CRISSI FRONTERIZA

El incierto futuro de la frontera

El incierto futuro de la frontera
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Al atardecer del jueves 12 de marzo de 2020, Marruecos anunció el cierre de las fronteras dando solo unas horas de margen y suspendiendo conexiones marítimas aéreas, dejando a miles de españoles atrapados en el país y a miles de marroquíes, muchos de ellos trabajadores transfronterizos, atrapados en la ciudad autónoma. Si aquel viernes a las puertas de la primavera de 2020, la incertidumbre sobre cuándo y en qué condiciones volvería abrirse sobrevolaba el paso fronterizo del Tarajal, hoy, más de 14 meses después, el futuro de la futuro es aún más incierto. 

De dónde venimos

En este último año y medio son muchos, demasiados, los problemas que han llovido sobre el Tarajal. El entorno del paso fronterizo empezó 2020 intentando adaptarse a su nueva realidad, sin porteo, interrumpido unilateralmente por Marruecos en noviembre de 2019, cortando un negocio de más de 500 millones de euros. Apenas un mes después, a principios de febrero, Marruecos vetaba también sin explicación alguna el tráfico de mercancías vitales para Ceuta, como el pescado o la fruta.

Salvo algún intento aislado de pasar bultos a las bravas, la frontera del Tarajal entró en una nueva dimensión. Sin porteadores, sin paso de mercancía alguna y solo con el tránsito natural de peatones y vehículos, el panorama era totalmente diferente al caos de solo unos meses antes. Cualquiera diría que la vida nos estaba preparando para lo que iba a venir. 

Justo un mes después, el 13 de febrero, el paso fronterizo se sellaba a cal y canto por decisión unilateral de Marruecos. Se trataba de una medida de precaución ante la preocupante evolución de la Covid-19 en España en aquellos primeros meses de la pandemia. Desde entonces —salvo los fatídicos 17 y 18 de mayo y días posteriores— la frontera del Tarajal ha sido un páramo de calma, solo roto por las repatriaciones de marroquíes varados en Ceuta por la pandemia y el goteo de entradas (incluso salidas) a nado por los espigones. Hasta ese lunes 17 de mayo eran muchas, muchísimas, las incógnitas sobre la reapertura de la frontera del Tarajal, decisiva para la economía de la ciudad autónoma, pero vital también para la subsistencia del otro lado. Desde el 17 de mayo la incertidumbre se ha elevado a la enésima potencia.

Ceuta está ahora en el epicentro de una tensión diplomática entre España y Marruecos sin precedentes desde la crisis de Perejil en 2002. Si había alguna esperanza de ver pronto abierta la frontera del Tarajal, ha terminado por evaporarse. Aunque siempre queda resquicio para la esperanza cuando la subsistencia va en ello. En estas últimas semanas circulaba por Ceuta el enésimo rumor sobre la reapertura de las fronteras, esta vez incluso con fecha: “Marruecos abrirá la frontera para los transfronterizos el 29 de junio”. Rumores y cálculos que se hacen también instituciones y medios. Las fechas bailan, la delegada del gobierno en Ceuta afirmaba el pasado 15 de abril que la Operación Paso del Estrecho y la reapertura estaba en stand-by. Mientras, (antes de la crisis diplomática) el ejecutivo marroquí hablaba de la reapertura de las fronteras aéreas para el 21 de mayo, una fecha que no incluía a las fronteras terrestres, y en el BOE del pasado 29 de mayo, se fija el 30 de junio como nueva fecha para el fin del cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla, prorrogando un mes más la orden del 17 de julio de 2020 en la que se establecían una serie de criterios y normas para restringir los viajes desde terceros países. Esta norma se refiere al Código de fronteras Schengen y recoge la denegación de entrada a toda persona nacional de un tercer país, salvo excepciones. 

Una orden de cierre que se ha repetido mes tras mes, pero que esta ve llegaba dos semanas después de que mas de 10.000 marroquíes entraran de forma irregular en Ceuta, con la complicidad de las autoridades de Marruecos, desatando una crisis fronteriza, humanitaria y diplomática sin precedentes y un escándalo internacional. 

A dónde vamos

Nadie sabe nada de una reapertura de la frontera, nadie baraja siquiera ya fechas. Si la pandemia era antes la excusa para mantener cerrada la frontera, ahora la Covid-19 ha pasado a un segundo plano. Si mañana se evaporara la pandemia, la frontera seguramente seguiría cerrada. Y si nadie sabe cuándo, menos se atreve a decir cómo será esa frontera post-Covid y post crisis fronteriza. Es tal la incertidumbre que nadie se atreve a aventura siquiera un escenario. Todos pueden ser posibles. Porque, si hay una reflexión en la que todos coinciden es que “con Marruecos nunca se sabe”.

