INFORME DE SEPTEM NOSTRA

El alga invasora que vino de Japón se hace fuerte en la Bahía Norte

El alga invasora que vino de Japón se hace fuerte en la Bahía Norte
algas Calamocarro
Playa de Calamocarro cubierta de algas pardas.

Desembarcó en Francia a lomos de una exótica ostra japonesa que ha comenzado a cultivarse en Europa. En las cochas de estas delicias orientales viajan adosadas las larvas de la Rugulopterix Okamurae, una macro alga parda, la especie invasora más agresiva. Llegó al Estrecho en otoño de 2015, poco más de un año después ya domina la Bahía Norte desde los 10 hasta los 40 metros de profundidad cambiando el paisaje de los fondos marinos ceutíes y ahora amenaza con conquistar también la Bahía Sur, lo que, advierten desde Septem Nostra, pondría  , poniendo en peligro un ecosistema formado por algas autóctonas  de hasta dos metros que dan refugio a múltiples especies y sirven de depósito para sus larvas.

Son, a grandes rasgos, las conclusiones del estudio que viene realizando Septem Nostra sobre la invasión de algas que arribó a en el litoral Norte el pasado verano cubriendo las playas desde Benítez a Calamocarro. Un estudio financiado por los Ministerios de Medio Ambiente y Fomento, la Universidad de Alicante, Ecologistas en Acción, Centosub, TMEDnet, Oceanidas, GestemaSur y Makerel Medioambiental SL.

Un estudio que, lamentan, no ha recibido la atención necesaria de la Administración local que, confiesan, les ha decepcionado. Siguen sin noticias de la Consejería de Medio Ambiente y de su consejero, Emilio Carreira, al que emplazan a dejar a un lado “inquinas” personales y concertar una reunión informativa para sentarse con ellos y abordar el problema. “No necesitamos dinero, el estudio tiene financiación, sólo queremos compartir a información”, aclara el biólogo marino Óscar Ocaña.

Una plaga que no se ha ido, advierte Ocaña, que ya las ha detectado en la cala del desnarigado. “El alga sigue muy fuerte entre 10 y 40 metros de profundidad”, de momento, no ha entrado en la Bahía Sur lo que, a su juicio, “sería dramático” para un ecosistema estable. Y es que este alga, especialmente agresiva, capaz de imponerse al resto por su rápida capacidad de crecimiento, ha encontrado en este lado del mundo un lugar perfecto para su desarrollo. El “cambio global” -como prefiere denominar Ocaña al cambio climático- y el exceso de tráfico marítimo en el Estrecho han atraído a esta especie que ya ha empezado a cambiar la fisonomía de los fondos marinos.

José Manuel Pérez Rivera urge a tomar medidas, aunque sea “desde una perspectiva egoísta”. Hay reservada ya una partida de 200.000 euros para la limpieza de las playas este próximo verano, los pescadores ya apenas recogen poco más que este alga parda en caladeros como el de Punta Almina, lo que es un indicio de que la Rugulopterix Okamurae está conquistando territorios más allá de los 40 metros de profundidad.

Y no hay manera de pararla. “Sólo podemos aprender de ella”. Pese a todo, subraya Ocaña, no pretenden ser pesimistas. Él mismo tiene la esperanza de que el alga autóctona pueda con la invasora en la Bahía Sur, al ser más larga y robusta puede dar demasiada sombra a la foránea impidiendo su crecimiento. Lo que sí tienen claro es que no hay una solución mecánica o tecnológica, la clave está en el estudio, en el conocimiento.

Rugulopterix Okamurae OK

El alga invasora que vino de Japón se hace fuerte en la Bahía Norte


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