PROS Y CONTRAS DE LA ENTRADA

¿A la Unión Aduanera sin plátanos ni tomates?

¿A la Unión Aduanera sin plátanos ni tomates?
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Canarias dio el paso de entrar en la Unión Aduanera para dar salida a su producción agrícola. (Foto: eltime.es)

Los Gobiernos de Ceuta y Melilla han decidido activar la entrada de las ciudades autónomas en la Unión Aduanera, un tema que como los ojos del Guadiana aflora en las portadas de los medios de comunicación locales al menos desde hace diez años. El 10 de enero de 2008, Ignacio Cembrero escribió en ‘El País’: “Ceuta ha iniciado la andadura para solicitar su ingreso en la unión aduanera y cambiar así de modelo económico, afianzar su estatuto ante Rabat y tratar de convertir su frontera en una aduana comercial entre la Unión Europea y Marruecos. Lo hará coordinándose con Melilla. La iniciativa ceutí, que deberá tramitar el Gobierno en Bruselas, acarreará nuevas tensiones con Marruecos porque fortalece no sólo el carácter español sino el europeo de una ciudad que Rabat considera ‘ocupada".

El 1 de diciembre de ese mismo año, el mismo diario anunció: “Ceuta y Melilla solicitarán Gobierno el año próximo [en 2009] el fin de su régimen económico y fiscal especial, cuyo origen se remonta a hace 145 años, y su incorporación a la unión aduanera europea de la que quisieron quedar excluidas cuando en 1986 […] La adhesión a éste área de libre comercio, cuyos miembros armonizan su política comercial y establecen un arancel común, reforzará el status europeo de ambas ciudades reivindicadas por Marruecos lo que puede provocar tensiones con Rabat. A Ceuta le dará pie además para pedir que la frontera con su vecino tenga carácter comercial -la de Melilla sí lo tiene- para poder importar y exportar legalmente a través de ella”.

Una década después, vuelta al mismo punto con una precisión: nada de “el fin” del REF sino todo lo contrario; solo conservándolo. De un ''lo tuyo es mío y lo mío es mío' despegan ahora como condición inexcusable para aterrizar Ceuta y Melilla. El de la entrada en la Unión Aduanera no es un tema fácilmente digerible aunque el presidente Vivas lleva toda la semana poniendo de relieve su trascendencia para el futuro de la ciudad.

Más allá de su repercusión en el plano político e institucional para ser “más Europa”, sobre el papel, a expensas de lo que España pueda negociar con las instituciones comunitarias, la entrada conllevaría, según las fuentes especializadas consultadas por Ceutaldia.com, el fin de la consideración de puerto franco y la equiparación fiscal.

Esto es, las mercancías importadas de terceros países (aproximadamente el 20% de las que llegan a Ceuta) empezarían a pagar aranceles como cuando llegan a cualquier otro punto de la UE y los impuestos deberían equipararse. Ahí entra la capacidad negociadora, en conseguir excepciones o moratorias para lo primero y algo así como el IGIC, el IPSI canario, con tipos a medio camino entre el IVA y la imposición indirecta local, que no pasa del 10%.

Presumiblemente, poco o mucho, el coste de la vida en la ciudad se encarecerá, aunque a cambio terminaría de una vez la tortura que sufren los ceutíes con los envíos postales en forma de retrasos, sobrecostes y paseos.

Las fuentes consultadas por Ceutaldia.com cuestionan la hipotética repercusión cuasi milagrosa de la entrada en la Unión Aduanera sobre la relación con Marruecos. Primero porque Ceuta, desde el punto de vista español, ya tiene aduana comercial en el Tarajal desde hace más de medio siglo pero mientras el Reino alauita no la reconozca es como no tener nada. No parece que la posición del país vecino vaya, de repente, a girar 180º con respecto a la ciudad.

El ‘comercio atípico’, llámese como fuera, tiene su ventaja competitiva precisamente en ser una forma de contrabando, en regatear el pago de aranceles. “¿Por qué iban a salir más mercancías desde Ceuta hacia el país vecino de forma regular en lugar de entrar por Tánger-Med, con la inversión que han hecho allí, en igualdad de condiciones arancelarias?”, se pregunta fuentes que llevan años estudiando el tema. “¿Por qué va a permitir que la ciudad sea la plataforma logística para el norte del país magrebí?”. “Seguramente el comercio transfronterizo buscaría nuevas formas para subsistir eludiendo el pago de impuestos” pero la ventaja competitiva en precios de los productos sería menor con aranceles europeos, más imposición indirecta y mucho más control de las importaciones.

Mirando hacia el norte, la incorporación a la Unión Aduanera puede ser, según estima el Gobierno de Ceuta, un “oportunidad” para “abrir la puerta” a bienes y servicios de la ciudad al otro lado del Estrecho. La pregunta es a cuáles. De momento no hay respuesta. El fiasco de las Reglas de Origen dejó en la cuneta un intento con productos lácteos.

“Canarias se decidió a entrar en la Unión Aduanera para poder llevar al territorio comunitario sus plátanos y sus tomates, un elemento capital de su actividad económica, ya que al turismo le da igual que seas parte o no de ese espacio común, pero en Ceuta no hay ni agricultura ni industria”, se compara la situación de la ciudad autónoma con la del archipiélago.

Ahí se encuentro otro punto central del asunto. En negociar un marco ventajoso para que ciertos productos que pasen por Ceuta y alcancen aquí cierto grado de transformación, lleguen a Europa con un grado de ventaja competitiva, aunque se imponga un techo que evite que se distorsione el mercado comunitario.

¿A la Unión Aduanera sin plátanos ni tomates?


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