“Hablar se habla mucho, pero no hay calendario ni definición de cuándo se van abrir ni cómo y ahora con esto se puede ralentizar… o no”, reflexiona Carlos Echevarría, del Instituto de Seguridad y Cultura. “A veces estas cosas pueden servir también de estímulo para dar pasos que de otro modo se habrían tardado en dar o no de habrían dado”.

Con Marruecos nunca se sabe

Pero no se trata de optimismo, sino cautela ante lo que pueda decidir Marruecos, que una vez más se ha revelado como un vecino imprevisible y ahora, además, un socio poco de fiar. No se puede descartar que Marruecos decida no volver a abrir la frontera de forma indefinida. Puede ser que no se abra, recuerda que hay fronteras terrestres, como la de Argelia y Marruecos, que lleva cerrada desde 1994. Puede suceder”, advierte el director del Instituto de Seguridad y Cultura. “Marruecos está trabajando en alternativas y ahora mismo están trabajando en una Operación Paso del Estrecho sin contar con los puertos de Ceuta y Melilla, que agilizan el tránsito de las familias marroquíes”.

“Hablar de que podría no abrirse es aventurar demasiado, es mejor vivir el día a día, pues Marruecos acostumbra a tomar decisiones que sorprenden”, matiza el presidente de la asociación Residentes Ceuta, Abdelmalik Mohamed.

“La frontera se abrirá o no”, deja en el aire José María Campos, decano de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) y presidente de la Fundación Interservicios, para quien lo importante es cómo, no cuándo. “En cualquier caso no será en las mismas condiciones, será una frontera completamente distinta”

Para Carlos Echevarría, el cierre de la frontera nos ha dejado al menos dos lecciones, una diplomática y otra sobre el futuro de la economía de Ceuta. “Marruecos está buscando alternativas, es un país dinámico en la búsqueda de relaciones internacionales con otros países (…) Ha sido un paso adelante de Marruecos en su estrategia, van siempre por delante. Rara vez España lleva la iniciativa, salvo en la búsqueda de relaciones de buena vecindad o en los fondos de cooperación, donde sí somos muy dinámicos. Pero en otros aspectos, como la pesca, la inmigración, Marruecos lleva la iniciativa”.

Mirando a Bruselas

Echeverría apuesta por “acoplarse con Bruselas”, aprovechando la respuesta de la Unión Europea, cerrando filas con España ante Marruecos. “Ha sido un error garrafal de cálculo en sus relaciones con la Unión Europea, la respuesta de Bruselas ha descolocado a Marruecos”.

Para Campos la solución también debe venir vía Bruselas, “pero no se trata solo de esperar” lamenta, pidiendo una actitud productiva desde la ciudad autónoma. “Llevo veinte años pidiendo que Ceuta y Melilla tengan una representación estable activa tanto en Madrid como en Bruselas, para que no se olviden de Ceuta y Melilla”.

La otra lección aprendida es económica, algo que ya había adelantado el Gobierno de Juan Vivas apostando por “Más España y más Europa” para hacer frente a la nueva frontera sin porteo ni tráfico alguno de mercancías. “No puede ser que Ceuta y Melilla sigan dependiendo de la frontera, la vida es mucho más rica, deben mirar a España, a Europa, al mar, no deben tener su futuro encadenado a la frontera”, aboga Carlos Echevarría. 

Para Campos la máxima aspiración para los ceutíes es algo tan sencillo como una frontera “normal”. “Con un control de las mercancías que pasan y un límite para ellas, con el paso de turistas que puedan venir ala ciudad y pernoctar y comer en nuestros restaurantes”, resume. “No cabe duda de que será una frontera ya sin porteadores, una frontera tradicional, eso sí, abierta a los trabajadores transfronterizos, con todas las de la Ley, contrato, alta en la Seguridad Social y los debidos controles”.

Deseos, aspiraciones y cálculos que saltaron por los aires el 17 de mayo., dejando una herida en la memoria. Así lo siente Abdelmalik Mohamed: “Hemos vivido una experiencia que permanecerá en la memoria de todos, algo que nos hizo mucho daño. Las personas que tomaron esas decisiones dejaron a la vista un Marruecos inclemente que no tiene en cuenta la vida y el sufrimiento de sus ciudadanos, en especial el de sus menores. Ni en los tiempos más duros de Hassan II se hicieron cosas parecidas. Pienso que ha sido una decisión desacertada, que España no merecía ese tipo de respuesta; menos aún, los ceutíes. Ha sido una decisión desleal a ese espíritu conciliador que siempre propugnó Mohamed V con España y con los ceutíes. La vida humana tiene que estar por encima de cualquier criterio político, nunca al contrario”.

El incierto futuro de la frontera


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