CRÓNICA

Una noche para la eternidad

Una noche para la eternidad
PP (3 de 3)
Javier Guerrero, Juan Vivas y Yolanda Bel.

El suspense se alargó tres horas. Tres horas de intriga, esperanza o angustia según a quien preguntaras. Tres horas eternas. En el PP se veían ya con el agua al cuello, con “datos poco halagüeños”. Los populares barajaban cifras que les volvían a situar como tercera fuerza y las primeras noticias del escrutinio de las Elecciones Europeas apuntaban a que el PSOE se estaba llevando al gato al agua “y también VOX”, añadían tragando saliva en la sede de Ainara. Impresión que confirmaban desde el PSOE, que aseguraban que estaban “arrasando en algunas mesas”.

En el PP se veían ya con el agua al cuello, con “datos poco halagüeños”.

La noche electoral no acaba sino de empezar como quien dice, son en realidad casi las diez de la noche, hora a la que normalmente el pescado o está vendido por completo o casi. Pero no hay ni un dato que llevarse a la boca. Cosas de la doble cita, Europeas y Municipales. En el PSOE se respira silencio, pero buen rollo. Intuyen que les va a ir bien, como lo vienen intuyendo los últimos días de campaña. Han hecho sus deberes y, aunque no hay nada más incierto que una urna cuando se vuelca, parecen optimistas. La coordinadora de campaña, Cristina Pérez, accede a hacer una pequeña valoración, entre para entretenerse ella y entretener a los medios y la ciudadanía que mira expectante las pantallas para saber qué ha votado. Cautela, pero optimismo. Corre el 4 por ciento escrutado y el PSOE va en cabeza, pero los votos se cuentan sólo por centenares y el dato es pura anécdota.

A la sede del PSOE comienzan a llegar los primeros representantes del partido. Pérez deja claro que ni con los resultados de los interventores se atreve a lanzar las campanas al vuelo a pesar de que de la sede del PP llega un veredicto, el “PSOE nos ha barrido en las europeas”.

Psoe Juan Gutiérrez Mauel HernándezCon los primeros representantes llega cierta alegría contenida, el partido ha aguantado el tipo en un colegio tradicionalmente adverso, el Miguel Hernández. Allí, puro centro, ha ganado el PP, VOX ha sido segundo, pero el PSOE ha aguantado en tercera posición sin dejarse una distancia insalvable. Y hay risas: “Algunos han votado por error a VOLT en las Europeas. La papeleta y el nombre se parecen a la de VOX”, explica una representante socialista que acto seguido se sumerge en la pantalla del teléfono como un buceador profesional. El dedo actualiza que te actualiza frenético. Poco a poco avanza el escrutinio.

“Algunos han votado por error a VOLT en las Europeas. La papeleta y el nombre se parecen a la de VOX”

Mientras, el recuerdo de la noche del 28 de abril recorría la sede del PP como un escalofrío. Quizá por ello, esta vez el catering era más modesto, con más dulce y más refrescos, por si había que pasar el mal trago. Pero pasado el 13 por ciento la situación dio un giro. El PP despuntaba y PSOE y VOX parecían enredados ya en una pelea por el segundo puesto. Ciudadanos asomaba con un escaño. Y lo más sorprendente: ni rastro de las formaciones localistas. Ni Caballas ni MDyC. Era todavía pronto, pero también era significativo.

Y las caras comenzaron a cambiar. Los rostros serios de la docena de militantes que hacían guardia en la sede, circunspectos hasta entonces, se destensaron, liberando tensiones con tímidos aplausos ante los resultados que mostraba el televisor, sintonizado durante toda la noche en RTVCE. Pero no más.

En el Café Restaurante Portuario apenas sí hay gente a las 22.30 horas. Allí vela la noche electoral, el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Fatima Hamed. Allí, su número 4, Álvaro Guzmán, atiende a los medios sin perder la sonrisa a pesar del ambiente generalizado de desánimo. Él parece no sucumbir a la tristeza que va inundándolo todo con cada actualización del escrutinio. Avanza la noche, avanza el recuento y el MDyC baja del optimismo desaforado con el que arrancó la campaña: “Nosotros salimos a ganar”, repitió incansable su líderesa, Fatima Hamed, una y otra vez. La expectativa era la de alcanzar los 6, incluso los 7 escaños. El uno cae frío como el invierno en el Muro de Juego Tronos. Nadie entiende nada, aunque se mira con envidia al PSOE.

