El 17 de mayo una multitud de personas desbordaba la frontera que separa a Ceuta con Marruecos. Un claro ejemplo de maniobra en la “zona gris”, una “estrategia híbrida” que busca hostigar al enemigo sin recurrir a la guerra., todo ello con el objetivo a largo plazo de anexionarse Ceuta y Melilla, ciudades que considera “ocupada” por España.  Así lo creen y así lo han reflejado los expertos Manuel R. Torres, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y Guillem Colom, profesor de Ciencia Política en la misma Universidad, coautores junto a Josep Baqués y Javier Jordán del informe “Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris”.

“Marruecos esta siendo cada vez más asertivo en su acción exterior, busca una aceptación del cambio en el status quiso de Sáhara Occidental y el elemento principal es utilizar a Ceuta y Melilla para presionar, para tomar la temperatura de para intentar cambiar inicialmente la posición de España, pero pensando en zona gris, a largo plazo, el gran problema es que primero es un asunto y después pueden venir los otros”, advierte Guillem Colom.

En primer lugar se debe asumir que estamos ante un escenario distinto, la relación bilateral con Marruecos debe basarse en otros cálculos”, reflexiona el catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. “Se debe mandar un mensaje muy claro de que hay actos que tienen consecuencias

Está aparentemente claro que Marruecos usa estrategias híbridas para presionar a España: medidas económicas, control del flujo de la inmigración, incluso simulacros de invasión, como sucediera en mayo. Pero, ¿Cómo defenderse de un ataque híbrido”.  Lo primero, subraya Manuel R. Torres, es saber que tienes un problema. Después, dejar claro que te ha molestado, sin ambages.  “En primer lugar se debe asumir que estamos ante un escenario distinto, la relación bilateral con Marruecos debe basarse en otros cálculos”, reflexiona el catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. “Se debe mandar un mensaje muy claro de que hay actos que tienen consecuencias, deterioran las relaciones con España y causan un perjuicio directo hacia Marruecos y estamos dispuestos a replantear nuestras actitudes y acciones hacia Marruecos, porque nos sentimos agredidos en cuestiones fundamentales cono es la soberanía y la protección de sus ciudadanos”.

Y aquí vino el primer fallo de España: “Lo que no tiene ningún sentido y generó cierta polvareda mediática es que en los días inmediatos al asalto de la valla de mayo en Ceuta, estaban pendientes de entrega una serie de todoterrenos y quads que formaban parte de un programa de cooperación con Marruecos para apoyarle en la labor de patrullaje y vigilancia de la inmigración irregular. Creo que eso, para empezar , había que dejarlo en suspenso. Esto esta basado en una relación de cordialidad e interés mutuo y por lo tanto queda en suspenso como tantas otras cosas hasta que se restablézcala la relación y la restablezca aquel que la ha roto. No es la parte agredida la que debe correr inmediatamente a pedir una especie de reconciliación sin haber sido responsable de actitudes que trascienden el ámbito de buena vecindad y de las relaciones cordiales”.

Esto esta basado en una relación de cordialidad e interés mutuo y por lo tanto queda en suspenso como tantas otras cosas hasta que se restablézcala la relación y la restablezca aquel que la ha roto.

Torres admite que España cometió una “enorme torpeza” acogiendo al líder del Frente Polisario, “pero por toda la razón que tuviera Marruecos para sentirse molesta, eso no justifica esas aciones de clara hostilidad como la que se llevaron a cabo no solo en mayo, sino también en años precedentes y las que van a venir, esto no ha acabado”.