Prolifera el urbanismo sin control en la zona de Huerta Molino ante la impotencia de las autoridades

photo_camera Así era la zona en 2015

 

- La evolución de este urbanismo se ve de forma clara comparando fotos de la zona de Huerta Molino de hace sólo un año y de las últimas semanas 

- Donde debería haberse levantado un polideportivo, según ordena el Plan General de Ordenación Urbana vigente proliferan viviendas en el último año

- A pesar de exister denuncias de vecinos de la zona y de haberse hecho eco de la situación varios medios de comunicación las autoridades no han sabido ponerle freno a la situación

Si usted es uno de los afortunados que ha suscrito una hipoteca para comprarse una vivienda en la Ciudad Autónoma de Ceuta ha tenido que pasar obligatoriamente el trámite de solicitar permiso a la Delegación del Gobierno para garantizar que el inmueble no interfiere en las necesidades de Defensa. Este trámite es exclusivo de Ceuta y Melilla, una de las peculiaridades que siempre salen a relucir en los discursos de las autoridades. Sorprende que a pesar de tanta precaución la ciudad “está trufada” de construcciones ilegales, tal y como reconoció hace pocas semanas, el propio portavoz del Ejecutivo de Vivas, Jacob Hachuel.

El problema no parece exclusivo de Ceuta, otros municipios han suscrito acuerdos con el gigante Google, para que sea su satélite el que juegue a las diferencias y notifique al ayuntamiento donde se está construyendo un problema.

En Ceuta, ni las denuncias ciudadanas ni tampoco las públicas parecen surtir efecto alguno. Así la zona de Huerta Molino y Pasaje Recreo sigue degradándose, mientras ni Ciudad ni Delegación, ni Fomento, ni Urbanismo, ni Policía Local ni Guardia Civil pueden ponerle freno a la situación. Una auténtica constatación de impotencia que llama a tomarse la construcción por su mano y levantarse una mansión en el primer solar libre que uno encuentre como los pioneros en el Oeste Americano.

Da igual lo que dijera el Plan General de Ordenación Urbana, que preveía un polideportivo, viviendas y un centro educativo además de viales que contribuyeran a ordenar el caótico tráfico local, como el que está a medio hacer entre Recinto y Calle Real. La zona sirve hoy para rodar escenas de la serie El Príncipe y siguen proliferando las construcciones de dudosa legalidad y se siguen usando amplias parcelas como vertederos incontrolados. Tampoco aquí la Policía Local es capaz de hacer nada.

Mientras tanto además, el Gobierno es incapaz de dar una explicación coherente a las razones que han llevado a descartar de su plan de inversiones la terminación por ejemplo de ese vial entre Recinto y calle Real. Mientras el Plan General de Ordenación Urbana sigue en el taller, a la espera de que se apruebe definitivamente con las enmiendas incluidas y bordeando el límite del plazo que obligaría a empezarlo de nuevo. En la zona otro asunto está judicializado a la espera de un peritaje que determine si la empresa Edificios Clásicos (familia Buláix) lleva razón en su renuncia a la parcela que ganó en subasta, creyendo que podría levantar 100 viviendas, y por tanto, de llevar razón apenas se podrían levantar 20, o si la lleva el Ayuntamiento que sostiene que la puja fue por “un cuerpo cierto”, aunque ni el propio consejero de Fomento se atreve hoy a decir cuántas viviendas se pueden construir en la parcela, en la que cualquier día alguien decidirá levantarse un palacio, un garaje, una casa de aperos de labranza o un club social.

Las fotos tomadas en marzo de 2015 y renovadas ahora en marzo de 2016 revelan hasta tres construcciones nuevas. Algunas han surgido en las últimas semanas a una velocidad que habría evitado muchos problemas de haberse aplicado a algunas obras públicas. Sobre algunas pesa denuncia ante Fomento y la unidad urbanística de la Policía Local. Las tres siguen estos días activas y trabajando en rematar y mejorar lo construido.

El Juego de las diferencias

Y el ejemplo cunde y llega hasta la mismísima calle Real. Donde el ático de uno de los edificios recreció hace ya un año y a juzgar por la marca en la fachada y las desiguales ventanas no era la primera vez que lo hacía. El recrecimiento puede incluso poner en peligro la estructura del edificio o las viviendas de las plantas inferiores que en ocasiones ven como por el mayor peso que soportan los muros y las columnas pueden aparecer pequeñas grietas en las paredes.

Unas marcas de color que pueden observarse también en el tejado de esa nave, taller que ha recrecido en las últimas semanas.

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