Peor está la cosa a las once de la noche en Caballas. Allí, su responsable de campaña, Muad Ayadi, se presta a hacer cuántas valoraciones hacen falta, pero avisa, Mohamed Ali no saldrá hasta que esté el último voto contado.

En Caballas se mira el 5 por ciento como un verdadero cuchillo que amenaza con rebanar la cabeza

Dentro, en el habitual cuarto que existe en todas las sedes para seguir los resultados en intimidad, abundan las cabezas gachas, todas miran el móvil con ojos llenos de tristeza. Son una canción de Los Secretos, apenas hay ruido y ninguna expectativa de que el avance del escrutinio dé alguna alegría. Se mira el 5 por ciento como un verdadero cuchillo que amenaza con rebanar la cabeza de un proyecto que nació hace ya 9 años con ilusión por construir una Ceuta que fuera capaz de entenderse en el progresismo superando las culturas y el voto étnico y que por momentos esta noche electoral ha estado a punto de no entrar en la Asamblea. Aquí, ni contando el chascarrillo de los votos de VOLT por los de VOX se ríe nadie.

Al otro lado de la ciudad, en la sala de operaciones del PP, Yolanda Bel y Mabel Deu, junto a un puñado de miembros de la ejecutiva recopilan datos a la espera de Vivas, que aparecería pasadas las diez de la noche. Hoy tocaba chaqueta beige. “Todavía es pronto, todavía es pronto”, se limitó a decir a los medios antes de saludar a los suyos y templar ánimos. “No sabemos qué colegios son”, advertía ante el júbilo incipiente. El PP alcanzaba ya los diez escaños. Un escenario que, aseguraba el responsable de campaña, Carlos Rontomé, entraba dentro de sus cálculos. Lo que no estaba sobre la mesa era la gran subida de los socialistas y, sobre todo, el desplome localista y de Ciudadanos, admite.

“Su error fue despertar a la biche, la nuestra es VOX pero la suya era el PSOE y la despertaron

La sensación en la sede del PP era ya de placentero alivio. Superado el 50 por ciento del escrutinio, alguien se acordó que además de refrescos había cerveza en la nevera. Difícil decir que no a una cerveza en una sede cada vez más llena. Van llegando apoderados y simpatizantes al calor de los buenos augurios del escrutinio, llenándose la sede sin remedio de todos los que no estuvieron el 28A. El diputado Javier Guerrero llega con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Contento? “Para lo que esperábamos…”, se ríe. Para el ex senador José Luis Sastre es una victoria muy importante, sobre todo por el resultado de los localistas. “Su error fue despertar a la biche, la nuestra es VOX pero la suya era el PSOE y la despertaron”, resume en conversación informal con Ceuta al Día.

En el MDyC llega un apoderado de Benzú. “Ha ganado el PSOE, segundo el PP, tercero VOX, nosotros cuartos y Caballas quintos”,

En el MDyC llega un apoderado de Benzú. “Ha ganado el PSOE, segundo el PP, tercero VOX, nosotros cuatros y Caballas quintos”, relata breve y conciso. Vaticina sin saberlo lo que pasará en unos instantes, Ciudadanos caerá por debajo del 5 por ciento y dejará de existir en el recuento.

“Esos hijos de puta de Benzú, que diría Tarek”, apunta alguien con ganas de cachondeo en la noche triste de los localistas. Los ánimos se destensan un poco. Sólo Guzmán sigue con su sonrisa, aunque por lo bajo, reconoce que es nerviosa y que el resultado no le gusta. Aún así hace de tripas corazón y se arranca a gritar ánimos a los suyos y logra arrancar las primeras palmas.

El escrutinio pasa del 80 por ciento. Caballas y MDyC dejan atrás el miedo a quedarse fuera, a sucumbir por debajo del 5 por ciento como le ha pasado a Ciudadanos, se instalan cómodos en el 6, y dolorosamente tristes, también.

