero porque se permite que se incumpla con la legalidad. Las empresas se amparan en la pasividad de la Administración”, analiza del Valle-Inclán.

La reivindicación, hoy como ayer, sigue siendo por tanto la misma: Que la Administración a través de la Inspección de Trabajo optimice sus esfuerzos para vigilar que la legalidad se cumple en las obras y sancione a quien no lo haga, con eso creen que será suficiente, que a las empresas les dejará de salir rentable tirar de personal foráneo. En igualdad de concisiones el de aquí es más rentable, no hay que pagarle ni manutención ni alojamiento.

Escuela de la Construcción

Y hay aún otra cuestión de fondo: la Escuela Laboral de la Construcción. Ante la excusa de las empresas de la baja cualificación del obrero ceutí se montó con dinero público y con la colaboración y patrocinio de la Fundación Laboral de la Construcción la famosa Escuela de Loma Margarita.

Supuestamente se acabaron las excusas, el personal ya está formado, pero sigue en paro viendo como los que trabajan vienen de fuera. Una realidad más que sumar al argumentarlo de del Valle-Inclán. Todo seguirá igual mientras la Administración, que al final es la que paga las obras como las de la VPO de Loma Colmenar no vigile que en sus inversiones se cumple la legalidad.

“La Escuela Laboral de la Construcción al final no sirvió nada más que para colocar unos cuántos amiguetes del Gobierno. Si aceptamos la excusa de que no hay personal cualificado… Los ha habido y los hay. Es como si tuviéramos una de astronautas y no tuviéramos cohetes. Para que se les forma si se asume que no van a tener empleo los de Ceuta”, sentencia del Valle-Inclán.

Hoy apenas eran una veintena, el lunes prometen superar con amplitud el centenar. Ayer el debate se desvió al ruido de los tambores, esta vez, concentrados en la periferia, a pie de obra, es más que probable que no haya debate alguno. No molestan más que a la obra, a los Policías Nacionales que les toque vigilarlos, y a unos pocos usuarios del Hospital Universitario. Ni tan siquiera los miembros del Gobierno local o de la Delegación se los van a cruzar, tampoco los periodistas de camino a sus redacciones o a la vuelta de alguna comparecencia. Mientras las obras públicas siguen escaseando, pero sigue, el paro sigue creciendo. En otoño habrá foto, seguro, la del Plan de Empleo, que esta vez va a gestionar la Ciudad Autónoma. Vivas puede estar en esa, también está invitado a estar en la del lunes.

La foto en la que nunca sale Vivas


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