Uno de los agresores en el centro de salud del Tarajal llevaba un arma blanca


Uno de los agresores en el centro de salud del Tarajal llevaba un arma blanca

- Los profesionales se concentran en la entrada y vinculan las agresiones a la falta de personal que sufre el centro

- Juan Carlos Mata se erige en portavoz de sus compañeros para clamar desesperadamente al Ingesa que ataje los problemas del centro

- Ingesa estudia la posibilidad de reforzar con un auxiliar administrativo el centro

La plantilla del centro de salud del Tarajal enfrentó hasta tres agresiones durante la mañana del miércoles. Una que por frecuente no terminan de asimilar. No se resignan a que la violencia forme parte de su jornada de trabajo. Pero el martes se encendió una alerta que no había pasado otras veces. Fueron tres las agresiones, una dejó arañazos físicos y no sólo verbales en uno de los profesionales y otra de la verbales que se aplacó a tiempo podría haber generado una auténtica tragedia, el violento llevaba un cuchillo consigo, según relataba uno de los trabajadores el jueves.

El miércoles a mediodía la plantilla respaldada por todas las centrales sindicales realizó una concentración en protesta en la puerta del centro. Desde allí reclamaron soluciones al Ingesa y el doctor Juan Carlos Mata, erigido en espontáneo portavoz de sus compañeros reclamó al Ingesa soluciones y vinculó la pérdida de nervios de los usuarios, “que por supuesto pierden los papeles y la razón en el momento que optan por la violencia”, a la falta flagrante de personal que soporta el centro y también, claro, los usuarios, a cuya atención acaba repercutiendo.

“No puede ser que en un centro al que todas las mañanas vienen 800 o 900 personas de forma constante sólo haya dos administrativos para gestionar eso”, bramó Mata.

Un celador, un administrativo, un médico, otro trabajador a los que un día sí y otro también los usuarios desesperados acaban maltratando, gritando, amenazando e intentando pegar en muchos casos. Las cosas no llegan a más porque hay seguridad y les frena o entre otros trabajadores. 

La secretaria general del Sindicato de Enfermería, Elisabeth Muñoz, invitaba a los usuarios a diferenciar y a entender que la culpa de sus males no la tiene el personal y sí la administración por no dotar con suficientes trabajadores el centro e hizo un llamamiento a los usuarios a que reclamen al Ingesa por la falta de personal.

Mata negó tener miedo, aunque nada más salirse de plano otro compañero a micrófono cerrado, le matizaba que él sí iba con cierto temor a trabajar. Con miedo o no Mata instó al Ingesa a tomar cartas en el asunto antes de que haya que volver a concentrarse con una desgracia encima de la mesa y para exigir depurar responsabilidades.

A la falta de personal se une la falta de un coordinador desde hace tiempo, una figura de organización que pueda poner orden en determinadas situaciones. Tampoco ayuda la falta de espacio para estacionar los coches. “Los trabajadores tenemos un parking desde hace un año, pero lo usuarios no tienen donde dejar el coche”, y la cuestión no pasaría de ahí si la permisividad fuera la misma por ejemplo que la que hay en el Centro de Salud de Recinto donde a menudo se da una doble, doble fila. Pero, en el Tarajal, la Policía multa. “No puede ser como nos ha pasado que un paciente tenga que salir corriendo porque le avisa el de seguridad que le están multando el coche y deje la consulta corriendo”, ha relatado Mata.

Un auxiliar más

Desde la Dirección Territorial del Ingesa se ha salido al quite de la cuestión y el propio director territorial, Fernando Pérez-Padilla, ha dado la razón a las demandas de la plantilla por la vía de los hechos, al anunciar que ha dado instrucciones este mismo miércoles "para ver si se puede reforzar" con un auxiliar administrativo más la zona III que es la que se corresponde con el centro de salud del Tarajal.

El director territorial ha negado la cotidaneidad de la que hablaban los trabajadores, quizás porque como ellos mismos reconocían, la opción de denunciar por la vía penal las agresiones rara vez es escogida por los trabajadores.

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