Han sido tres años de catastróficas desdichas para los puestos de pescado del Mercado Central. Desde que a comienzos de 2020 Marruecos vetara el paso de pescado por la frontera del Tarajal, hasta ayer  27 de enero de 2023 que se realizaron las primeras pruebas de la aduana comercial, los pescaderos de la plaza ceutí han estado boqueando como pez fuera del agua. Pero han sobrevivido. Han sido tres años muy duros, con el precio del producto al doble de lo acostumbrado a este lado del Estrecho. Pero ahora, por fin, parecen ver la luz al final del túnel. Aunque tendrán que esperar un poco más. La apertura de aduana comercial estaba prevista para el pasado 25 de enero pero la apertura se demoraría hasta “después” de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos del próximo 1 de febrero en Rabat. 

La vuelta del pescado de Marruecos es, de momento, una de las pocas certezas de lo que traerá la aduana comercial. Una esperada noticia que rebajará el precio del pescado “entre un 40 y un 50%”, augura Abdelkader. Él es uno de los dos mayoristas ceutíes y regenta el puesto número 4 de la sección de pescadería del Mercado Central, siempre uno de los más concurridos. Ataviado con su habitual gorra de la Selección Española de Fútbol atiende a Ceuta al Día con optimismo. Él, como su clientela, esperan ansiosos que la aduana comience a funcionar. Se acabó traer el pescado de la Península. No habrá que marear la mercancía de Tánger  al Algeciras y vuelta a Ceuta. No habrá que descargar camiones en Málaga o incluso en Murcia con el aumento de precio que ello conlleva. ¿Cuándo se ha visto en Ceuta calamares a 20 euros, como mucho 10 ó 12 euros”, resume. Con la aduana, por fin, el Mercado de Ceuta volverá a ser el que era. O eso esperan.

"¿Cuándo se ha vendido el boquerón a 8 euros en Ceuta? Como mucho 4. Pero claro, media hora de viaje no es lo mismo que 24 horas hasta que llega el pescado a Ceuta, como ahora”

Pero, de momento, tendrán que seguir esperando. Abdelkader estaba citado este pasado 25 de enero en Delegación. Era, se suponía, la fecha elegida para la apertura de la aduana comercial. Pero se ha postergado a después de la RAN del próximo 1 de febrero. “Esto ya no podía seguir esperando, los precios están disparados, no podemos competir con la Península. Es que no sabes la vuelta que da ahora el pescado. Es el triple de trabajo y el triple de gasto y eso lo paga también el consumidor. Un kilo de boquerones está a 8 euros. ¿Cuándo se ha vendido el boquerón a ese precio en Ceuta? Como mucho 4 euros. Pero claro, media hora de viaje no es lo mismo que 24 horas hasta que llega el pescado a Ceuta, como ahora”. La aduana del Tarajal supondrá además una sustanciosa rebaja con lo que se paga ahora entre impuestos y transporte.  “Un palé desde Algeciras son 130 euros, mas el IPSI: 150 euros. Y aquí voy a pagar 20 ó 30 euros. Ahí está la diferencia”, explica Abdelkader. “Y el pescado fresco”, añade. 

En uno de los puestos contiguos, un pescadero que prefiere no revelar su nombre —“que luego hay gente a la que siente mejor y le sienta peor lo que dices”— no es tan optimista en cuanto al precio del pescado. “No creo que baje un 50% como dicen, pero bajará”, calcula. “Creo que bajará entre dos y cuatro euros por kilo, depende del tipo de pescado, pero un lenguado que vale ahora 18 euros no va a quedarse en 9. Puede quedarse en 12 o 14 euros, depende. Pero eso que dicen que bajará un 50% no es real. El pescado no tiene un precio fijo, fluctúa. Hoy vale 10 y mañana puede costar 8 ó 12. Todo depende de la cantidad que entre, si hay temporal no hay pescado y el precio sube. Y el gasoil ha subido en todo el mundo, no solo en España”, argumenta. En cualquier caso es una gran noticia: “Habrá más cantidad de pescado, más variedad y mucho más fresco y más barato, se supone. Para nosotros es una ventaja, sin duda. Vendrá otra vez más gente al mercado”. 

Eso que dicen que bajará un 50% no es real. El pescado no tiene un precio fijo, fluctúa. Hoy vale 10 y mañana puede costar 8 ó 12. Todo depende de la cantidad que entre

La clave estará, sobre todo, en la calidad. El pescado será más fresco y entrará en mayor cantidad. “Sí bajará a la mitad el precio si tienes en cuenta que el pescado va ser mejor, más fresco y a mejor precio”, cree Alejandro, que es también indisimuladamente optimista. “Es maravilloso”. “El pescado va a ser de mucha mayor calidad, fresco-fresco, de un día. Aunque tampoco va a ser muy muy barato, que la aduana tiene sus gastos. Pero si le bajas dos o tres euros al pescado y le subes la calidad ya está bajando a la mitad. Si te llevas salmonetes blancos, que no saben a nada o te llevas unos (de Marruecos) que te aguantan tres días en la nevera y sigue estando igual de bueno que el primer día y te ha costado dos euros menos , en realidad te está bajando un 40%”, argumenta.

El otro quid de la cuestión, subraya Alejandro, estará en la variedad del producto: “Van a entrar más tipos de pescado del que suele entrar, ahora entra muy poco bonito, por ejemplo, y otros pescados raros que no suelen venir o entra poca cantidad”, apunta. Abdelkader coincide con él. Esa va a ser la otra gran noticia: “Marruecos tiene de todo, llevo 40 años en este negocio, bogavantes, carabineros, langostinos, cigalas… de todo. Increíble. Y el precio será un 40 o 50%”, insiste.

"Si te llevas salmonetes blancos, que no saben a nada o te llevas unos (de Marruecos) que te aguantan tres días en la nevera y sigue estando igual de bueno que el primer día y te ha costado dos euros menos , en realidad te está bajando un 40%”

Lo único que creen que no cambiará mucho, baraja Alejandro, serán los controles. Eran estrictos antes y ahora, si cabe, lo serán un poco más. “Ahora se han puesto más estrictos, pero todavía no sabemos lo que van a pedir, pero sí escucho que exigen más cosas de las que exigían antes. Siempre ha habido controles sanitarios, ahora lo que están pidiendo son certificados de origen, que antes no se pedía, por ejemplo”, explica, “pero controles ha habido siempre, no como dicen por ahí, y hay un veterinario bastante estricto”.

Su trabajo, por lo demás, no cambiará mucho. Solo confían en que la clientela vuelva como antaño y llene de nuevo los pasillos de la pescadería y el Mercado Central vuelva a ser el que era hasta 2019.