Juan Vivas ha aprovechado la primera oportunidad de la legislatura, la que le brinda una vez al año el Debate sobre el Estado de la Ciudad, para librarse un poco del corsé institucional que le ata la lengua en los Plenos y poner en su sitio al líder y al portavoz de Vox, Juan Sergio Redondo y Carlos Verdejo, el "dúo dinámico" de la ultraderecha, los conductores suicidas de un partido cuyo discurso lleva a Ceuta "al abismo".

El presidente ha escuchado otra vez al portavoz llamarle "traidor", "cobarde" y cómplice de los "promarroquíes", pero puesto a escoger armas para el duelo dialéctico ha desechado el insulto y elegido la clase para lamentar que Redondo carezca de "valor" para defender su proyecto de ciudad en sede parlamentaria.

"Usted y el señor Redondo", se ha dirigido a Verdejo, "me han dicho que soy un traidor, un hipócrita, un adicto a la mentira que carece de escrúpulos… Para teatro el que hacen ustedes dos, con un director-productor que apunta y un intérprete. Como les gusta la caza", ha proseguido, "aquí usted muerde y Redondo señala a la prensa".

Al presidente de Vox ha vuelto para, asumiendo que "aunque esté detrás del burladero, no es tonto", recordarle que con él al frente de la lista su partido perdió en las últimas autonómicas 1.500 votos con respecto a los obtenidos en las generales previas. Al revés, con Vivas de cabeza de candidatura el PP mejoró sus resultados "un 30%".

Es buena prueba, opina el presidente, tanto de que el silente templario no ha tenido tiempo ni de llegar al "ocaso" político en el que le sitúan a él como de que a los suyos les va mejor cuando "marcan las diferencias" con quienes se enorgullecen de ser llamados "machistas, fascistas o fachas".

"Cada día estoy más convencido de que hicimos lo correcto porque hay veces en las que hay que decidir quién es uno y de qué lado estar", ha dicho Vivas sobre su ruptura con Vox

Vivas se ha confesado alucinado con que Vox le impute responsabilidad en la organización de las tropas españolas y ha pedido al partido de los investigados por presunta incitación al odio vía Whatsapp (los que exigen respuestas pero no contestan, los que instan a dar ruedas de prensa y nunca han ofrecido una, los que afean "vivir de la política" y reclaman dedicación exclusiva para su compañero Ruiz) que respeten la presunción de inocencia en asuntos como de la compra de mascarillas, igualmente judicializado.

También ha repasado ante los negacionistas la efecividad de las limitaciones de movilidad y actividad dictadas para contener la pandemia, ámbito en el que Ceuta descolla por exiguas y les ha reprochado que se sumasen a las manifestaciones de hosteleros para afiliarse al "populismo" frente a "la salud de todos".

De frente por primera vez con quienes sostuvieron su Gobierno hasta diciembre, Vivas ha confesado que no se arrepiente de haber roto con ellos. Todo lo contrario: "Cada día estoy más convencido de que hicimos lo correcto porque hay veces en las que hay que decidir quién es uno y de qué lado estar: nosotros hemos optado por Ceuta y España: por la defensa de nuestra españolidad, por la solidaridad, por la Ceuta de las cuatro culturas y por la calma chicha”.

A renglón seguido, a la formación que le afea contar con muchos asesores cuando dispone de siete para cuatro diputados en la oposición le ha desgranado cada uno de esos principios: "La defensa de nuestra españolidad tiene que ser causa de todos los ceutíes con independencia de credo, origen y raza: no es bueno que un partido intente patrimonializarla llamando promarroquíes o cómplices a los demás, faltando a la verdad y minando la fortaleza de la unidad generando zozobra, inquietud, miedo e incertidumbre”, ha advertido a los que auguran que Marruecos "intervendrá militarmente" sobre la ciudad en cuando pueda.

“No es bueno", ha añadido, "que afirmen o insinúen que la mitad de la población de Ceuta no se siente española porque eso es lo que Marruecos quiere oír y eso es lo que nunca se había dicho aquí hasta que ustedes llegaron para hacernos un flaco favor". Tampoco chocar con el Gobierno central porque sea de otro partido, ya que "Ceuta necesita solidaridad estable, potente, decidida y enérgica del resto de los españoles".

"A Ceuta no se la puede querer excluyendo a una parte"

El presidente también ha expuesto que "la Ceuta de las cuatro culturas no es un eslogan publicitario ni retórico, es una realidad de la que todos los ceutíes nos debemos sentir orgullosos porque es lo que somos". "A esta tierra no se la puede querer excluyendo a una parte importante: la convivencia es un patrimonio inmaterial de todos los ceutíes y negar esa realidad es ponerle palos en las ruedas, conducirnos al abismo; se puede ser rotundamente España y defensor categórico de la diversidad cultural y la convivencia porque cuanto más las defendamos, más España seremos", ha defendido.

"A esta tierra no se la puede querer excluyendo a una parte importante: la convivencia es un patrimonio inmaterial de todos los ceutíes y negar esa realidad es ponerle palos en las ruedas, conducirnos al abismo"

Para terminar, ha recetado "prudencia, moderación, sensatez y equilibrio" para gobernar Ceuta. "Es más fácil dejarse llevar por la demagogia, los extremismos y el populismo, pero nosotros vamos a seguir apostando por eso porque es la única salida, porque ahí está la valentía, en la defensa de los principios y no en el populismo", se ha desmarcado de la ultraderecha, a la que ha pedido "más valor".

"Recapacite, que usted está a tiempo", ha terminado dirigiéndose a Verdejo en exclusiva, "y dígale sí a Ceuta y no al señor Redondo. Dígale sí", le ha pedido, "a la defensa de la españolidad de la ciudad entre todos porque la bandera estará muchísimo mejor custodiada cuantos más la portemos; dígale sí a tender puentes con un gobierno o un partido de distinto color, que es difícil hacerlo llamando al otro criminal; sí a reconocer que esta ciudad es multicultural y ello, patrimonio de todos desde hace muchas generaciones de respeto, convivencia y concordia; dígale sí a la fraternidad y a la moderación y no a leer los dogmas que le escribe otro".