TRADICIÓN

Juan Francisco Bautista pone emoción, luz y esperanza en el pregón de la Semana Santa

Juan Francisco Bautista pone emoción, luz y esperanza en el pregón de la Semana Santa
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Juan Francisco Bautista al inicio de su pregón.

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A Juan Francisco Bautista, capataz de La Flagelación le ha salido un pregón realmente lucido para arrancar esta Semana Santa ceutí de 2019. Ya desde que se puso delante del atril apunto maneras. Dónde a otros tal vez les hubiera comido la prisa, él acostumbrando a guiar su cofradía en una de las reviradas más complicadas de la Semana Santa no se apuró. Sacó del bolsillo sus estampitas, las besó, sentido y con toda la parsimonia del mundo. Las colocó a cada lado del texto que se preparaba para leer, buscó el botellín de agua bajo el atril, le pegó un buche, respiró hondo y se fue a por la faena con una introducción en honor al noble arte del capataz que usó para con las mismas maneras que se gasta en la calle el miércoles santo dedicar el honor al que se enfrentaba, como se dedica “esta primera levantá” a sus amigos, familia y Hermandad e incluso hasta Higinio Molina.

Bautista “paladeó y degustó” como mandan los cánones un texto sentido, nacido del corazón y al que no ahorró tono ni protocolo. Como el acto de fe que estaba practicando, como la reivindicación de la tradición que ha atravesado siglos para permitir en todos sus minúsculos y complejos detalles que los cristianos sigan saliendo a la calle cada Semana Santa para honrar la memoria del calvario y crucifixión de Jesús.

Con un tono acertadísimo para un texto lleno de sonoridad y rimas, poemas sentidos que dejaban a las claras cómo siente y padece la fé y la Semana Santa el pregonero, un sentimiento con el que cualquier devoto se sentirá identificado. Para muestra un botón:

Pero además para mí la Semana Santa es también

el rachear de unas zapatillas costaleras.

Un prioste encendiendo unas velas.

Las cestitas de los niños llevando estampitas y romero.

El Dulce o La Palma subiendo la cuesta de Otero.

La túnica de un nazareno.

En Buena Muerte de Ruan Negro.

Pirulís en medio de Carrera Oficial.

En Velarde Madrugá.

Guiones de Caballería.

La revista Cruz de Guía.

Un bordado con tisú.

El Valle por calle Brull.

Llamador en un palio.

El aroma de un incesario.

Encrucijada en Hadú.

Cera verde en Veracruz.

La venia en Carrera Oficial.

Estación de Penitencia en Catedral.

En Santa Cruz, un Muñidor.

San Fernando en el Amor.

Querubines en respiraderos.

El costal de un costalero.

Una Virgen que la cera su cara ilumina.

Medinaceli por los Jardines de la Argentina.

Ciriales delante de un paso.

Dos capataces dándose un abrazo.

Amargura por Avenida España.

Las promesas que a los pasos acompañan.

La Cruz al hombro penitente.

Un “tos por igual valientes”.

La medalla de una Hermandad.

El palio de la Soledad.

Cornetas tocando ‘La Pasión’.

Domingo de Resurrección.

La dedicá de una levantá.

Un izquierda alante y detrás atrás.

Una bambalina golpeando un varal.

Las Penas bajando Calle Real.

Mujer de mantilla sujetando un rosario.

La Caridad llegando a su barrio.

En el Encuentro, La Legión.

Y en Teniente Pacheco, Flagelación.

Sentido y sencillo, quizás hasta fácil para alguien que como subrayó el pregonero del año anterior ha “crecido bajo un paso”. 40 años viviendo en el mundo cofrade. Tras la breve reseña personal de cómo vive y como siente Bautista la Semana Santa Ceutí, el pregonero pasó, como es habitual a loar y repasar procesión por procesión para honrarlas y animarlas para las estaciones de penitencia que comenzarán el próximo domingo con la Pollinica.

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