De recogidas fantasma y desplantes a la prensa

De recogidas fantasma y desplantes a la prensa
Voluntarios de 'Ceuta sin plástico', recogiendo residuos en Santa Catalina
Un grupo de voluntarios de 'Ceuta sin plástico', recogiendo residuos en Santa Catalina / Archivo

Lo anunciaron a bombo y platillo como una campaña de recogida de residuos que sería la repera. No es que no lo haya sido, es que, directamente, la campaña no ha existido (no, al menos, en los términos inicialmente acordados).

Hace escasas jornadas, el grupo local de la Sociedad Española de Ornitología y Ecoembes llamaron a la ciudadanía caballa a secundar la que sería la séptima edición de '1m2 contra la basuraleza'. Como cada año, los esfuerzos de los ceutíes más intrépidos permitirían limpiar de basura nuestro denostado litoral aprovechando la cercanía del Día Mundial del Medioambiente.

Al amparo de "centenares de personas liberadoras y comprometidas con nuestro ecosistema", la iniciativa estaba llamada a ser un auténtico éxito. En total, esos "centenares" de valientes peinarían "tres puntos de la región". De ellos, el único especificado en el escrito remitido a la prensa era la playa de Fuente Caballo, donde convergirían una porción de los voluntarios llamados a filas.

Dado que la ocasión lo merecía, la organización citó en el lugar a los medios de la ciudad. Día: 3 de junio (sábado). Hora: 10 de la mañana. Lugar de encuentro: Centro de Buceo Burbujas. Los promotores informaron de la circunstancia en hasta tres ocasiones para que a ningún periodista se le pasara. Ni una ni dos. Tres.

Llegado el momento, el que escribe estas líneas y varios compañeros del gremio se personaron en los bajos del Mercado Central de Abastos (con bastante antelación, de hecho). Una vez allí, la nada, la más absoluta de las quietudes.

El reloj se movía; los informadores esperaban. Y esperaban. Y seguían esperando. Diez minutos, quince, veinte, treinta, cuarenta y cinco... "Vamos a hacer una llamada", se planteó. "Nos hemos equivocado; era mañana", decía la voz que sonaba a través del teléfono móvil. Tocaba emprender la retirada.

Escasas cuatro horas después de lo que fue un desplante en toda regla, llegaba a los buzones de correo electrónico de los medios una breve carta de disculpa. "Sentimos mucho las molestias que os hayamos podido causar", rezaba el escrito. "Os pasamos de nuevo la convocatoria para que os acerquéis mañana, si seguís estando interesados", apostillaba. Había cambio de día, sí, pero no de hora ni de lugar.

Lo que tampoco cambiaría sería el silencio sepulcral de la jornada anterior. Este medio volvía a acudir a la llamada con puntualidad inglesa. Por algún extraño motivo, el panorama volvía a ser el mismo: ni un alma. Unas cuantas llamadas y varios mensajes de WhatsApp después, el que suscribe logró contactar con la organización, al aparato desde Madrid. "Qué raro... Nos dicen que sí ha habido recogida y que ha ido todo genial", argüían.

Según nos comentaban al otro lado del teléfono, cabía la posibilidad de que la limpieza se hubiese realizado con antelación o con posterioridad a nuestra llegada. Sea como fuere, tras lo ocurrido el sábado, ni el SEO ni Ecoembes confiaban en que la prensa cubriese el acontecimiento: "Dimos por hecho que muchos no acudiríais".

Si tú, querido lector, no has leído nada al respecto, ya sabes a qué se debe. Tranquilidad: puede que el año que viene tengamos un poco más de suerte. La tendremos, seguro, si convocantes y convocados utilizamos el calendario gregoriano y el mismo huso horario. De lo contrario, la cosa volverá a estar abocada al fracaso.

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