La formación localista Ceuta Ya! ha presentado este miércoles por la mañana una de las propuestas que planteará al Pleno de la Asamblea de Ceuta en su sesión ordinaria correspondiente al mes de septiembre que se celebrará este viernes y que incide en lo que ya parece ser uno de los ejes de sus políticas, la calidad de vida de las personas mayores. En concreto pondrá el foco en una de las lacras que sufre este colectivo en los tiempos modernos, la denominada como soledad no deseada.

La propuesta de la formación que lidera Mohamed Mustafa pide en su parte dispositiva, que ha explicado la secretaria de Interculturalidad, Nayat Abdeselam, tres cosas muy concretas:

“Encargar la elaboración de un estudio, lo más amplio y detallado posible, que permita determinar el impacto del fenómeno de la soledad no deseada en nuestra ciudad. Elaborar un programa de intervención social para combatir los efectos de la soledad no deseada que incluya las acciones más adecuadas a las características de este colectivo en nuestra Ciudad, debida cuantificado”. Y por último: “Incluir dicho programa en los Presupuestos Generales de la Ciudad para 2023”.

Si usted no ha oído nunca hablar de la soledad no deseada, la secretaria de Igualdad de la formación, Julia Ferreras, ha dado un buen repaso a lo que es y cómo y cuánto afecta a las personas mayores. Para empezar una de cada tres personas mayores de 65 años “habla y expresa abiertamente tener ese sentimiento”. Por sexos, dentro de ese 33 por ciento afectado o consciente de sufrir soledad, son las mujeres las que parecen sufrir más, tres de cada cuatro. Traducido significa que aproximadamente una de cada dos mujeres de más de 65 años tienen ese sentimiento. 

Hay factores que influyen en ese sentimiento, pero sobretodo hay consecuencias en materia de salud: depresiones, tendencia a sufrir enfermedades mentales y también físicas. “Los efectos van más allá del sentimiento de soledad no deseada y del detrimento en la calidad de vida”, ha apuntillado Ferreras.

¿Qué factores ayudan a que ese sentimiento que acaba repercutiendo en la calidad de vida y en la salud de las personas mayores se produzca? “Barrios poco comunicados, poco accesibles, empobrecidos y con escasez de servicios públicos y de presencia de la Administración Pública. Llevamos tiempo denunciando el abandono que sufren nuestros barrios”, ha manifestado Ferreras.

Otro factor de riesgo, “Tener ingresos mínimos o bajos”. También en Ceuta se da y abunda esa circunstancia. E incluso la pertenencia a un grupo étnico acaba influyendo negativamente.

El repaso que ha ofrecido Ferreras se basa en un amplio estudio nacional publicado recientemente. Pero para afinar la necesidad de actuar con políticas públicas para paliar esta situación, lo primero es hacer un diagnóstico de cómo están las cosas en la ciudad, de ahí que la formación pida un estudio a fondo.

“Creemos que nuestra propuesta está fundamentada en una necesidad real e imperiosa que si nos empeñamos en mirar para otro lado empeorará”, ha avisado Ferreras. Como se aborda la cuestión con políticas públicas decidas, creando “barrios accesibles y bien comunicados” que permitan a las personas mayores “mantener el máximo tiempo posible” su “grado de autonomía”. Porque parte del sentimiento tiene que ver con sentirse autónomos y útiles o lo contrario y en eso ayuda un entorno que favorezca. Además de establecer acciones preventivas, con grupos de cuidadores, con agentes civiles en los barrios que hagan un “escaneo” de cómo viven estas personas mayores e incluso sirvan para dar la voz de alerta ante el ejemplo habitual y más sonado de esta soledad no deseada.

Ese ejemplo lo ha puesto el líder de la formación, Mohamed Mustafa: “La foto más cruel de la soledad no deseada es cuando nos despertamos con los medios de comunicación contando que algún vecino ha fallecido solo en su casa y llevaba días ahí sin que nadie lo supiera”. Un escalofriante retrato que por desgracia es habitual. 

Mustafa ha recordado además que la propuesta viene a dar continuidad a la que frustró el Gobierno de complementar las pensiones no contributivas, las más bajas con 100 euros mensuales. Una medida que tenía un coste global de un millón de euros para llegar a casi un millar de abuelos de la ciudad y a lo que el PP y el PSOE se negaron.