Cerca de 150 jóvenes marroquíes con multitud de carteles con el rostro del porteador tetuaní Abdul Rahman Sheikh, que falleció el pasado jueves tras incendiarse a lo bonzo en el paso fronterizo de Ceuta, se han concentrado este lunes a las 13.00 hora española ante las instalaciones de la frontera del Tarajal en el país vecino para denunciar la “corrupción” de sus aduaneros y reclamar la intervención del Rey alauita, Mohamed VI, contra sus prácticas.

La movilización se ha prolongado durante cerca de una hora entre gritos en árabe y ha terminado sin ningún arresto ni interrupciones en el tránsito de peatones y vehículos por la frontera del Tarajal. Los congregados, convocados por diferentes asociaciones civiles y de defensa de los Derechos Humanos radicadas en Tetuán, la capital del antiguo Protectorado español, también han reclamado la apertura de una investigación policial para encontrar a los culpables del fallecimiento de Sheikh.

El joven de 23 años murió la madrugada del miércoles al jueves pasado en la unidad de quemados de un hospital de Casablanca después de que la tarde anterior se prendiese fuego tras rociarse con alcohol en el paso fronterizo de Bab Sebta, donde supuestamente le fueron quitadas las mercancías con las que pretendía entrar en Marruecos.

El Gobierno del país vecino nunca ha aceptado las reivindicaciones españolas para habilitar una aduana comercial en la frontera de Ceuta, que a diferencia de la de Melilla carece de ella. Ello supone que todo el tránsito de productos desde la localidad española hacia el Reino alauita es, a ojos de éste último, oficialmente contrabando.

Sin embargo, las autoridades marroquíes permiten ‘de facto’, a cambio de pequeños sobornos según los propios porteadores, que miles de hombres y, sobre todo, mujeres, crucen la frontera hasta media docena de veces cada día cargados de bultos que llevan a su país para surtir los mercados de las provincias de Tetuán y Tánger con mercancías que, de otra forma, tendrían que gravarse con los correspondientes tributos de importación.

Hace un año, cerca de veinte gendarmes y aduaneros del paso de Bab Sebta (la denominación marroquí de la frontera del Tarajal) fueron detenidos y removidos en sus destinos bajo la acusación de corrupción.