Los socialistas apuestan por los microcréditos para el autoempleo en colectivos desfavorecidos


Los socialistas apuestan por los microcréditos para el autoempleo en colectivos desfavorecidos

- Plantearán al Pleno una línea de préstamos “sin requerir aval ni garantía alguna, concediéndose bajo la tutela de la Ciudad Autónoma de Ceuta”

- Proponen que los beneficiarios sean mayores de 45 años preferentemente, parados de larga duración, personas con discapacidad, mujeres vulnerables, hogares monoparentales y jóvenes

El Grupo Parlamentario Socialista instará al Gobierno local, en el próximo Pleno de la Asamblea, a que establezca los mecanismos adecuados para incluir los microcréditos solidarios como un instrumento destinado a financiar proyectos de autoempleo promovidos para personas que sufren exclusión financiera, simplemente a través de garantías personales o el apoyo al proyecto, sin requerir aval ni garantía alguna, concediéndose bajo la tutela de la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Además, los socialistas quieren que el Ejecutivo del Partido Popular estudie la posibilidad de incluir dichos microcréditos en el Plan de Empleo 2017, para su aplicación como medida encaminada directamente al autoempleo y al emprendimiento de colectivos desfavorecidos.

En este sentido, desde el GPS establecen que los microcréditos solidarios se concederán a los colectivos más desfavorecidos y vulnerables en riesgo de exclusión social y económica, y con dificultades de inserción laboral, siendo sus potenciales beneficiarios personas desempleadas mayores de 45 años preferentemente, parados de larga duración, personas con discapacidad, mujeres vulnerables, hogares monoparentales y jóvenes.

Desde el grupo parlamentario han explicado que la singular situación socioeconómica de Ceuta está favoreciendo determinados cambios que suponen la aparición de nuevos desequilibrios sociales. En este sentido, cada vez, aparecen más personas que, con perfiles muy distintos a los habituales hasta ahora, están llegando a situaciones de vulnerabilidad y exclusión social y laboral, tal y como sucede con el colectivo de personas desempleadas mayores de 45 años, y otros grupos desfavorecidos como son los parados de larga duración, las personas con discapacidad, las mujeres vulnerables, los hogares monoparentales y los jóvenes.

Los microcréditos son pequeños préstamos que se conceden a las personas con un reducido nivel de recursos económicos, es decir, a aquellas que carecen de las garantías suficientes para acceder al sistema bancario tradicional, pero que tienen capacidad emprendedora, por lo que también se les denominan “emprendedores pobres o pobres emprendedores”.

Estas operaciones de préstamo de pequeña cantidad suelen ir dirigidas a financiar proyectos de autoempleo promovidos para personas que sufren exclusión financiera, y tuvieron su origen en los años sesenta de la mano de Muhammad Yunnus (a través de la Fundación del banco Grameen, en el año 1976, en Bangladesh), conocido como el “banquero de los pobres”, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en el año 2006 y con el Premio Convivencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta en su VIII edición. A estas operaciones se las denominaba “microcréditos sociales”, y su utilización estuvo vinculada a los países en vías de desarrollo y la lucha contra la pobreza.

En los países más desarrollados, los microcréditos facilitan a los colectivos en riesgo de exclusión el acceso al mercado laboral mediante la fórmula de cuenta propia o autoempleo, aportando simplemente garantías personales o el apoyo al proyecto, sin necesidad de aval. Además, tanto el importe de los microcréditos como los plazos para su devolución se adaptan a las condiciones socioeconómicas del país.

La concesión de este tipo de financiación está basada en la confianza, tanto en la propia persona y en su capacidad emprendedora, como en la viabilidad económica del proyecto empresarial. Estos préstamos no requieren aval ni garantía alguna, y se conceden bajo la tutela de distintas Entidades Sociales.

Los recursos económicos así obtenidos por los beneficiarios han de destinarse a la puesta en marcha de pequeñas empresas, generándose, por tanto, autoempleo.

Por regla general, puede ser beneficiaria cualquier persona que, con el objetivo de desarrollar un proyecto empresarial de autoempleo, tenga dificultades para acceder a los créditos habituales del sistema financiero.

La Comisión Europea ya señaló la importancia del papel de los microcréditos al considerar que se han convertido en una herramienta válida para luchar contra la pobreza en Europa, e impulsar el sistema de prestaciones sociales a las personas en paro mediante la promoción del autoempleo.

La regulación de los microcréditos en España se inscribe en el artículo 28 de la Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo, como “dotaciones presupuestarias destinadas a la mejora de las condiciones de vida de colectivos vulnerables y a la ejecución de proyectos de desarrollo social básico”.

En España, los primeros microcréditos se empezaron a conceder por entidades financieras en el año 2001, por la Caixa de Catalunya, y desde entonces han contribuido eficazmente a la creación de nuevos puestos de trabajo. Así, las personas beneficiarias encontraron en el autoempleo una vía para mejorar sus condiciones de vida. Posteriormente, los movimientos de fusiones y absorciones de entidades financieras dejaron sin efecto a algunos de los programas de microcréditos existentes.

La Administración Pública, en 2008, y en colaboración con el Fondo de Inversiones Europeo, puso en marcha un programa de microcréditos, para mujeres Emprendedoras y Empresarias, promovido por los Ministerios de Igualdad, y de Industria, Turismo y Comercio, dirigido a aquellas mujeres que iniciaban una nueva actividad empresarial.

Los socialistas apuestan por los microcréditos para el autoempleo en colectivos desfavorecidos


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