“Indignados” y “cansados de las mismas críticas de antaño” en La Hípica

“Indignados” y “cansados de las mismas críticas de antaño” en La Hípica
Varios alumnos, en el Centro Ecuestre de Ceuta.

- Jorge Pérez denuncia que “existen intereses personales tipo: te quiero desbancar a ti y te hago campañas de desprestigio escribiendo todo lo que pueda en un periódico”

Javier Pérez se mantiene “a la espera” de la inspección de la Consejería de Sanidad que se sumará al informe del veterinario Miguel A. Valdés y al de la nutricionista Bolger

-“Si nosotros viéramos un maltrato a los animales o que las cosas no se están haciendo de la forma correcta, no seguiríamos aquí”, afirma el propietario de un equino


Un bullicio de críticas con cierta sorna es lo que se cuece en el interior de La Hípica de Ceuta como reacción a la denuncia ciudadana de Gabriel Castillo del pasado domingo. Parecen agotados de que la historia “se repita de nuevo” desde 2012, cuando los Folch protagonizaron en ‘El Faro’ un artículo titulado ‘Polémica en la hípica con la denuncia de un maltrato a un jinete‘. Aunque es “evidente” que el roce de críticas y denuncias ciudadanas acaba germinando heridas, especialmente con la poderosa arma del delicado tema de las subvenciones, se apunta que la polémica se remonta a la “enemistad personal” entre Jesús Folch y Javier Pérez, el director técnico de la Hípica. Esta vez se especula con que todo ha sido obra de una ‘topo’.

El último suceso procede de la denuncia del ciudadano Gabriel Castillo sobre el supuesto mal estado de algunos equinos y suciedad y descuido de algunas de las instalaciones de la hípica, algo que movió a Caballas a anunciar que llevará el asunto al próximo Pleno: “Vamos a exigir una investigación en profundo y la depuración de responsabilidades políticas”, ha adelantado la coalición. Alumnos de La Hípica aseguran que Castillo recibió la información y las fotografías que supuestamente lo demuestran y que están “claramente manipuladas” por una de las propietarias pertenecientes al centro.

En respuesta a ello, Javier Pérez espera recibir una inspección técnica de la Consejería de Sanidad para que diagnostique sobre el terreno la situación, independientemente de lo que se acuerde en el Pleno. A esto se añade la carta al director dirigida a ‘El Pueblo’ del veterinario clínico, Miguel A. Valdés Vázquez, quien gestiona el control sanitario de los equinos a través del Hospital La Equina de Manilva, y el informe técnico de la nutricionista Cobi Bolger, junto al artículo de opinión de Adriana Ayala, una de las alumnas.

En su misiva Valdés deja claro que “los caballos de Ceuta son atendidos por un hospital líder en España desde 2012. En estos tres años se han realizado cirugías o pruebas diagnósticas y tratamientos sofisticados a un total de 23 caballos, además de mantener un programa de desparasitación y vacunación de todos los équidos”. A pesar de que el hospital se encuentre en la península, Valdés aclara que se ha desarrollado un sistema de traslado de urgencias para que el animal sea atendido en una franja de 3 a 4 horas. A sí mismo, destaca el curso de primeros auxilios y mantenimiento de salud equina a “gran parte del personal de hípica”.

Bolger, una nutricionista muy reconocida tanto en España, donde atiende a las mejores hípicas, como en su país, Gran Bretaña, también se encuentra desilusionada con la situación. “Ante cualquier problema que tengamos la llamamos, viene y lo soluciona”, detalla Javier Pérez en cuanto a sus visitas periódicas. La última fue “antes del comienzo del verano” para “adelantarse a los tradicionales inconvenientes propios de los cambios de temperatura”.

Ayala, alumna que ha publicado una carta al director al respecto en ‘Ceutaldia.com’, da pruebas de que las fotografías del artículo denunciante han sido sacadas “fuera de contexto”. “Me parece muy sucio y rastrero presentarse en la hípica en busca de cualquier animal enfermo con el fin de generalizar el supuesto mal estado del resto de caballos”, critica.

El director está “interesado en demostrar verídicamente que las críticas son equivocadas” y “cansado”, una vez más, de “tener que poner a prueba su validez”.

