Este jueves comienza "una nueva etapa en las relaciones con Marruecos". Eso al menos asegura el Gobierno de la Nación ante el viaje del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Rabat, donde se reunirá con el rey Mohamed VI .

La reunión se celebrará en el marco del "Iftar", la cena con la que se rompe el ayuno de Ramadán, con el Sáhara Occidental como plato principal y, presumiblemente con Ceuta y Melilla de telón de fondo. El escenario, la ruptura del ayuno, es un gesto especial, "un signo de amistad muy fuerte por parte del rey”, ha destacado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, artífice del giro en las relaciones con el país vecino.

Nada más se sabe de la agenda de Sánchez en Marruecos, donde llega después de que el Congreso de los Diputados, con la sola excepción del PSOE, haya reprobado el giro de España respecto a la autonomía del Sahara Occidental, que tras medio siglo ha decidido ponerse del lado de Marruecos y admitir que la propuesta de autonomía bajo dominio marroquí es la más “seria, creíble y realista”, asumiendo así la misma fórmula planteada por Alemania, Francia y EEUU.