MERCADO MEDIEVAL

Ambientadores con forma de chocolate, cuencos tibetanos sanadores y mucha ilusión en el regreso del Mercado Medieval

Ambientadores con forma de chocolate, cuencos tibetanos sanadores y mucha ilusión en el regreso del Mercado Medieval
Las Murallas Reales, durante el Mercado Medieval de 2019
Las Murallas Reales, durante el Mercado Medieval de 2019
Las Murallas Reales ya están preparadas para recibir a un público ansioso de volver, por fin, a la normalidad

Tres años. Se dice pronto. El Mercado Medieval regresa a Ceuta luego de más de 1.000 días desde su última puesta en escena. Las Murallas Reales tendrán el privilegio de volver a ser escenario de tan icónico y popular evento, que permanecerá abierto al gran público durante todo el fin de semana (tanto en horario de mañana como de tarde).

De nuevo, los puestos y tenderetes vuelven a "tomar" la amurallada Plaza de Armas; sus tenderos, a ofrecer a la ciudadanía caballa toda clase de productos de fabricación artesanal, productos cuyo encanto, generalmente, no admite discusión alguna. Exactamente lo mismo aplica a la gastronomía del lugar, capaz de satisfacer gran variedad de paladares.

Este año, tras el parón, son varias las novedades. Aunque buena parte de los feriantes ha preferido hacer caso al "si algo funciona, no lo toques", otros tantos han optado por "innovar" y llevar sus respectivos negocios por otros derroteros.

Con respecto a esto último, nos encontramos, por ejemplo, con el caso particular de Yurena, ceutí de pura cepa. Junto a su pareja, Miguel -de origen valenciano-, Yurena ha decidido "reinventarse" (por partida doble, de hecho). La dupla, experta en elaborar ambientadores caseros, ha pasado a fabricar estos en forma de tabletas de chocolate. "Les da mayor encanto", decía la feriante. "Los elaboramos con cera de soja y esencias naturales", añadía.

Yurena, en uno de los dos puestos de "Yuju Aromas"
Yurena, en uno de los dos puestos de "Yuju Aromas"

La variedad de aromas es bastante amplia, desde frambuesa o cítricos para el público más tradicional hasta chocolate y fresas con nata, para los más atrevidos. Independientemente del que se elija, la decisión será acertada; todos huelen de maravilla (sí, hemos tenido la oportunidad de comprobarlo). "Pueden colocarse dentro de los armarios o, incluso, en el coche", apuntaba Miguel.

Miguel, sosteniendo una pastilla de ambientador en el puesto principal de "Yuju Aromas"
Miguel, sosteniendo una pastilla de ambientador en el puesto principal de "Yuju Aromas"

Otro de los menesteres a los que Yurena viene dedicándose desde hace varios meses es el de los tatuajes. "Los hacemos con aerógrafo; a los niños les encantan", aseguraba. A los padres, imaginamos que también, puesto que no son permanentes. "Estoy pendiente de que mi hermano me dé la plantilla para dibujar el escudo del Real Madrid. Es uno de los que más suelen gustar", explicaba.

Uno de los tenderetes que, a buen seguro, más llamará la atención de los transeúntes será el de José Carlos, natural de Santiago de Chile. "Viajero empedernido" (así se definía), José Carlos es un apasionado de la cultura tibetana. "Siempre que voy al Tíbet, compro varios cuencos sanadores", exponía. Posteriormente, los vende a su itinerante clientela.

Puesto de cuencos tibetanos sanadores de José Carlos
Puesto de cuencos tibetanos sanadores de José Carlos

"Los cuencos son idóneos para alinear los chakras", comentaba José Carlos, que insistió en hacernos una "prueba". "Ojos cerrados, hombros relajados, respiración profunda" y a empezar. Tras pocos minutos sosteniendo uno de los cuencos y escuchando la voz del tendero, uno entra en una especie de "trance". El chileno afirmaba que la mayoría de los clientes a los que les practica el ritual manifiestan sentir "paz mental".

José Carlos, induciendo el trance a su compañero
José Carlos, induciendo el trance a su compañero

¿Magia? ¿Brujería, acaso? No lo sabemos. Lo único cierto es que la experiencia es merecedora de ser probada antes de que el Mercado Medieval llegue a su fin y sea demasiado tarde para hacerlo.

Además de todos estos tenderetes "alternativos", también están los más habituales, los de siempre. Esteban, por ejemplo, regenta un pequeño puesto de complementos artesanales, en el que vende pulseras, anillos, pendientes y toda una ristra de accesorios similares.

Esteban, en su tenderete de complementos artesanales
Esteban, en su tenderete de complementos artesanales

Este año, Esteban se ha atrevido con los colgantes, pero no con unos cualquiera: escribe los nombres de sus clientes en miniatura sobre granos de arroz. Luego, los mete en pequeños frascos de cristal y los ata a un cordel. "No es nada fácil hacerlo; hay que tener muy buen pulso", comentaba.

"Paula", uno de los nombres grabados por Esteban en un grano de arroz
"Paula", uno de los nombres grabados por Esteban en un grano de arroz

Lo que no podía faltar de ninguna de las maneras es la comida. Pizzas, asados de cerdo, encurtidos, chacinas, quesos... Todo lo que hay que evitar comer si se está a dieta, vaya. Si no, hay barra libre hasta agotar existencias (figuradamente hablando, claro).

Todos los tenderos con los que hemos tenido ocasión de hablar han coincidido en lo mismo: "Ilusión y ganas de volver". Al igual que sucediera con los feriantes, la emergencia sanitaria también ha hecho mella en la facturación de este particular sector. Ahora que, por fin, se ha restablecido la normalidad, los comerciantes esperan volver a hacer caja de forma similar a como lo hacían antaño. En este sentido, habrá que esperar para saber si las limitaciones de la frontera afectan o no a la campaña de este año.

Ambientadores con forma de chocolate, cuencos tibetanos sanadores y mucha ilusión en el regreso del Mercado Medieval


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