INFORME

La entrada en la Unión Aduanera es un proceso de años, pero su sola petición es un hito

La entrada en la Unión Aduanera es un proceso de años, pero su sola petición es un hito
De Castro, Cañas y Vivas durante su comparecencia en Bruselas.

Ahora mismo ni tan siquiera hay consenso con Melilla para pedir la entrada, la ciudad hermana tiene más dudas que certezas y prefiere apostar por reforzarse con otras herramientas antes de pedir la entrada. Sí hay consenso en pedir la eliminación de la excepción Schengen


Al hilo de las conclusiones del informe presentado en el Parlamento Europeo este miércoles, tanto el presidente de Ceuta, Juan Vivas, como el de Melilla, Eduardo de Castro, y el eurodiputado, Jordi Cañas, han lanzado varias ideas y reflexiones sobre asuntos claves ahora mismo para definir cuál será el futuro de Ceuta: aduana comercial y frontera, entrada en la Unión Aduanera, la eliminación de la excepción Schengen o la equiparación de las dos ciudades a las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea. En todas esas iniciativas que ahora se quieren impulsar tras lo vivido en mayo de 2021, con la llegada de miles de marroquíes a la ciudad de Ceuta de forma irregular, subyace una idea, que es precisamente la que sirve para dar título al informe, más técnico que político. Ambas ciudades se tienen que apoyar más en España y en Europa: “Nuestro futuro económico no puede depender de Marruecos, tiene que depender de España y de Europa”, ha sintetizado Vivas.

De ahí que se quiera apostar, desde el Gobierno de la Ciudad, por movilizar cambios sustanciales en el estatus de la ciudad con decisiones de este calado, que en cualquier caso no son de hoy para mañana. El eurodiputado, Jordi Cañas, ha reconocido que entrar en la Unión Aduanera sería un proceso de “años”. Ese proceso además lo ha de validar la Unión Europea, pero lo tiene que impulsar el Gobierno de España ante las instituciones europeas, de ahí que se necesite su consenso y bendición para lograrlo.

Pero más allá de cuánto dure, tanto Cañas como Vivas han coincidido en subrayar que el mero hecho de decidir que se quieren incorporar, Ceuta y Melilla, a la Unión Aduanera, y realizar la petición es un hecho políticamente relevante y trascendental “Yo creo que la propia decisión de solicitar la incorporación ya tiene una trascendencia política enorme, y además creo que tiene que ir de la mano del Gobierno de la Nación cualquiera que sea su color político y estar respaldado por un amplio consenso político institucional y social”, ha explicado Vivas. “Inicia una senda y manda un mensaje”, ha apostillado Cañas.

Esa senda y ese mensaje es irreversible, y va en la línea de cortar de raíz cualquier otro intento de ambición anexionista por parte de Marruecos, si ya el pasado mayo de 2021, la resolución impulsada por Jordi Cañas y aprobada por el Parlamento Europeo, dejó claro que Ceuta es la Unión Europea, la mera solicitud de entrar en la Unión Aduanera, afianza ese estatus. Más allá de las consecuencias económicas que pudiera tener, que se prevén para bien.

Para garantizar que los cambios en el equilibrio económico no acaban generando una crisis, tanto Vivas como de Castro ponen condiciones, la fundamental que se garantice que el favorable Régimen Especial Fiscal (REF) del que disfrutan ambas sigue tal y como se hoy en día, se mantienen las ventajas y se suma otra más, la de estar dentro del territorio  aduanero de la Unión.

“Nosotros consideramos que Ceuta tienen que estar integrada en la Unión Aduanera, pero ponemos una condición que nos parece fundamental, es que esa integración se produzca manteniendo los aspectos esenciales del REF de nuestras dos ciudades que son vitales para su proyección futura”, ha explicado Vivas. Es algo en lo que coincide también en señalar el informe presentado en Bruselas este miércoles, un informe que es más técnico y jurídico que político.

Pero antes de nada, hoy por hoy parece que hay un consenso necesario que hace falta conseguir y que no hay que dar por hecho. Del discurso del presidente de Melilla, Eduardo de Castro, se deduce una enorme falta de entusiasmo por entrar en la Unión Aduanera. Y no parece probable que Melilla pudiera optar por quedarse tal y como está -“estancada” ha llegado a referir el periodista Ignacio Cembrero para definir esa apuesta por el inmovilismo en una pregunta- y Ceuta pudiera optar por la integración. Una diferencia de intereses aparentes que Vivas espera lograr salvar con “inteligencia” para aunarlos y que de nuevo correspondería al Gobierno de la Nación tomar la decisión final sea cual sea el resultado del diálogo.

Básicamente, Melilla prefiere apostar por dar pasos desde ya en conseguir implantar herramientas como la Zona Económica Especial, similar a una zona franca, para que llegado el momento de incorporarse a la Unión Aduanera pase lo que pase con el REF tener algo a lo que asirse para mantener las tradicionales ventajas de las que han gozado Ceuta y Melilla.

