TRABAJADORES TRANSFRONTERIZOS

La rentabilidad del caos

La rentabilidad del caos
policia marroquies tarajal
Imagen de recurso.

El caótico funcionamiento de la frontera del Tarajal no es un castigo divino. Que miles de personas vayan y vengan con poco o ningún control, tampoco. Así lo estima el abogado experto en Derecho de Extranjería Javier Casas en su análisis de 'La inmigración fronteriza en Ceuta' publicado en la Revista de Estudios Fronterizos del Estrecho de Gibraltar, en el que concluye que "no ha existido ninguna voluntad política" por estudiar y buscar soluciones para controlar el fenómeno de las "miles de personas que cruzan los puestos fronterizos de las ciudades autónomas con fines muy diversos".

¿Por qué? Según la hipótesis que plantea, porque "es mejor que exista un desorden en cierto modo organizado" con el fin de sostener "un desarrollo comercial sumergido" y de tener "mano de obra que diariamente cruza para prestar sus servicios laborales, en su mayoría ilegal, es decir careciendo de autorización para trabajar, por lo que hay que decir que no existen mecanismos u objetivos de control sobre éste mercado en relación con el trabajo desarrollado por los extranjeros en ésta ciudades".

En el caso de los porteadores, el Gobierno central estima directa y explícitamente que "no realizan ninguna actividad laboral" en territorio español.

"A dicho fenómeno migratorio nuestra legislación solamente ha dedicado dentro de las leyes y reglamentos de ejecución, escuetos apartados bajo las rúbricas de trabajadores fronterizos en principio, y posteriormente transfronterizos", recuerda Casas, que considera que la posibilidad de control "es bien sencilla".

"Entran por un paso fronterizo y con documentación de viaje, es decir su pasaporte, y lo hacen diariamente y a las mismas horas", contextualiza, con lo que a su juicio "con tan solo dar prioridad de paso en las horas laborales a las personas provistas de autorización y retener al resto, teniendo en cuenta que son personas que pasan los puestos a pie, sin duda provocaría una masiva legalización en la medida de lo posible de conformidad con la legislación". 

Para el autor "se trata de un serio asunto a estudiar de forma detenida y seria como tal fenómeno que sin duda alguna cada vez es más importante y numeroso". CCOO comparte esa previsión, que ya constata en "la paulatina desconfiguración del mercado laboral del sector privado provocada por la extensión a todos los sectores productivos de prácticas irregulares y proliferación desmesurada de trabajadores transfronterizos y/o procedentes de la península".

"Lo que comenzó siendo un problema en el sector de la Construcción y en el servicio doméstico", disecciona el Programa de Acción aprobado en el último Congreso Regional de Comisiones, "se ha convertido en una práctica habitual que afecta ya a todos los sectores productivos", con lo que ese 'dumping' laboral "devalúa la negociación colectiva, convirtiendo los convenios en papel mojado, precariza el empleo, reduce salarios y, contribuye muy poderosamente a erradica el sindicalismo de los centros de trabajo".  

Los patrones parecen ser los grandes beneficiados: "La inmensa mayoría de los trabajadores transfronterizos (unos legalizados y otros no) percibe el sindicato como algo absolutamente distante y ajeno. Se acata la voluntad del empresario con una disciplina muy próxima a la sumisión", lamenta el sindicato que lidera Juan Luis Aróstegui, que quiere "buscar fórmulas que permitan organizar sindicalmente a los trabajadores y trabajadoras transfronterizos" porque "no tiene sentido un sindicalismo de clase que excluye de su radio de acción a un porcentaje elevadísimo de la población trabajadora que, es, además, el que peores condiciones de trabajo padece".

La rentabilidad del caos


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad