El presidente de Ceuta, Juan Vivas, ha recibido este jueves en el Salón del Trono del Palacio autonómico la Medalla de las Cuatro Sinagogas Centrales que le ha concedido el Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén. Se la ha entregado el historiador Abraham Haim, anterior presidente de la institución judía más veterana en esa ciudad santa, por su apuesta institucional, “su firme liderazgo”, por la interculturalidad en un tierra “donde sus diversas comunidades religiosas no solamente coexisten, sino que conviven en tolerancia, paz y colaboración entre sí”.

“Si la Medalla pretende distinguir la actitud en favor de la convivencia para mí es un honor recibirla, pero le pertenece al pueblo de Ceuta, a todos los ceutíes de toda condición, de todas nuestras confesiones y comunidades que han hecho del respeto al otro y el aprecio al diferente una manera de vivir compartiendo”, ha señalado Vivas en su intervención, “porque la convivencia es una cualidad que nos hace mejores, nos enriquece como seres humanos y nos da prestigio como sociedad”.

“Esta idea se maduró con el correr del tiempo”, ha explicado Haim sobre la propuesta de conceder a Vivas esta distinción, que previamente han recibido otras personalidades como Felipe VI, Mariano Rajoy o José María Aznar. “No se puede negar que en Ceuta hay convivencia, que es más que coexistencia”, ha destacado para ensalzar los méritos del presidente de la Ciudad antes de hacerle entrega de un símbolo “mínimo, porque usted merece mucho más”.

El líder del Ejecutivo local se ha confesado “emocionado”, “agradecido” y “satisfecho” y ha repasado la secular relación de Ceuta con su Comunidad Israelita, “sin la que la ciudad no sería lo que es”. “Sin el concurso y el empuje de algunos de sus miembros la Ceuta que hoy conocemos no existiría: como prueba más evidente, el Paseo del Revellín, pero también por los valores de emprendimiento, de esfuerzo y trabajo, de adaptación a los cambios…”, ha reseñado.

Vivas ha enfatizado que “esos principios tienen hoy más vigencia que nunca en estos momentos de dificultad para afrontar los grandes retos que como sociedad tenemos planteados”. “La cultura sefardí está en nuestras raíces profundas y diversas, ibéricas y mediterráneas, es indisoluble de lo que fuimos y somos”, ha añadido el presidente, que la ve “viva y pujante en su empeño por cuidar la lengua que guarda como un tesoro, en las tradiciones, en los apellidos, en la manera de cantar y rezar y en nuestra querida Ceuta”.