Y de pronto al MDyC le cae el segundo escaño. “Yussef es diputado”, se escucha. Y Yussef sonríe, pero no se lo termina de creer. No lo verbaliza pero su lenguaje corporal dice lo que piensa, “en el siguiente dato ya no seré diputado”. Se mantendrá con el asiento en el Ayuntamiento.

Una militante se acerca a Álvaro Guzmán, lo abraza. Está triste. Guzmán le dice, "venga arriba el ánimo que tenemos 2". “Yo quería que salieras tú”, le replica ella. Guzmán es el cuarto en la lista.

“La extrema derecha nos va a tener enfrente como siempre nos ha tenido enfrente y como siempre nos tendrá”

Aparece en escena Fatima Hamed. Aquí sí, aplauso unánime, apoyo máximo. Hamed va a hacer declaraciones a los medios y dos decenas de militantes se ponen detrás para arroparla, casi no la dejan hablar y la interrumpen apenas dice unas frases con aplausos desmedidos. “La extrema derecha nos va a tener enfrente como siempre nos ha tenido enfrente y como siempre nos tendrá”, el salón rompe a aplaudir. “La única manera que tenemos de callarnos es el día que los ceutíes decidan que no estemos en la Asamblea”, lanza Hamed, más aplausos y más fuertes. Ahora visto desde fuera parecería que han obtenido esos 6 ó 7 escaños que esperaban al inicio de la carrera electoral y que ya en los últimos días sabían que estaban realmente lejos. Internamente daban el Príncipe por perdido a favor del PSOE. Y la realidad es tozuda, han perdido votos y han perdido un escaño. Ganan a su vecino en el localismo, Caballas, por unos pocos cientos de votos, pero el consuelo es insuficiente.

“Hicimos lo que teníamos que hacer”, sostiene Alí.

Mohamed Ali elecciones 26MEn Caballas la prensa azuza a Muad Ayadi para que Ali salga a dar la cara. Ayadi se planta y recuerda las muchas facilidades que ha dado durante toda la campaña la formación y pide un poco de paciencia y de respeto. Alí no lo demora más, el escrutinio se acerca ya al cien por cien. En la sede de Caballas apenas sí quedan un puñado de fieles para arropar a Alí. Lectura crítica, dura y sincera, y defensa a ultranza de la maniobra que seguramente les ha costado la pérdida de 3 escaños, y de casi la mitad de sus votos de hace 4 años, el apoyo al PSOE en las Generales. “Hicimos lo que teníamos que hacer”, sostiene Alí. Si el apoyo de Caballas al PSOE en las Generales ha servido para evitar que VOX tenga un escaño más en el Congreso y dos asientos en el Senado, el líder de Caballas da por bueno el sacrificio de sus asientos en la Asamblea.

Y deja caer que en frío llegarán “las decisiones”. El partido parece abocado ahora mismo a una especie de catarsis o refundación con un replanteamiento de muchas cuestiones. Alí que no esconde la decepción y parece reírse irónicamente cuando los suyos empiezan a cantar el grito de guerra con el que suelen acabar las noches electorales: “ni un paso atrás”, reconoce fuera de micro que las encuestas y las expectativas generales les daban que podían quedarse fuera, “todo era 0 ó 1”, apunta Alí. Y lo cierto es que apenas se han quedado a unos cientos votos de MDyC que tiene 2. Aun así nadie esconde la decepción por el resultado y es el propio Alí quien intenta levantar uno a uno el ánimo a los suyos.

Por la puerta pasa un ex, ahora en MDyC. Visiblemente cabreado y molesto. Discute con Alí, le dice cosas, esto y aquello, lo que está mal, lo que ha fallado, pero el diálogo de sordos apunta en una dirección que parece que ha ido abriéndose paso durante la campaña, una especie de acercamiento tímido de algunos sectores de ambos partidos, que no han dudado en pedir el apoyo para el otro, si por lo que sea existía algún problema con el partido propio. Y es que todos saben que gran parte de la distancia entre ambas formaciones es personal mucho más que de partido. Un elemento que seguro se pondrá encima de la mesa en el análisis en frío de los resultados, en ambos casos malos.

