Lejos de rebajarse la tensión, la ciudad parece empeñada en lanzarse a una espiral de paroxismo en la que todo contribuye a inflamar la situación un poco más. Así, los vientos sembrados por el líder nacional de VOX, Santiago Abascal, parecen haber originado una tempestad en lo personal para su portavoz en la ciudad, Carlos Verdejo, y alguien que firma como 'Unidad contra la injusticia Ceuta' ha lanzado una petición en la plataforma de activismo social Change.org para que deje de dar clase. A juzgar por su temperamento, si de él depende, lo llevan claro.

“Carlos Verdejo, Docente indecente, en Ceuta no puedes educar, FUERA YA” recoge bajo ese título una petición para que el hoy diputado de la Asamblea abandone la docencia.

“EN Ceuta vivimos muchas culturas, respetándonos y queriéndonos unos a otros. El señor Verdejo como diputado en la Asamblea está expuesto a los medios y en reiteradas ocasiones se ha pronunciado en contra de la mitad de la población ceutí que es musulmana, por lo tanto exigimos que esta persona no pueda ejercer como docente en Ceuta. No queremos en una ciudad multicultural, no puede haber un profesor con una ideología fascista”, recoge el texto que 'explica' la petición.

“Desde la plataforma Unidad contra la injusticia, Ceuta queremos que nuestros hijos de todas las religiones crezcan en paz y en felicidad sin que ningún profesor como Verdejo ensucie la inocencia de los niños”, termina la petición.

En un rato, ha logrado la adhesión de más de un centenar de firmantes. Y es que al tiempo se ha lanzado una campaña viral en contra del diputado, cuya actividad política y beligerancia contra la comunidad musulmana no es la primera vez que le pasa factura en la esfera de su actividad profesional. Él mismo denuncio haber sufrido acoso por parte de algunos padres de su centro en el pasado con el lanzamiento de objetos incluido.

La petición se desliza al terreno en el que la defensa de unas ideas, por histriónicas o extremas que sean, acaba traspasando la línea del respeto de la comunidad, para acarrear una fuerte reprobación de la comunidad y abre un nuevo debate sobre los límites de todo esto. Lejos de contribuir a la calma, agita más la atmósfera social en un momento de máxima tensión en la ciudad detonada por la acción de Marruecos de lanzar a su propia población y a los menores contra la ciudad. De momento la ofensiva por el Sáhara parece haber logrado dinamitar la convivencia en la ciudad por la actitud, prolongada en el tiempo, provocativa de unos y la respuesta de otros.