Desde que empezó 2022 hasta el pasado 30 de abril, 332 personas han logrado entra en Ceuta de forma irregular por algún punto del vallado terrestre. Bien saltando la doble valla, bien rodeándola por sus extremos, en los espigones de Benzú o Tarajal, según el balance quincenal de Inmigración Irregular del Ministerio de Interior. Son solo doce más que en 2021, un 3,8 en términos porcentuales. Aunque, claro está, esa comparación no incluye a los miles que entraron en los días 17 y 18 de mayo, cifra que Interior sigue sin contemplar en sus estadísticas.

Y si por la vía terrestre se mantiene estable, un poco por encima del pasado año, en el caso de las entradas por mar la cifra se ha desplomado a la mitad en los últimos doce meses: si en 2021 fueron u76b los que accedieron por esta vía en ls primeros cuatro meses del año, en este 2022 son un 56% menos, apenas 33. Y se redujo aun más la cifra de embarcaciones utilizadas, que se queda en un tercio: De las 15 de 2021 a las 5 de este año. (Un 66,7% menos).

Antes de la pandemia

Cifras muy similares, incluso superiores, a las que se registraron en Ceuta en 2019 en los primeros cuatro meses del año. En aquel cuatrimestre, antes de que la pandemia lo pusiera todo patas arriba, también la inmigración, Ceuta contabilizó 284 entradas por vía terrestre, un -10,4% menos que en 2018 y 180 en 18 embarcaciones por vía marítima, un 22,1% menos.

El caso de Melilla

Donde no afloja la presión migratoria es en Melilla. En la ciudad hermana, la cifra de entradas por vía terrestre crece un 233%, pasando de 280 a más de 933 y la de entradas por mar crece un 4.300%, un espectacular porcentaje que tienen una sencilla explicación: en 2021 no entró nadie en Melilla por mar, este año lo han hecho 43.