El recuento supera ya el 80 por ciento, la suerte estaba echada ya hacía rato pero faltaban algunos colegios electorales de la periferia, ligeramente retrasados por la ruptura del ayuno de los miembros de las mesas, apoderados e interventores. Pero ni rastro de Vivas, encerrado con el núcleo duro de la ejecutiva en su despacho. 90 por ciento y nada. Vivas no se fía aún, quiere conocer el resultado final. Al ganador ya lo conoce, pero la pelea por el segundo puesto ha tardado en aclararse.

Vivas aparece por fin, sonriente pero sin aspavientos, al contrario que quienes le esperan al grito de “Illa, illa, illa, Juanito Maravilla”

Con el 95 por ciento escrutado, Juan Vivas sale de su despacho del PP, escoltado por Yolanda Bel y con la misma sonrisa de alivio que los que abarrotan la sede. Sonriente pero sin aspavientos, al contrario que quienes le esperan al grito de “Illa, illa, illa, Juanito Maravilla”. Tras más de tres horas de suspense, la alegría (y el calor) explotan en Ainara, que entona cánticos irónicos, “derechita cobarde” y otros más clásicos, “presidente, presidente. Todo ante un Juan Vivas comedido en la celebración, sin gestos de victoria. Aunque quedan muy lejos los tiempos en los que Francisco Márquez tocaba los bongos en el Hotel Ulises en una noche electoral, la alegría en esta ocasión no desmerece, aunque es distinta. Tiene ese poso agridulce que deja el miedo.

A dos minutos de la fiesta del PP, en la recien estrenada sede de Ciudadanos, solo un puñado de militantes ha resistido la tentación de irse a casa y olvidarse de una noche funesta, "Llegáis tarde, ya hemos enterrado el difunto", recibe Varga a la prensa con una broma que no alcanza a esconder la tristeza. "Defraudado", se confiesa el ya ex diputado, resignado a una polarización que les ha dejado fuera. Los ceutíes han votado a derecha y a izquierda. "Ya no hay centro", suspira.

Y en VOX, aprendida la lección hicieron lo que debieron hacer el 28A, enseñar su mejor sonrisa y presumir de resultado. Abriéndose incluso a pactos con los que ayer eran la derechita cobarde.

Un viejo militante recuerda que están en el mismo sitio donde la “cagaron” hace ahora casi 20 años, divididos entre apoyar al PP o permitir que gobernara el GIL, entonces, ahora el GIL es VOX.

De vuelta al PSOE, ya es tarde la sede se ha ido vaciando y sobreviven apenas algunos corrillos. Sobrevuela el espíritu de Ramón Jáuregui. Un viejo militante recuerda que están en el mismo sitio donde la “cagaron” hace ahora casi 20 años, divididos entre apoyar al PP o permitir que gobernara el GIL, entonces, ahora el GIL es VOX. “Pero ahora no tenemos exactamente la misma situación”, apunta un viejo militante. No, “ahora puede alcanzar con abstenerse para la investidura”, se apunta. Todo es incierto y en el partido resuenan los ecos de una decisión que les condenó en las urnas durante cuatro lustros. Hasta esta noche.

Hernández sonríe en la cámara entre forzado y natural. Todos poco a poco se van yendo a descansar, la jornada ha sido intensa. Alguno llora y no de alegría, se ha quedado cerca de entrar y pregunta por si alguno de los que tiene delante renunciará al escaño. Ambición política no le falta. El líder le templa los ánimos con diplomacia: “esto es un proyecto político, eso es lo que tienes que pensar”. A su número dos no le cae tan tibio otro comentario que hace sobre uno de los compañeros que tiene delante y su mirada lo expresa a las claras.

Y aun así en el partido se respira satisfacción, aunque no sea la misma euforia que hace apenas un mes y a pesar de que en realidad los resultados son casi igual de históricos y puede que hayan puesto la primera piedra en un panorama mucho más alentador de cara al futuro. Al fin y al cabo, Juan Vivas no es eterno, aunque lo parezca.

Una noche para la eternidad


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