“Vivimos una época convulsa”, comienza esta entrevista la portavoz y diputada de MDyC, Fatima Hamed, que hace balance de tres años de legislatura enmarcados “en tiempos difíciles”. Comenzó con la entrada en el juego parlamentario de la ultraderecha, que cogió fuera de juego a la mayoría del arco de la Asamblea. Pandemia y crisis de mayo que han provocado cambios tanto de estrategia, como incluso en el discurso y que, no obstante, han dejado en grabados en el objetivo y la crónica política una unión inédita de casi todas las formaciones. Todas menos Vox.

Partido que ha establecido en su lista de prioridades uno de los objetivos para los de Hamed. “El plantar cara a esos mensajes de odio, racistas, homófobos, que se nos intentan sembrar en el seno de la Asamblea como representantes de los ceutíes”. Su quehacer diario es pararlos, reconoce la diputada, sin olvidar, remarca, su carácter localista “de lucha por los ceutíes”.

Hamed descarga en el Partido Popular parte de las alas con las que revolotea la extrema derecha, y deposita en los populares un debilitamiento, tanto político como electoral, fruto de los pactos que sendas formaciones establecieron a inicios de legislatura. “Llegó a asumir (el PP) como propios sus planteamientos, lo cual fue lo más peligroso que podía pasarnos”.

Mientras tanto, todas las formaciones activan el modo ‘precampaña’ Oficiosamente ya ha arrancado, y los partidos intentan jugar su mejor mano calculando cada movimiento. A menos de un año de, quizá, los comicios más disputados de la última década, la izquierda se planta ante la opción, por enésima vez, de concurrir en una gran coalición. Juan Gutiérrez fue el primero en tender la mano hace unas semanas de cara a armar una candidatura de unidad bajo las siglas socialistas. Sin embargo, las dos formaciones progresistas- MDyC y Ceuta Ya!-, salieron atropelladamente a manifestar pública y rotundamente su ‘No’. Quizá, demasiado precipitado, porque apenas han tenido que transcurrir dos semanas para que la diputada del Movimiento mesure sus palabras.

Enarbola su localismo como seña de independencia, mientras le achaca a los socialistas que su carácter de partido nacional, marcado por unos estatutos, le impida formalizar esa unión de la izquierda. No obstante, Hamed abre las puertas al diálogo y a establecer objetivos comunes.