Dentro de las preferencias de las coscas calabresas de la Ndrangheta y de los clanes de la Camorra napolitana, España ocupa un lugar ideal para residir, por las facilidades que brinda su sistema legislativo y la permisividad de la normativa penitenciaria. El libro «Mafia export», del ex presidente de la Comisión Antimafia Francesco Forgione, alerta sobre la globalización del crimen. Los alemanes tienen más de un motivo para estar preocupados por la infiltración cada vez más numerosa de familias criminales que han elegido sus ciudades para instalarse. La visión reducida del problema de que si no hay sangre no hay mafia saltó, además, por los aires con la masacre de agosto de 2007 de Duisburgo, una ciudad situada estratégicamente cerca de la frontera entre Bélgica y Países Bajos y principal punto de entrada de cocaína en Europa. La Policía federal alemana ya tenía entonces en su poder el exhaustivo informe San Luca, con un análisis riguroso sobre las actividades de la mafia calabresa en todo el país, pero el problema era percibido esencialmente como italiano.

La mentalidad no es que haya cambiado mucho desde entonces y eso es lo que no deja de denunciar el sociólogo y escritor calabrés Francesco Forgione, ex líder parlamentario de Rifundazione Comunista, presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia italiana en la etapa de Romano Prodi y autor de «Mafia export», primer atlas mundial de operaciones de la peligrosísima 'Ndrangheta calabresa, la Camorra napolitana y la Cosa Nostra siciliana. Forgione demuestra cómo los mafiosos han colonizado un mundo que les es favorable por el poder corruptor del dinero que obtienen de la droga y de otros tráficos ilícitos y que lo reinvierten en negocios respetables con la colaboración de los bancos y la pasividad de las autoridades. En sus conversaciones telefónicas los criminales calabreses, napolitanos y sicilianos se refieren a España como «la tierra de los toros» cuando tienen que acordar una cita entre ellos o con capos de los cárteles sudamericanos de la droga. «La tierra de los toros» es un bonito lugar de encuentro, donde la Policía española, obligada desde hace décadas a combatir el terrorismo, no tiene como prioridad la lucha contra el crimen organizado italiano. El «boom» del mercado inmobiliario de los ultimos años ayudó también a ensanchar el pedazo de paraíso. Nada mejor que la salvaje especulación de la costa mediterránea, devastada kilómetros y kilómetros, para recordarles su casa: el mezzogiorno. Los camorriostas, según recuerda Forgione, sienten verdadera predileción por España. Hasta el momento de su captura, 34 prófugos de un total de 74 repartidos por el mundo vivían aquí. En plena ruta de la cocaína y del hachís, la península Ibérica es una zona franca donde los clanes y las coscas han establecido alianzas estratégicas de la droga e invertido en negocios que les hacen aparecer como ciudadanos respetables. Fuera e incluso dentro de la cárcel.

 

El Autor

 

Francesco Forgione Iniciado en política desde muy joven, pertenece al PCI y es miembro de la Cámara de Diputados desde el año 2006. Fue nombrado presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia, y es profesor de Historia y Sociología de las Organizaciones Delictivas de la Universidad Dell´Aquila.