Búscome ha anunciado este martes que se sumará a la III Marcha por la Dignidad “en memoria de las personas que fallecieron el 6 de febrero de 2014 en el Tarajal cuando trataban de llegar a Ceuta y fueron disparados con pelotas de goma” y que recorrerá la ciudad este sábado desde el Campus hasta la frontera.

La asociación ha aprovechado para reclamar "políticas migratorias más humanas que garanticen la seguridad y acuerdos que garanticen los derechos humanos, avasallados en numerosas ocasiones”, y para mostrar su "absoluto respeto" hacia el archivo de la investigación, aunque mantiene que "estas muertes podrían haberse evitado y carga contra la responsabilidad política, no hacia la Guardia Civil, que hace un grandioso trabajo para salvar la vida de muchas personas que siguen falleciendo en las costas de nuestra ciudad”.

“Hay que derogar las devoluciones en caliente, retirar las concertinas, garantizar el derecho al asilo y avalar los derechos sociales para las personas inmigrantes y plantear seriamente combatir cualquier tipo de xenofobia, racismo y discriminación”, reivindica la entidad de Sandra López, que se ha preguntado "por qué Ceuta no cuenta con un Plan de Inclusión para la población inmigrante" y "por qué siempre que se habla de inmigración se habla de fronteras”.

Búscome afirma que “los Gobiernos Europeos podrían dar muestras de sensibilidad para manejar este gran problema desde el punto de vista moral, y no de intereses económicos y sentimientos de propiedad territorial. La protección de la vida, la defensa de los derechos humanos y la promoción de la tolerancia y la diversidad, deberían ser los valores Europeos fundamentales”.

“A medida que crecen las actitudes de rechazo contra las personas extranjeras", ha alertado, "es importante reconocer las contribuciones positivas que aportan a las sociedades donde residen, porque la migración es ineluctable y necesaria”.

Por último, Búscome ha ha condenado “la pasividad mundial ante el informe de Europol que proyectaba la terrorífica cifra de 10.000 menores desaparecidos nada más llegar a Europa, jóvenes que son vulnerables a la violencia, el robo, el abuso sexual y la explotación, además de correr el riesgo de ser captados por la redes de tráfico”.