JULIO GARCÍA, EL DIQUE

El último sastre

El último sastre
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Julio García, el último sastre.

Julio García tiene hoy 89 años y es el último sastre de Ceuta. Su sastrería El Dique, en la calle Jáudenes, vive sus últimas semanas a la espera de encontrar comprador para el edificio, propiedad también de la familia García. García rememora con Ceuta al Día seis décadas en el comercio textil

Durante años, cada lunes Julio García estrenaba un traje y salía de la tienda para darse un paseo por la calle Real hasta Maestranza. Y no era por el placer de estirar las piernas sino una sencilla y efectiva operación de marketing que le enseñó su jefe, un catalán de Manresa que le enseñó el oficio y le cedió un negocio que sesenta años después vive sus últimos compases. Una costumbre que extendió también a las jornadas de liga, luciendo los nuevos abrigos de temporada en las tribunas cuando jugaba la Sociedad Deportiva Ceuta. “Me llamaban el Marqués del Dique”, recuerda con nostalgia.

Julio García tiene hoy 89 años y es el último sastre de Ceuta. Su sastrería El Dique, en la calle Jáudenes, vive sus últimas semanas a la espera de encontrar comprador para el edificio, propiedad también de la familia García. Ya jubilado la tienda está en manos de su hijo pero él no se resigna a dejarse caer por El Dique, le sigue gustando ver pasar la vida desde la tienda. “Nunca he sido hombre de bares, siempre he sido de trabajo a casa y de casa al trabajo y ahora, viudo desde hace un año, bajo y me siento aquí”.

Aún recuerda cuando hacían seis camisas al día, al poco de abrir la tienda, cuando aún era empleado, en 1956. “Me casé y abrí la tienda, el mismo año”, recuerda, “yo cortaba las camisas y mi mujer las cosía”. Cuando empezaron, un traje de seda inglesa rondaba las 300 ó 350 pesetas, hoy un traje a medida en El Dique costaría 400 euros, casi lo mismo que lo cuesta un traje barato cosido en serie en para una franquicia. Pero ya nadie usa ropa a medida. “Solo la gente muy gruesa o a los que no les gustan los trajes estrechos que se llevan ahora”, apunta resignado.

Nacido en Barcelona, Julio García legó a Ceuta con siete años y con apenas 13 años ya empezó a aprender el oficio. Estudió escaparatismo en Tetuán y se formó en Cataluña, en el corazón de la industria textil. Y de Barcelona se trajo las nuevas tendencias: “Cuando empezamos todas las camisas eran iguales, con el mismo cuello, pero empecé a hacer los cuellos abiertos, las puntas redondas, sin pespuntes, con bolsillo, hacíamos unas camisas de seda natural italiana muy buenas”. Aún recuerda los precios: 500 pesetas las de seda italiana, 350 los de popelin inglés.

Julio fue primero aprendiz, después empleado y, finalmente, el dueño. Eran otros tiempos, otra cultura empresarial. Los propietarios de El Dique, un matrimonio sin hijos decidió en 1975 ceder el negocio a su empleado. “Yo trabajaba con ellos desde niño, recuerdo había que trabajar con 14 años, pero yo estaba en el colegio y al salir de clase una vecina me propuso entregar los trajes y con las propinas y un sueldo. Pagaban 14 pesetas a la semana. Era un sastre magnífico, entregaba cada semana entre 15 y 16 trajes y de propina cogía 18 ó 20 pesetas. 25 a veces, solo en un día más que el sueldo. Aquello me entusiasmó y además la sastrería me gustó”.

Pero la moda no se detiene, los gustos cambian y ya nadie sabe lo que es el popelin inglés. La transición no solo fue política, también cambiaron los gustos, entró el denim, las camisas ya no se hacían a media y la camiseta dejaba de ser una prenda interior, la confección se empezó a trabajar en serie… “Cuando yo era aprendiz había en Ceuta más de treinta sastres y todos trabajaban, pero es que todo el mundo iba con traje y chaqueta”, suspira ya resignado… “Ahora las modas, lo mismo en caballero que en señora es la siguiente, está hecho para cambiarla, primero ancho, luego estrecho, las modas duraban años, ya no duran ni media temporada”.

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