Frontera y Schengen

Además de Castro es partidario, igual que Vivas, que la frontera sea ya algo distinto de lo que era, evitar que vuelva el caos que tradicionalmente ha envuelto tanto la frontera de Melilla como la de Ceuta. Eso pasa por conseguir que las fronteras sean europeas a todos los efectos, tanto así, que de Castro no ha dudado en pedir la presencia de la agencia policial europea Frontex para desempeñar el control de mercancías en los pasos fronterizos: “Si hay una frontera europea, quizás la agencia Frontex tendría que estar allí para hacer que se cumplan las normas europeas”, ha referido de Castro.

Esa frontera europea pasa por la “normalización” de la misma, término que ha usado el presidente Vivas en reiteradas ocasiones al hablar del asunto. Esto pasa por la aduana comercial, pero también por eliminar la excepción Schengen:

“Nosotros en relación con Schengen  y la frontera queremos y creemos que la frontera de Ceuta debe de funcionar como lo que es como una frontera exterior de la Unión Europea. Esa normalización de la frontera, la entendemos a través de dos herramientas, aplicación del acervo Schengen sin excepciones por un lado. Y la otra, el establecimiento de la aduana comercial por parte de marruecos”, ha manifestado Vivas.

Y si para lograr la entrada en la Unión Aduanera el proceso se presenta largo, años, y complejo, la eliminación de la excepción Schengen no parece tan complicada. Si Ceuta y Melilla lo piden, y parece que hoy por hoy están dispuestas a hacerlo, aquí sin demasiadas fisuras, y el Gobierno de la Nación accede, el siguiente paso es ratificar esa decisión con la Unión Europea, algo que según todos los consultados en Bruselas no supondría problema. Más o menos la situación se resume a una norma no escrita en las políticas europeas, se entendería la decisión como un asunto de España, y si España lo considera así, lo normal es que ningún país se opusiera.

La aduana comercial depende más de la voluntad de Marruecos. El país ha mostrado su compromiso de apostar por esa fórmula al presidente, Pedro Sánchez, a raíz del acuerdo alcanzado hace apenas dos meses que anuncio el propio Sánchez en el Palacio Real de Rabat, donde anunció esa aduana comercial. Las conversaciones para darle forma “van lentas, pero van”, han reconocido fuentes de la Delegación del Gobierno en Ceuta.

Y es justo ahí donde quizás jornadas de trabajo como la de este miércoles en Bruselas tengan más sentido, dado que finalmente, ya no parece que sea sólo la apuesta de Ceuta y Melilla o la de España por lograr esa aduana comercial que normalizaría los pasos fronterizos, sino también la de la propia Unión Europea, al menos en cierto grado, lo que dificultaría más si cabe a Marruecos echarse atrás.

La medida y la apuesta por la ‘normalización’ de la frontera es compatible tanto con la apuesta de ‘Más España y Más Europa’ como con mantener unas buenas relaciones de vecindad de Marruecos. Se trata de no volver a depender en exclusiva del país vecino para el desarrollo económico, pero sin renunciar a que las buenas relaciones comerciales y sociales supongan también un plus.

Región especial o ultraperiférica

Otra de las cuestiones que propone el informe y que también tanto el Gobierno de Ceuta como el de Melilla están dispuestos a apostar por ello es iniciar el camino que lleve a considerar a ambas ciudades como territorios con estatus especial dentro de la Unión Europea, algo equiparable a las regiones ultraperiféricas.

“Creo que el hecho fronterizo singular, las dos únicas fronteras terrestres de Europa en África, a lo que se une la extrapeninsularidad, el reducido tamaño, la alta densidad de población, la escasez de recursos naturales, justifican que en el ámbito de la legislación, las políticas y los elementos financieros de la Unión Europea, Ceuta y Melilla tenga un tratamiento especial”, ha explicado Vivas.

El ser considerada como región ultraperiférica o similar conlleva importantes ventajas ante la Unión Europea, facilita la representación pero facilita la atención en forma de ayudas y políticas específicas. Hay un problema, no se cumple con uno de los requisitos, la distancia al continente. De ahí que Vivas y de Castro prefieran apostar por generar un tratamiento especial nuevo, basado en el hecho fronterizo, algo que sólo tienen Ceuta y Melilla en todo el territorio que conforma la Unión Europea.

Dado que parece difícil cambiar el propio Tratado de la Unión para dar cabida a Ceuta y Melilla como regiones ultraperiféricas modificando los artículos que así las definen a esas regiones y las condiciones que han de reunir.

De Castro ha apuntado otra vía, dado que ya hay decisiones resolutivas de la Unión que de facto reconocen a ambas ciudades como islas, y las islas también tienen de por sí tratos diferenciados. En una vía algo más engorrosa y técnica de seguir, pero menos política.

Nadie ha negado que Ceuta y Melilla estén ante algo difícil, pero nadie ha afirmado que sea imposible.

La entrada en la Unión Aduanera es un proceso de años, pero su sola petición es un hito


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