La Consejería de Medio Ambiente ha sacado a concurso de licitación la sustitución de las luminarias por nuevas instalaciones LED para el ahorro energético en el distrito 11, en las barriadas General Carvajal, Santiago Apóstol, Juan XXIII y Juan de Juanes. Un contrato valorado en algo más de medio millón de euros (556.886,05 euros) para el incremento del rendimiento energético del alumbrado público.

Es uno de los primeros pasos de un plan que supondrá cambiar la práctica totalidad de las luminarias que forman el alumbrado de la ciudad y para la que se contará con un presupuesto de 4,6 millones de euros, de los que el 80%, algo más de 3,7 millones, se cargarán a los Fondos FEDER, mientras que el resto lo aportará la Ciudad Autónoma. Según un estudio de Procesa, el total de luminarias del sistema de alumbrado público asciende a 11.474 luminarias y que la experiencia en sustitución de la luminaria convencional a Led ya ha 18 sido iniciada, “con este planteamiento la ciudad alcanzaría prácticamente el 86% de la luminaria de alta eficiencia, apoyada con sistemas auxiliares que garantizarían su máximo rendimiento”. Solo en el distrito 11 la Ciudad tiene registradas  626 luminarias y 294 farolas.

Según las estimaciones de la Consejería de Medio Ambiente, gracias a este proyecto de sustitución de luminarias, en 2020 la factura de la luz para la administración pública se habrá reducido en más de un millón de euros, una iniciativa que ya se ha comenzado a llevar a cabo y que se prolongará durante los próximos tres años. 

Ventajas de las luces LED

Los Diodos Emisores de Luz (LED: Lighting Emiting DIode) están basados en semiconductores que transforman directamente la corriente eléctrica en luz. No poseen filamento, por lo que tienen una elevada vida (hasta 50.000 horas) y son muy resistentes a los golpes. Además, son un 81% más eficientes que las lámparas de mercurio (un 90% si son regulables) y un 65% más eficientes que las de sodio de alta presión (74% regulables). La luz blanca led tiene la posibilidad de transformar el paisaje urbano nocturno, no sólo desde el punto de vista estético, sino también desde la perspectiva de la seguridad y la eficiencia energética. Usando la luz blanca se puede reducir el coste de explotación – además de las emisiones de CO2, que se sitúan a un nivel inferior al que nunca se habría imaginado- y se obtiene una calidad de iluminación superior.