Los espacios públicos están para usarlos, está claro, y cuánto más flexibles se sea con ellos mayor rendimiento y satisfacción para todos. Pero quizás estaría bien poner cierto límite. Este domingo se generó una de esas situaciones que invitan a reflexionar. Dada la celebración mayoritaria de la carrera de la Vuelta al Hacho muchos de los que bajaron al centro a participar lo hicieron en moto, algo bueno puesto que contamina menos que el coche y no congestiona el tráfico, si bien, en su mayoría aplastante optaron por estacionar sus vehículo de forma mayoritaria en la acera de la plaza Menahem Gabizón, la que se abre entre Jaúdenes y Gran Vía.

Se contaban por decenas las motos estacionadas en esta plaza copada normalmente por las sillas de los establecimientos de hostelería de la zona y que este domingo por la mañana se había convertido en un parking improvisado para motos.

Sucede que las motos cuentan en la propia calle Jáudenes con una zona delimitada para su estacionamiento exclusivo; y esa zona apenas a cien metros de distancia de la plaza Menahem Gabizón, en el otro extremo de la calle permanecía vacía –sólo tres motos, donde habitualmente entran cerca de la veintena- a la misma hora.

Fe de erratas: Por un garrafal error, en un principio tanto en el titular como en el cuerpo de esta fotodenuncia se recogía el nombre de la plaza como Manuel Gabizón caundo debería haber figurado Menahem Gabizón. Rogamos nos disculpen.