Una vuelta por las instalaciones sirve para comprobar que casi todos los caballos gozan de buena salud aunque algunos ponis padecen conjuntivitis. Una bañera esquinada contiene una suciedad pero se alega que “actualmente en desuso”. Francisco Javier, ‘El Chico’, uno de los monitores palpa tranquilamente el supuesto herpes de la cola de uno de los caballos y expone que es el resultado de “un error de su propia propietaria, que accidentalmente lo cepilló con un producto equivocado”. “El problema es que un caballo esté mal y no se trate”, matiza.

"Existen intereses personales"

“Existen intereses personales tipo: te quiero desbancar a ti y te hago campañas de desprestigio escribiendo todo lo que pueda en el periódico”, lamenta Jorge Pérez, “indignado” con el tema como buena parte de alumnos y propietarios. Ambos hermanos están convencidos de que todos esos “esfuerzos” publicados en prensa están encaminados a “lograr que La Hípica pase a manos de la dirección de Jesús Folch”, que en 2012 presentó un proyecto en el que aseguraba poder llevar el centro por 250.000 euros, casi la mitad de lo que en aquel entonces suponía la subvención municipal.

La ayuda ha caído 100.000 euros este año y Javier Pérez reconoce que “lógicamente, nos ha repercutido en material, personal, productos que se utilizan para la alimentación y mantenimiento de los animales…”. “De esos 100.000 euros, se buscó otro tipo de pienso, los monitores pueden sufrirlo en algún momento, el director se ha tenido que recortar más”, añade Jorge Pérez.

David Pareja, uno de los propietarios, afirma, como una de las monitoras, que “si nosotros viéramos un maltrato a los animales o que las cosas no se están haciendo de la forma correcta, no seguiríamos aquí”. Del mismo modo, asevera que le “asombra” el control diario que manejan en cuanto a las horas de alimentación y de peso que debe llevar cada animal.

Patricia Valero, que a pesar de que lleva dos años sin subir al centro estuvo cuatro o cinco años montando a caballo allí y también fue propietaria de uno de ellos, corrobora que “no he visto ningún sitio donde tratan mejor los animales”.

Para dar fe del “buen ambiente” y de la “seguridad sanitaria” de La Hípica, Carmen Mérida, otra joven propietaria, cuenta que ella es “la primera” a quien comunican “cualquier tipo de incidencia que tenga relación con su caballo”. Un alumno de 12 años de antigüedad, Manuel Ganforminea, se preocupa de poner de relieve el “buen estado” de las instalaciones y de los equinos, por lo que considera “un descrédito” las críticas publicadas.

Francisco Javier reconoce que el único “crimen” es el que ha cometido la propietaria que supuestamente tomó las fotografías, de quien dice que sólo saca a su caballo de la cuadra “cinco o seis veces al año”. “Se fue en septiembre y ahora en junio ha sacado a su caballo”, ejemplifica. El monitor afirma que obtuvo su primera titulación de hipoterapia en 2008 y el de Técnico Deportivo de Equitación del nivel 1. “Mi jefe tiene el de nivel 3 y un historial de envidia”, prosigue ante las acusaciones de Jesús Floch sobre la supuesta ausencia de titulación del personal del centro, para lo que se niega enseñar su titulación, pues lo considera “una ofensa”.

El propio monitor añade bromista que, desde que empezaron las críticas, el número de alumnos “ha crecido”. Una evolución que coincide con el traslado de La Hípica, en 2009, fecha en la que Javier Pérez señala que había un total de unos 300-350 alumnos. Este año declara que, en los mejores meses, han podido llegar a unos 470 alumnos, incluyendo en ambas cifras los 110 del colectivo 100% subvencionado que recibe la hipoterapia “porque así lo decidió el Ayuntamiento”.

Pérez determina que el centro ecuestre no está preparado para más de 500 alumnos porque “hay que tener en cuenta los horarios, grupos asignados y espacio limitado ya que, si por nosotros fuera tendríamos a más animales sueltos”. Además cuentan con la actividad escolar de los jueves, cuando reciben a uno o dos colegios cada semana para que los menores entren en contacto con la naturaleza del caballo y conozcan la experiencia de montarlos, algo que les sirve para captar a más alumnos. De esta forma, y en función de este criterio, se sitúan “entre la segunda y la tercera mejor hípica de España”, según su director.

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