El cierre de la frontera ha traído un sinfín de inconvenientes a la ciudad autónoma, algunos previsibles, otros imprevistos y que afectan a todas las capas de la sociedad, incluidos los excluidos, aquellos que rebuscaban en la frontera y volvían a Marruecos con lo que los ceutíes desechaban y tiraban al contenedor, muebles y enseres incluidos. Una costumbre habitual que ha quedado suspendida con el cierre de la frontera y que ha provocado la acumulación de este tipo de desechos en las calles de Ceuta. 

“No hay suficientes servicios o se ha quedado desfasado”, lamentaba Mohamed Ali, portavoz de Caballas, exigiendo un plan extraordinario par ala recogida de estos enseres. Un problema que tiene en cuenta el Gobierno, admitía la consejera de Hacienda, Kissy Chandiramani, pero para el que busca el mecanismo jurídico que permita su contratación, su realización con medios propios o bien su inclusiones un próximo pliego e condiciones para la adjudicación del servicio de limpieza pública viaria.